Nos alegramos por los males ajenos más de lo que confesamos

Eres un fan total de la selección argentina y estás viendo un partido en el que tu rival más odiado (Brasil) juega contra un rival más indiferente (Perú).  Van empatados 0-0, y Brasil necesita al menos empatar para clasificarse, pero en el último momento se pita un penalti a favor de Perú. Perú marca el penalti y elimina a Brasil.

¿Cómo de contento estás con la desgracia de Brasil?

Por: flickr.com/photos/acmoraes/14443662801/

Nos alegramos por los males ajenos más de lo que confesamos

La alegría por los males de los demás se llama Schadenfreude ( alegría por las desgracias en alemán). Y la mayor parte de nosotros al imaginar la situación, sentimos esa alegría.

Pero ¿qué pasa cuando el acontecimiento ocurre realmente? En una investigación de 2018 [note] Schadenfreude is higher in real-life situations compared to hypothetical scenarios
Maria Luz Gonzalez-Gadea ,Agustin Ibanez, Mariano Sigman Publicada 11 de Octubre 2018
https://doi.org/10.1371/journal.pone.0205595 [/note] se pudo comprobar, porque la situación planteada como hipótesis ( la derrota de Brasil ante Perú) se dio efectivamente después.

Lo que ocurre es que nos alegramos aun más de las desgracias ajenas de lo que pensábamos que nos alegraríamos.

¿Por qué ocurre esto?

En general infravaloramos la importancia de las emociones que sentiremos ante una situación concreta. Es lo que se llama hot-cold gap (brecha entre lo frío -lo imaginado- y lo caliente – lo que sentimos en realidad).

La Schadenfreude no es una excepción. Sentimos más de la que creíamos que sentiríamos. 

Pero además la investigación descubrió una cosa interesante. El odio al otro grupo ( en este caso a la selección de Brasil) determinaba una mayor Schadenfreude. Cuánto más odio tenían los sujetos a la selección de Brasil más se alegraban de su derrota, tanto en la imaginación como en la realidad.

Sin embargo, la sensación de pertenencia al grupo propio ( el sentirse parte de la afición de la selección argentina en este caso) no aumentó la Schadenfreude cuando se imaginaba la situación, pero sí la aumentó cuando la situación se dio realmente. 

 

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