Calidez vs Competencia. Cómo dividimos a la gente.

¿Cómo dividimos a la gente?

Amy Cuddy es profesora en el Harvard Business School, allí enseña cursos sobre negociación, sobre poder y sobre influencia.

Por: flickr.com/photos/olin_gilbert/16145468756/

Cuddy tiene muy claro cuáles son las dos cosas en que nos fijamos para juzgar a los demás. Son la calidez y la competencia.

La calidez se pregunta acerca de si esa persona es cálida o fría hacia mí. Es amiga o enemiga. Es un reflejo totalmente animal.  La calidez es lo primero que se examina y es lo más importante y realiza una lectura de las intenciones del otro, para comprobar si son positivas o negativas.

Después de la calidez, se juzga la competencia. ¿Cómo es alguien de capaz de llevar a cabo esas intenciones?

Queremos que los demás sean cálidos, pero nosotros queremos ser sobre todo competentes. Según Amy Cuddy preferimos ser “respetados a gustarle a la gente”.

Diferencias en la proyección de un acto

Cuando ves que una persona realiza algo de forma competente, tiendes a imaginar que hace el resto de las cosas igual.

Así puedes ver a alguien reparar un ordenador que no funciona, hacer un cocktail o organizar una fiesta de manera competente y pensarás que es competente en el resto de las cosas. Un acto de incompetencia no nos lleva a pensar que esa persona es incompetente.

Sin embargo en el caso de la calidez pasa lo contrario. Un acto de calidez (ayudar a bajar una maleta del tren) no nos lleva a pensar que se trate de alguien cálido. Sin embargo un solo acto de frialdad ( como actuar de forma despreciativa con alguien) sí nos lleva a pensar que esa persona es fría.

Para Amy Cuddy creemos que se puede fingir la calidez, pero que no se puede fingir con tanta facilidad la competencia.

Creemos que la calidez y la competencia están inversamente relacionados

Dice Amy Cuddy:

“La gente tiende a ver el calor y la competencia como inversamente relacionados. Si hay un excedente de un rasgo, infieren un déficit del otro. “En un contexto comercial, dice, esto significa que” cuanto más competente eres, menos agradable debes ser “. Y viceversa: alguien que parece realmente agradable no debe ser demasiado inteligente. “Este patrón es el opuesto al efecto halo: una ventaja en una dimensión implica una desventaja en la otra. La lógica inconsciente podría ser: si esa persona fuera competente, no necesitaría ser tan amable; y, por el contrario, la persona altamente competente no tiene que ser agradable, e incluso puede haber llegado a la cima al pisar a los demás.”

Los cuatro cuadrantes de las personas según la calidez y la competencia

La intersección de la calidez y la competencia genera cuatro tipos ideales (ver ilustración), un modelo que Cuddy desarrolló en los últimos años con Susan Fiske y Peter Glick, de la Universidad de Lawrence.

Este modelo es aplicable tanto a nuestra opinión sobre personas concretas, como a nuestra opinión sobre grupos de personas.

1.La mejor categoría, por supuesto, es cálido / competente; esa percepción evoca admiración y dos tipos de comportamiento: facilitación activa (ayuda) y facilitación pasiva (cooperación).

2.En el otro extremo, el grupo frío / incompetente provoca el desprecio y dos comportamientos marcadamente diferentes: daño pasivo (negligencia, ignorancia) y daño activo (acoso, violencia).

Un ejemplo de personas que están en este grupo es el de los económicamente desfavorecidos: los desamparados, los beneficiarios de la asistencia social, la gente pobre. “Se les culpa por su desgracia”, dice Cuddy. “Ambos se descuidan y, a veces, se convierten en el blanco del daño activo”. Los patrones cognitivos profundamente arraigados pueden preparar el camino para el maltrato. “Hay un área del cerebro, la corteza prefrontal medial (mPFC), que es necesaria para la percepción social”, explica. Investigaciones recientes de imágenes no mostraron activación del mPFC en respuesta a imágenes de personas sin hogar, señala Cuddy: “La gente ni siquiera los reconoce como humanos”.

3.Las personas y los grupos vistos como fríos / competentes evocan la envidia, y “la envidia es una emoción ambivalente: implica respeto y resentimiento”, explica Cuddy. La envidia también genera un comportamiento ambivalente.

Amy Cuddy dice que “si nos fijamos en los grupos que fueron blanco del genocidio, al menos en el último siglo, tienden a ser estos grupos” percibidos como fríos / competentes.En tiempos de inestabilidad económica, cuando el status quo se ve amenazado, los grupos en este grupo son chivos expiatorios: judíos en Alemania, personas educadas en Camboya, los tutsis en Ruanda”. En general , explica, este grupo “tiende a contener grupos minoritarios de alto estatus: se considera que tienen una buena suerte en la vida, pero hay cierto resentimiento hacia ellos”. “Te respetamos, hay algo que tienes que nos gusta, pero estamos resentidos contigo por tenerlo, y no eres la mayoría.”

Es interesante cómo Cuddy considera que en esta categoría se encuadran las personas que son objeto con más frecuencia de acoso sexual. El acoso puede convertirse en una forma de lo que Cuddy llama “daño activo”. “Es muy agresivo, no se trata de flirteo”, explica. “La creencia más generalizada es que las mujeres sexys son objeto de acoso sexual, como la secretaria sexy que muestra el escote. Pero los objetivos reales tienden a ser mujeres que son más masculinas y más exitosas. Parece ser una forma de daño activo dirigido a un grupo que es una amenaza, una forma de “ponerlos en su lugar” o incluso expulsarlos del medio ambiente “.

4.El cuadrante cálido / incompetente también evoca una emoción ambivalente: la lástima, que fusiona la compasión y la tristeza. Es más probable que las personas ayuden a los que están en este cuadrante, como los ancianos, pero también es más probable que los ignoren y los descuiden, dice Cuddy. Además, cuanto más fuertemente se incluye alguien en el estereotipo cálido / incompetente, más probable es que la gente ayude e ignore a esas personas. “Depende de la situación”, dice ella. “Si estás en una barbacoa en el patio trasero, es más probable que ayudes a la persona mayor. En la oficina, probablemente los descuidarás “.

Fuente: https://harvardmagazine.com/2010/11/the-psyche-on-automatic

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