El verano toca a su fin. Los amantes de las playas se dan cuenta de que lo que parecía que era el amor eterno se ha quedado en un romance finiquitado. Los vendedores de helados lloran ante la perspectiva de futuras ventas. El hortera del “tunning” lamenta el frío que le entrará por la ventanilla cuando la baje para poner a tope música electrónica. Y la golfilla de barrio, se entristece pensando en que las minifaldas de infarto estarán un poco fuera de lugar.
El final del verano.
El verano acaba y todo el mundo parece triste. Los niños que vuelven al colegio a seguir esquivando el conocimiento por todos los medios posibles, los taxistas que parecen tigres hambrientos sin turistas gacelas a las que hincar el diente.
Pero lo peor de todo no es eso. Lo peor de todo, es la omnipresente canción “El final del verano” del duo dinámico. Cuando el universo implosione, esa canción seguirá sonando. Seguro que “el Apocalipsis” si fuera rodado por Santiago Segura no podría tener una banda sonora diferente.
El otoño tiene cosas muy buenas.
Pero esto es entusiasmado.com. Y aquí no venimos a llorar las penas salvo que sirva para algo. El otoño tiene cosas maravillosas. Aquí van unas cuantas.
1) Los decibelios bajan en otoño.
Cualquier mamarracho se considera legitimado para hacer saber al universo que sigue vivo, mediante la emisión de una cantidad indecente de decibelios. Eso pasa todo el año, pero en verano mucho más. Cuando llega el otoño, el volumen baja y muchos mamarrachos entran ( esto sólo una sospecha) en un estado de hibernación.
2) Las hojas caen de los árboles.
Hasta un escritor tan lamentable como Antonio Gala sería capaz de hacer un poema viendo caer las hojas de un árbol. Saca tu vena poética y un cuadernillo, y conviértete en el nuevo Bécquer. Si hay una persona del otro sexo que se presta a escuchar tus versos después, no lo dudes, te quiere.
3) Las almas en pena vagan por las calles en busca de amor.
Lo del amor del verano está muy bien como recurso poético. Pero hoy en día cualquiera se piensa que es “digno de una emperatriz” o un emperador. Como la realidad es dura, los amores de verano no son tan frecuentes como se pensaría. Así que a la vuelta del verano, legiones de almas desencantadas buscan en los rincones de las ciudades, alguien con quien llorar las penas. ¿Te lo vas a perder?
4) Los blogs suben en visitas.
Claro, a mí tampoco me importan las visitas al blog sino la calidad de mi contenido y bla bla bla. A nadie le amarga un dulce, y en verano las visitas bajan mucho, porque la gente se empeña en ser pasto de medusas antes que ilustrarse mirando tu blog. Por suerte el otoño es una buena noticia para tu blog ( y mala para las medusas).
5) El porcentaje de personas que se presentan a tu vista con chancletas disminuye enormemente.
No tengo nada contra las chancletas. Si lo tengo contra las personas que son capaces de ir a una entrevista de trabajo en chancletas y pantalones de pirata. Salvo que sea una entrevista para pirata claro.
6) Se acaban las fiestas de los pueblos.
Lo malo de las fiestas de los pueblos es que cada pueblo se piensa que no hay nada mejor que sus fiestas. Y todas las personas del pueblo se convierten en evangelizadores de sus fiestas. Como “España y yo somos así señora”, la crisis no ha puesto punto final a las fiestas de los pueblos, pero el otoño sí acaba con ellas. O al menos con la mayoría. Tengo la intuición no comprobada, de que en invierno, desaparecen incluso los pueblos mismos. Pero no se puede saber a ciencia cierta porque nadie está allí para comprobarlo.
7) No hace falta depilarse.
Esta razón es falsa, y tan solo una trampa. De verdad crees que porque no sea verano no tienes que depilarte… avergüénzate. Si eres una mujer y tus piernas tienen más pelos que el pecho de torrente, empieza a pensar en emigrar a Alemania.
8) Se acaban los malditos anuncios de grupos de 50 amigos que se llevan genial y se dedican a realizar toda clase de actividades de alto coste.
Esos anuncios son, como casi todos falsos. La mayor parte de la gente hace los suficientes equilibrios para llevarse bien con los amigos que tiene y que cuenta con los dedos de una mano. Y no puede subirse a un globo con forma de elefante. Quizá como mucho se puede tomar un par de cañas y una ración de bravas. Es una buena noticia que nos dejen de tocar las narices con fantasías “buen rollistas”.
