El cerebro hambriento. Hungry brain.

Te han dicho que no mezcles la carne con las patatas, te han dicho que no puedes comer pan, te han dicho que solo puedes comer por la mañana o por la noche, o los días pares.

Pero en realidad no es tan difícil. Stephan Guyenet en su libro Hungry Brain (el cerebro hambriento) te cuenta la verdad que no quieres oír.

Hungry brain

Lo que te hace engordar no es el tipo de comida sino el hecho de que tomas más calorías de las que gastas. 

Según Guyenet hay varios estudios que demuestran que , a igualdad de calorías, da prácticamente igual los macronutrientes que tenga tu dieta. Puedes comer grasas, proteínas o hidratos de carbono, que si comes las mismas calorías, engordarás casi lo mismo.

¿Significa eso que da igual lo que comas? No. Porque hay algunos tipos de dieta (como la alta en proteína o la baja en carbohidratos) que hacen que por el tipo de comida desees comer menos. 

Porque en realidad, ese es el problema, tus ganas de comer.

 

Las ganas de comer y las comidas sabrosas

Todos tenemos ganas de comer en ocasiones. Pero nuestro cuerpo está preparado para preferir determinados tipos de comida, como las azucaradas. Eso no era un problema hace miles de años, cuando no había tanta comida sabrosa y la que había tenía una composición natural.

El problema es que en la actualidad podemos producir comidas más apetecibles de lo que sería natural. Una hamburguesa de comida rápida sabe más rica que un filete, porque tiene productos añadidos que la hacen más apetecible.

Como deseamos ese tipo de comida basura, las empresas nos la ofrecen. Nosotros la demandamos y ellos nos la venden, en un círculo que hace que engordemos.

Nuestro cerebro

Lo esencial de la dieta es nuestro comportamiento. Y lo que influye en nuestro comportamiento son los mecanismos inconscientes que lo mueven. Si los conocemos mejor, podemos aprender a gestionarlos.

Dentro de nuestro cerebro hay muchos mecanismos que influyen en nuestra alimentación.

El Lipostat. Es una especie de termostato que tenemos en nuestro hipotálamo. Al perder grasa, perdemos una molécula llamada leptina, y sin ella necesitamos más comida para sentirnos llenos. Es como un mecanismo para hacernos comer más. Sin embargo, no funciona tan bien cuando engordamos.

El mecanismo de saciarse con menos calorías. Las comidas con una composición muy calórica nos llenan menos que las que tienen una más baja composición calórica.

El peligro de la variedad. Cuanta mayor sea la variedad de lo que comemos, más ganas de comer.

Ejercicio para querer estar delgado. Según Guyenet, aunque el ejercicio puede no ser siempre conveniente porque nos abre el apetito, muchas veces sí es conveniente. Y no solamente por las calorías que quemamos al hacer ejercicio, sino porque además, al ejercitarnos nuestro cerebro de alguna manera desea que estemos más delgados.

Adelgazar nunca ha sido fácil

Me parece muy interesante lo que comenta el libro. Evidentemente nunca ha sido fácil adelgazar, pero creo que es muy sencillo si partimos de ciertas premisas lógicas.

Nuestro cerebro está diseñado para un mundo muy distinto al actual. Un mundo en el que comer demasiado no era un problema. ¿Cuántos animales has visto en la naturaleza que tengan problemas de obesidad?

Los circuitos de nuestro cerebro no están preparados para decirte basta. Están preparados para decirte “por favor sigue”.

Tenemos que huir de aquellas comidas que engañan a nuestro anticuado cerebro. Tenemos que sacrificar el placer de comer cosas cuyo sabor no es natural. Tenemos que hacer la comida menos disponible y menos variada pero más natural.

Si lo piensas, cualquier dieta que funciona siempre es igual. Puedes comer lo que quieras pero solo si son verduras. Puedes comer cualquier alimento pero siempre que no mezcles casi ninguno. Al final, es todo lo mismo: Aburrir a tu apetito para salvar tu cintura. Y como casi todo, es una cuestión de hábitos.

 

Si te interesa el libro, a continuación tienes el enlace.

 


Fuente del artículo: https://www.scotthyoung.com/blog/2019/04/11/hungry-brain-review/

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