El minimalismo del deseo

Es muy frecuente escuchar la queja de que los seres humanos  siempre queremos más. Más cosas, más logros, más poder, más dinero. Y no es nada extraño escuchar que si no fuéramos así seríamos mucho más felices.

Pero ¿cómo podríamos conseguir no ser así?. ¿Hay algún remedio contra la tendencia natural a desear tener siempre más?. ¿Cómo podemos conseguir el minimalismo del deseo?

El origen del deseo de querer siempre más: la evolución.

Cuando hay algo que le ocurre a una sola persona es posible que sea un error, o una alteración de un sistema que debería funcionar de otra manera. Sin embargo cuando algo le ocurre a la inmensa mayoría de las personas, es muy probable que ese comportamiento obedezca a una finalidad genética determinada.

¿Por qué queremos siempre más?. La causa de que nunca nos demos por satisfechos es, en mi opinión evolutiva.  Es la forma en la que estamos hechos.

La evolución se mueve muy lentamente. Por eso nuestros genes actuales son los que habrían conseguido un mayor éxito hace miles de años. Los genes que habrían asegurado una mejor reproducción en una sociedad de cazadores-recolectores como las que había en aquellas épocas.

Los seres humanos de entonces vivían en un entorno muy diferente al actual. Entonces tener más cosas no era un lujo, sino una necesidad. Tener un hacha o no tenerla podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Tener comida suficiente almacenada era la diferencia entre morirse de hambre y no morirse de hambre. Tener una buena relación con los demás miembros de la tribu no era una cuestión de sentirse mejor por ser más popular, sino una garantía de que no ser expulsado de la tribu y arriesgarse a morir en soledad.

 La actualidad.

Lo que ocurre en la actualidad es lo que ocurre en muchas ocasiones con la evolución. Que los mecanismos que fueron útiles en un entorno tan hostil como el pasado, son bastante inconvenientes hoy en día.

El ejemplo típico es el azúcar. Nos gusta el sabor dulce porque en el pasado era difícil de conseguir. Una persona que intentara comer algo dulce tenía más posibilidades de sobrevivir y por tanto reproducirse que una persona que no lo hiciera.

Con el deseo de tener más cosas y de adquirir más poder ocurre lo mismo. Hoy en día no es necesario para sobrevivir tener más posesiones ni conseguir más poder, sin embargo está en nuestros genes seguir buscándolo. Y si no hacemos algo siempre seguiremos igual.

 

Cómo funciona el deseo de tener más.

 

Nuestra mente siempre está imaginando como sería la realidad si estuviéramos un paso por delante.

Sería algo parecido a

Realidad futura= Estado actual + beneficio futuro.

Por ejemplo: imaginas que tienes un coche nuevo. Y cuando lo imaginas lo que haces es  pensar en un entorno igual al actual y estando en las mismas circunstancias en las que estás ahora pero sumándole el coche nuevo ( que es el beneficio futuro).

Lo que creemos normalmente que es el futuro
Lo que creemos normalmente que es el futuro

 

Y es normal que pienses así, porque es la manera que tienen nuestros genes de conseguir que deseemos hacer lo necesario para progresar, sobrevivir y reproducirnos más eficazmente.

Sin embargo la realidad no es tan sencilla. Puedes obtener el beneficio futuro ( tener el coche) pero sin embargo cambiar las circunstancias actuales. Así puedes tener por ejemplo un problema que hoy no tenías.

Así que la fórmula más bien sería algo como

Realidad futura= estado futuro + beneficio futuro.

Es decir si consigues lo que deseas, lo tendrás, pero en un entorno que no será el actual sino el que corresponda a ese momento.

 

Lo que es el futuro en realidad
Lo que es el futuro en realidad

 

Aunque suene parecido es muy diferente porque el estado futuro no sabemos cuál es. Quizá , incluso, haya cambiado tanto para peor que el beneficio futuro no te resulte ya interesante. Quizá tengas el coche que esperabas pero resulta que tengas una enfermedad que te impida disfrutar de el.

El peligro de seguir esa manera de ver las cosas:

Si sigues el pensamiento de

Realidad futura= Estado actual + beneficio futuro

no conseguirás  llegar muy lejos.  Cualquier posible beneficio te resultará llamativo y te atraerá, generándote impaciencia por conseguirlo.  Y dejará de ser un deseo para convertirse en una necesidad.

No me entiendas mal, no estoy en contra de los deseos. De lo que sí estoy en contra es de los deseos que se convierten en necesidades, porque las necesidades se convierten en cadenas que te hacen esclavo de ellas y te impiden ser feliz.  

Así que hay que buscar una solución

Una nueva manera de ver las cosas: Cómo sería la realidad sin algo de lo que tienes ahora.

Para evitar que ocurra eso, te propongo un ejercicio.

Imagina como sería la realidad futura, no con algo bueno que no tienes ahora, sino por el contrario, sin algo bueno que ahora tienes.

Imagina por ejemplo cómo sería no tener tu coche.

La fórmula de ese ejercicio de imaginación sería

Realidad futura= estado futuro-beneficio presente.

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La cosa cambia mucho si lo ves así.  Seguro que si lo ves así aprecias mucho más lo que tienes ahora mismo.

Imagina que no está tu casa. Sería complicado vivir sin ella. Tendrías que buscar un lugar para alojarte, quizá más incómodo, quizás más lejano.

