Comer con la vista.

Me viene a la cabeza la imagen de un niño con la cara pegada al escaparate de una tienda de dulces. Con la nariz tan apretada, que le hace desde lejos un poco de cara de cerdito. Mira los dulces, y en un gesto instintivo se relame. Es como si se estuviera comiendo los dulces con la mirada. Pero ¿es posible comer con la vista?

gominolas
Míralas durante 5 minutos y dejarán de apetecerte.

¿Como si? Igual no es solamente un símil.

En dos estudios de 2013 se ha analizado sí el mirar un determinado tipo de comida produce un efecto,  semejante a comerla. 

La prueba se hizo sobre más de 230 personas que miraron y evaluaron fotos de comida. La mitad del grupo evaluó 60 fotos de alimentos dulces. La otra mitad valoró 60 fotos de alimentos salados. Después todo el mundo comió cacahuetes salados y los valoró.

El resultado es que la gente que había mirado las fotos de dulces, valoró más lo salado que la que había visto las fotos de alimentos salados.

Por tanto el efecto después de ver las fotos es una disminución en el disfrute de comidas del mismo sabor. Es decir, que si te tiras dos horas viendo fotos de jamones, cuando te comas la loncha de jamón te va a saber a casi nada.

Según los autores el motivo es que imaginar una comida produce una simulación espontánea del sabor de la comida, es decir que es como si sintieras ese sabor, y eso por sí mismo es suficiente para que te sientas saciado.

 Reflexión

Sería interesante ver las múltiples implicaciones de este estudio. ¿Puede ser que mirando hamburguesas nos podamos hacer adictos a su sabor?, ¿ podría utilizarse una terapia de fotografías para evitar el comer en exceso?.

Incluso hay posibilidades en otros campos, y con una cierta analogía. Me planteo por ejemplo si se podría demostrar que el hecho de ver muchas fotografías de lugares remotos puede producir un cierto hartazgo y una disminución de las ganas de visitarlos.  Y la vista de cuerpos espectaculares para una persona adicta al sexo ¿podría producirle saturación y por tanto menos necesidad de ello?.

El ser humano tiene la capacidad de imaginar las cosas. Si imaginamos una situación peligrosa, podemos llegar a sentir una respuesta de miedo, y parte de los efectos físicos de la sensación de miedo.

La pregunta que me planteo es si el estar expuesto simuladamente a una situación, produce un deseo mayor de encontrarnos en ella o un deseo menor. Eso se podría aplicar a temas como a la violencia en los videojuegos. A veces se dice que los videojuegos violentos engendran violencia. Pero también sería posible pensar, por el contrario, que los videojuegos violentos sacian el ánimo violento de los jugadores, y por tanto los pacifican.

Es un tema muy interesante, y que no está resuelto de una manera clara. Espero que estudios venideros puedan aportar luz sobre estos temas.

Nota final: he hecho la prueba de mirar durante unos minutos las gominolas. No es científico claro. Pero mi sensación es que me apetecen menos que antes.  ¿Qué opinas tú?.

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6 comentarios en «Comer con la vista.»

  1. A mí ver, oler o incluso escuchar el nombre de una comida hace que me apetezca más. Muchísimas veces me ha pasado que alguien nombrara determinado plato y, al llegar a casa, no tener más remedio que cocinarla porque de lo contrario no iba a descansar.

    En cuanto a los juegos violentos, yo lo que veo es que se produce una insensibilización (puede que sea por un proceso mental similar al de las fotos de comidas dulces y saladas que cuentas). Igual que ocurre con las noticias violentas, al estar expuestos un tiempo a esta violencia, aumentamos el umbral de tolerancia a ella. No creo que los juegos sacien la necesidad de violencia de nadie, la violencia no es una necesidad vital, viene de la frustración en las necesidades básicas (los animales no tienen esa necesidad de violencia, por ejemplo). Y si esta violencia viene dada por causas físicas como la testosterona, se puede controlar practicando deporte.

    Creo que lo que pasó con los cacahuetes es eso, lo que estuvieron mirando fotos de alimentos salados, perdieron sensibilidad hacia este sabor, de ahí que no lo apreciaran y no porque dejara de apetecerles.

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    • Lo que pasa con la mayor parte de los experimentos es que se puede saber lo que ocurre, pero saber qué es lo que motiva lo que ha ocurrido es otra cosa. Los investigadores siempre tienen sus propias ideas pero son eso, ideas, y no pruebas de nada.

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  2. Yo no comparto esta técnica del como sí.
    No he hecho la prueba pero a mí ya podrían ponerme delante fotos de chocolate con churros y luego que me pongan delante una taza de chocolate con un cartón de churros y ya les explicaría yo si es lo mismo o no,si siento lo mismo 🙂
    Pienso que estar expuesto a una situación simulada de entrada nos provoca desear más estar en esa situación ¿ por qué? Porque no la hemos disfrutado aunque nuestra imaginación diga que sí.
    Creo que el niño no se marcharía voluntariamente de la tienda de chuches sin comerlas,por más que esté horas mirándolas e imaginando que las come.
    Un saludo

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    • Pues yo sí me lo creo. No a corto plazo de un par de segundos, pero creo que si estás 5 minutos mirando algo, al final te apetece menos. Aunque creo que voy a tener que hacer la prueba yo, para comprobarlo. Un saludo.

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  3. La imaginacion es parte del juego, lo dulce es parte de la necesidad imperiosa de la mente por conseguir un determinado objeto por que es llamativo, entonces surje el deseo, el deseo de tener mas de conseguir mas…Pero ocurre lo mismo cuando se tiene ese deseo o ese dulce, cuando se acabo el juego, es como las maquinitas si no metes mas monedas se acaba el juego. Game Over dirian los ingleses. Al final de cuentas comer con la vista es abrirse a los sentidos.

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