A (casi) nadie le importan tus historias.

¿Crees que a la gente le importa lo que te ocurre?

En la mayoría de los casos la respuesta es “no demasiado”.

 

Ayer estuve cenando con unos conocidos. Durante la cena, uno de ellos, nos estuvo relatando historias suyas de épocas lejanas. Mientras él hablaba, noté como mi atención y la del resto de comensales vagaba por mundos lejanos, mientras nuestros ojos, prisioneros de la educación seguían fijos en él.

Él estaba dando por hecho que nos interesaba. O quizá le daba absolutamente igual que nos interesara o no. No es algo que le ocurra solamente a él. A todos en mayor o menor medida les pasa en ocasiones.

Hay una frase que dice algo así como: “no le cuentes las desgracias a tus amigos, a la mitad no le importará y la otra mitad se alegrará de que te hayan ocurrido”.

Por: flickr.com/photos/kenny_barker/4825315673/
Oh no, ya viene a contar de nuevo su historia.

La regla del interés ajeno. A (casi) nadie le importan tus historias.

 

Si quieres saber cuánto le interesa tu historia a una persona, toma tu interés, divídelo entre dos. El resto pártelo por la mitad, y de esa mitad toma solo el 50% por ciento.

O para que te quede más claro: el interés de los demás en lo que te ocurre es mucho menor de lo que tú crees. 

Algo bastante habitual es torturar a los conocidos con fotos de tus viajes, o con fotos de tus hijos. A veces por educación te escucharán durante un rato, pero no podrán evitar un cierto resentimiento por aburrirles.

Las cosas que son importantes para ti, no suelen serlo para los demás. Pero muchas veces lo olvidamos.  Vemos el mundo desde nuestros propios ojos, olvidando que cada persona ve el mundo desde los suyos. Toda mirada es subjetiva.

Para nosotros la importancia de las cosas es una, y para los demás es otra muy diferente.

Sin embargo, no es fácil recordarlo. Es fácil olvidarse de las prioridades de los demás y simplemente pensar en las propias. Por eso es conveniente establecer reglas de conducta.

Un ejemplo sería no enseñar fotos de tus viajes salvo que otra persona te requiera expresamente para ello.

Lo mismo es muy conveniente hacerlo con los hijos. No enseñes fotos de tus hijos ni cuentes historias de ellos salvo que alguien te diga que lo hagas.

No sobrevalores el interés de los demás. Así nadie estará deseando que te vayas para librarse de ti.

 

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6 comentarios en «A (casi) nadie le importan tus historias.»

  1. Me atrevería a decir que esa ‘educación’ está hasta mal. Es decir, ¿no es un poco hipócrita eso de ‘te estoy escuchando sólo para que llegue mi turno de hablar’? Puede ser mal educado y seguramente en el momento de recibirlo me escaldaría un poco la moral, pero para mi gusto es más respetuoso un sincero ‘no me interesa’, a tener que adivinar si te estoy aburriendo o no.
    No me voy a ir a nadar a un mar de lágrimas porque no te interese mi vida, me lo dices y ya está. Si tengo que suponerlo, haces que nunca sepa si te torturo o no. Igual te interesa, igual no… Y, como me parece entender que concuerdas al final, mayormente las probabilidades de que no importe siempre son mayores por lo que terminas por creer que todo aburre, ergo todo sobra, o te conviertes en un escucha mudo o te sientes mal a cada cosa que aproveches a decir.
    Sería más simple con un poco más de sinceridad. Vamos, creo yo.

    Buen artículo en todo caso, da mucho de qué hablar, un saludito ^^

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  2. Hablar de niños y enseñar fotos de viajes. Todos lo hemos hecho alguna vez! Es una manera de aburrir soberanamente a los demás a no ser que tengas una gracia innata que haga que los que te escuchan pasen un rato agradable y divertido.
    Las mamás que solo saben hablar de sus hijos son aburridísimas. He observado muchas veces que en esos cafés ” divertidísimos” que se suelen organizar en los coles para que las mamás se conozcan, se producen auténticas competiciones. Que si mi niño ya lee, que si el mío es graciosísimo, que si la mía está aprendiendo chino… No hay nada más insoportable. Pero confieso que me divierte escucharlas. Es una batalla por quedar por encima de las demás que esconde complejos de inferioridad y envidias. Yo prefiero ver fotos de viajes…

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  3. Bueno, no me acaba de convencer tu postura respecto a contar tus historias a los demás, una de las claves de tu artículo está en la introducción “en una cena con unos conocidos”, eran conocidos, no verdaderos “amigos”, considero que tengo poco amigos y muchos conocidos. Estoy de acuerdo en que muchas personas matan del aburrimiento a otros con sus monotemas de niños, viajes o trabajo, pero también he de decir que no soporto estar dentro de un grupo de conversación y que aparezca el silencio… en esos casos entro yo con la primera historia que me viene a la cabeza, espero que mis oyentes no se hayan aburrido durante mis intervenciones.
    Mi conclusión, para mi depende del interlocutor que tenga al frente para poder intercambiar este tipo de información cotidiana de la vida de cada uno.

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    • Pues para mí mínimo depende de la forma que tenga lo que compartas. El problema es que la gran mayoría de las historias que cuenta la gente no son historias interesantes. A todo el mundo le gusta una buena historia, sea de alguien conocido o no. Si alguien me cuenta que estuvo prisionero de una tribu de bosquimanos me va a resultar interesante casi seguro. Mientras que si alguien me dice que hizo un tour y se tomó un café con el guía me va a parecer aburrido sea quien sea el que lo cuente.
      Un saludo.

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