Imagina que no está tu animal de compañía. Seguro que podrías mirar el lugar donde dormía y sentir una enorme pena de que no estuviera ya ahí.

Imagina que te ocurre una desgracia o te detectan una enfermedad muy complicada. Tu visión de la vida cambiaría muy pronto y dejarían de importarte las cosas mínimas.

 Ambas maneras de ver las cosas son necesarias.

No soy partidario de maniqueismos. A veces es conveniente mirar la realidad de una forma y a veces de otra.

Si piensas en los posibles beneficios futuros que puedas obtener es más fácil que te motives para avanzar y para conseguir cosas. Y eso es absolutamente necesario.

Sin embargo se necesita un contrapeso. Una especie de bolsa de arena que impida que el globo ascienda demasiado. Y ese contrapeso es el mirar cómo sería la realidad si no tuvieras alguna de las cosas que tienes ahora. O aún más si no estuviera a tu lado alguna de las personas que tienes a tu lado ahora mismo.

Es curioso porque en principio parece que sería pesimista pensar en lo que ocurriría si perdieras algo importante. Pero si pruebas a hacerlo te sentirás mucho mejor con tu estado actual, porque aprenderás a valorar más las cosas  y aprenderás gratitud que es algo muy importante.

Seguro que si lo miras así, no te sientes tan ansioso de que llegue tu nuevo coche, o el próximo móvil, el nuevo puesto, o cualquier otra cosa que llame tu atención.

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4 comentarios en «El minimalismo del deseo»

  1. Si yo tengo un deseo haré todo lo posible para que se cumpla y no me refiero sólo a lo material.Me refiero a todo aquello que me proporcione placer. o disfrute,sea lo que sea,para mí es así de simple.
    La realidad que tenemos hoy, es un beneficio futuro de un estado pasado,y la tenemos que valorar como beneficio conseguido,pero es verdad que todo,incluidos nosotros mismos,es efímero,hoy está ahí pero puede no estar.Yo no me quiero quedar con la sensación de no haber disfrutado algo por pensar si lo necesitaba o no,nunca me he limitado en ese sentido y no pienso hacerlo.
    Creo que el beneficio está compuesto por una parte de deseo y otra de necesidad y cada cual pone sus proporciones.
    Si en un beneficio existe más proporción de deseo,nos creará más excitación pensar en él,nos mantendrá más vivos, nos proporcionará más placer,y sólo nos mantendrá infelices si pensamos que no lo conseguiremos.
    Si en un beneficio existe más proporción de necesidad, conseguiremos menos placer.
    Cada uno decide.
    los dibujos escuetos……pero a la vez geniales 🙂

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  2. Ivan excelente aporte.

    Pero no coincido del todo con lo de nuestra predisposición genética al deseo. No al menos a lo que llamamos “deseo” hoy en día. Hay también que reconocer que nuestros deseos y ganas de “tener más”han sido causadas y son causadas por el sistema de consumo en el que vivimos y por la publicidad en la que estamos sumergidos. Un ejemplo bastante simple nos lo pueden dar nuestros abuelos. Que hasta su época, más o menos, sus necesidades y deseos eran bastante básicos y no se hacían mucho rollo “deseando” el último modelo de tal o cual cosa. O ir al tal o cual restaurante. O comprar tal o cual marca de ropa. Ellos se preocupaban mayormente de deseos básicos (desde el punto de vista actual) Un lugar donde vivir. Educación para los hijos. Comida y algo de ropa. Lo que ha pasado con la manipulación mediática en los últimos cincuenta años nos ha llevado a sentirnos mal porque tenemos el iphone 5c en vez del iphone 5s y no vamos a parar hasta el upgraiding. Todo el sistema esta basado en sembrar la insatisfacción en nuestras mentes y corazones. Gracias a eso funciona. Y hay que referirnos al sistema capitalista en el que vivimos. Gracias a él pensamos y actuamos como lo hacemos. En India o Nepal o Africa las expectativas de deseo son completamente diferentes que en los Estados Unidos o Europa. La gente allá “desea” pasar el día y punto. Se conforman con eso. En otros lados como en Vietnam o Laos la gente es feliz sin nada. Su perspectiva es completamente diferente a la nuestra.

    Un abrazo.

    Excelentes dibujos…:)

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    • Mario gracias por tu comentario. Yo creo que lo que ocurre es que hay una tendencia o predisposición. Y que luego el sistema que existe actualmente, incide en esa predisposición y la convierte en un deseo difícil de resistir. No estoy en contra del sistema económico actual, que lo que hace es permitir con su mayor riqueza que surjan esos problemas de la riqueza en lugar de los problemas de la pobreza.
      Lo que sí suscita mi mayor rechazo es el mundo de la publicidad y los medios de comunicación, y la debilitación de la educación y el incentivo del aprendizaje, que juntos se mezclan para convertir a una gran parte de la población en una masa manipulable.
      En algunos países, sobre todo orientales es cierto que la filosofía existente ayuda a resistir ese consumismo. Sin embargo yo creo que la prueba de fuego es cuando existiendo la tentación la resistes. Es fácil no caer en algo cuando no estamos tentados. Lo complicado es resistir cuando la tentación es grande y está delante de nuestras narices.
      Un abrazo Mario.

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