9) Empieza el fútbol.
El fútbol de verdad. No las puñeteras pachangas de verano. No los cotilleos eternos a ver si se ficha a Neymar o a Bale. Fútbol. De ese que cuenta, y que hace que te cabrees si pierde tu equipo y que estés contento como unas castañuelas si gana.
10) Se acabó el pasar hambre para mantener una buena estampa en bañador.
Final de la operación bikini. Ya no hace falta privarse de las tapas. “Con capas hay tapas” podría ser el lema del otoño y el invierno. Mientras más ropa lleves encima, menos estricta ha de ser tu dieta. Aún así no te pases, las formas redondas solo les sientan bien a los muñecos de nieve y no creo que tengas una zanahoria por nariz.
Seguro que tú sabes muchas más cosas buenas del otoño. ¿A que sí?.
1.vuelta a los vaqueros, esa prenda imprescindible y cómoda todoterreno.
2.cierrras la ventana y recuperas la intimidad en casa.
3.al salir de la ducha te mantienes limpio/a por un tiempo
4.por supuesto, lo de las capas y las tapas, es sagrado
5.té, sopas y otros líquidos calientes y reconfortantes
6.dormir por las noches, ya sin calor
7.bye bye, turistas!
8.planes nuevos y energías para llevarlos a cabo
9.actividad, actividades, estar activo/a
10.clima perfecto!!!!
Muy buenas tus ideas Anca. ¿Sabes que tienes bastante creatividad? Jajajaja.
Me ha encantado estada entrada sacándome una sonrisa. Por supuesto, adoro el otoño y cualquier estación en la que haga frío.
1. Abren los comercios de nuevo, ya que si no tienes pasta para irte a la costa, muérete de asco en el interior.
2. Vuelves a ver a los amigos (esos que sí tienen pasta para irse a la costa).
3. Sales a la calle a cualquier hora. Sí, en serio: a las 4 de la tarde, a las 5, y no mueres en el intento.
4. Ese momento de abuela en que tapas tus piernas con una mantita en el sofá, viendo una buena peli, comiendo palomitas y bebiendo cerveza. Lo más.
5. Vuelven las series (que luego veo por internet porque odio esperar a la semana siguiente. Sí, soy “serieadicta”).
No se me ocurre nada más que añadir, pero seguro que hay mil cosas más 😀
Muy interesantes tus aportaciones. Es curiosa la cantidad de cosas buenas que salen cuando uno se pone a mirar las ventajas en lugar de los inconvenientes. Y como según lo haces va cambiando tu actitud ante la situación. Un saludo Berquendel.
Una cosa muy importante es que ya puedes llevar la cartera en la chaqueta o la cazadora sin molestar en el bolsillo trasero del pantalón
Pues sí. Quieras que no es mucho más cómodo. Supongo que las mujeres al llevar bolso no lo notarán tanto, pero para un hombre, en verano es muy difícil llevar tantas cosas. Lo mismo de la cartera es aplicable al teléfono, sobre todo los de hoy en día que son auténticos “tochos”. Un saludo Javier.
-se acabaron las barbacoas a las 12 de la noche.
.se acabaron los chillidos de los niños hasta las 12 de la noche.
-se acabaron las largas colas en el super,la farmacia,la gasolineral,el paso de peatones…..
-puedo bajar a la playa con mi perro pq le encanta hacer agujeros en la arena
-se respira como mejor, hay mucha menos gente concentrada consumiendo aire.
-ahora el idioma predominante es el español,el alemán poco a poco se va desincrustando de mi cerebro.
-puedes pisar un chicle pegado al asfalto y levantar el pie sin que te cuelguen hilos.
-¿ dónde está Georgi dann??????
La verdad, no está nada mal !!. 🙂
Jejeje, lo de que se respire mejor no lo había pensado nunca. Pero igual que pasa con la cobertura del móvil, que cuando hay mucha gente, tiene menos fuerza.
Un saludo.
hoola
Pues a mi me encanta de septiembre, cuando lo vives en un pueblo, que la naturaleza te ofrece muchismas cosas. Moras, higos, uvas, peras, nueces, almendras, fresas,… Directo de la tierra sin necesidad del pasar por el super! Un lujazo!