Es una tarde de invierno. Hace un par de días que a Ramón le ronda la idea en la cabeza de cortarse el pelo. Por pereza o por falta de tiempo lo ha ido dejando, pero esta mañana se miró en el espejo y se dio cuenta de que no podía esperar más. Ahora al pasar por una peluquería cualquiera en la que nunca ha estado antes decide entrar.
“Querría cortarme el pelo” dice Ramón. La chica de la recepción le mira con una cara sonriente. “Muy bien señor, ¿quién le suele cortar el pelo normalmente?”. Ramón guarda silencio por un segundo. “Nunca me he cortado el pelo antes aquí” dice en una voz no demasiado decidida como si estuviera casi pidiendo disculpas por no haber venido antes. “Muy bien , siéntese un momento y ahora le atenderemos”.
Después de un rato leyendo una revista de moda hace 5 meses que no le interesa en absoluto, Ramón pasa a la silla en la que le cortarán el pelo. Allí está Rubén, que le corta el pelo. Al llegar a casa Ramón se mira en el espejo, y comprueba como le ha quedado.
¿Sabes como le ha quedado el pelo?
Porqué lo más probable es que le tocara el peor peluquero.
Es muy probable que a Ramón le tocara el peor peluquero de la peluquería. Ramón no sabe que peluquero es mejor y que peluquero es peor. La mayor parte de los clientes sí lo saben, con lo cual es probable que al menos una parte de ellos, insatisfechos con las experiencias con los peluqueros menos hábiles hayan pedido el cambio a otro peluquero, hasta llegar al peluquero más eficiente, o al menos huyendo del que lo es menos.
Si una parte de los clientes hace eso ( y es lógico que sea así) el peluquero más hábil tendrá más clientes, mientras que el menos hábil tendrá menos clientes. Con lo cual una persona que no tenga ninguna petición especial será posiblemente asignado ( para usar las horas de los peluqueros de la manera más eficiente) al peluquero menos hábil que será el que tenga también menos clientes.
Si después de alguna experiencia mala con el peluquero menos eficiente, decides no cambiar de peluquería pero sí cambiar de peluquero pasarás a ser un cliente más del peluquero bueno, dejando más tiempo libre al peluquero malo y menos al peluquero bueno.
El dilema del mal peluquero suele ocurrir en cualquier lugar.
En cualquier tipo de empresa en que se te haya de asignar a alguien, has de pensar que es probable que salvo que tengas claro a quien quieres que se te asigne, o te hayas quejado, o se te vea conflictivo, lo más probable es que te ubiquen con la persona menos solicitada, que será habitualmente la menos apta.
El otro día mismo tuve que llamar a una persona para que me arreglara el agua caliente. Vino un empleado de la compañía con muy pocas habilidades. Estuvo dando palos de ciego hasta que se marchó diciendo que tenía que volver a la semana, sin haber reparado el agua caliente y dejando las cañerías gimiendo como un grupo de plañideras.
Cuando llamaron de la compañía para retrasar la nueva cita varios días, me quejé de que quisieran ponerlo mucho más tarde, y además de la poca competencia de la persona que habían enviado. Como consecuencia, disminuyeron el retraso de la nueva cita y “oh sorpresa”, cuando llegó el nuevo técnico, resulta que no era el incompetente anterior, sino alguien mucho más hábil que de un plumazo recuperó el agua caliente, eliminó los ruidos de las cañerías y lo dejó todo impoluto.
Había tenido ante mis ojos un ejemplo claro del dilema del peluquero.
Críticas posibles al dilema del mal peluquero.
Es cierto que esto que comento no es algo científico. Es solo una sensación que creo responde a la realidad. Y es verdad que un empresario innovador podría decidir asignar automáticamente el mejor peluquero a los nuevos clientes, aunque eso le plantearía el problema de qué clientes antiguos reconducir al peluquero malo.
También es más que posible que el peluquero malo ponga un extra de interés en el nuevo cliente, consciente de su menor parroquia, y con la intención de que el cliente vuelva.
Todo eso es cierto. Pero en mi opinión no cambia la verdad esencial del dilema del peluquero, que ocurre en la mayor parte de los casos en que hay una situación así.
Todas las empresas buscan un beneficio(son instituciones con ánimo de lucro) y todas las empresas tienen una clasificación de sus clientes.
En función del valor que el cliente aporta a la empresa,es el valor que la empresa le aporta a él y viceversa.
Una empresa tiene que mantener a sus buenos clientes pero también tiene que captar nuevos buenos clientes.
De entrada no sabemos si el sr.Ramón será buen cliente o no,no conocemos sus recursos,pero creo que es un riesgo que yo no correría el hecho de asignarle al peor peluquero pq tendremos muchas posibilidades de que no vuelva y podríamos no ganar un buen cliente.
Yo tendría siempre de entrada un muy buen peluquero para estos casos de nuevos clientes,al mejor peluquero,pq es del todo seguro que la vinculación del cliente con recursos a la empresa dependerá del servicio recibido inicial y posteriormente y es muy cierto que nunca hay una segunda oportunidad para una primera impresión.Si se trata de un cliente sin recursos,siempre tendremos el beneficio de la publicidad gratuita que nos hará.
En tu caso,yo diría que si de entrada te hubiesen enviado al segundo operario,estarías contentísimo con la compañia y no se te ocurriría plantearte cambiar de compañía,es más, harías muy buena publicidad de la empresa.
¿realmente le compensa a la empresa el coste de un empleado cualificado? sí.
¿le compensa el coste de un empleado no cualificado? no,de la misma forma que no le compensa tener clientes sin recursos
el mal peluquero se tiene que poner las pilas pero ya!!!!!
Los malos empleados no compensan nunca. Lo que ocurre es que al menos en España es muy complicado deshacerse de un empleado que no da la talla. Y por otro lado al seleccionar personal es bastante complicado acertar con una mera entrevista.
Si montas una peluquería avisa Isara que me cortaré el pelo allí.
gracias por tu voto de confianza pero como yo te tenga que cortar el pelo ……te vas a quedar apañao!!!!!!!!!!!!!!! jajaja.siempre te podría prestar mi sombrero 🙂
es cierto que con una mera entrevista no podemos conocer la validez de un empleado,hay empresas con unas pruebas de admisión impresionantes.Yo recuerdo que pasé por varios tests psicotécnicos,una prueba médica,varias pruebas de conocimientos y tres entrevistas (no se fiaban un pelo de mí,jajaja).Incluso informes de personas cercanas a mí.
Claro eso depende de la categoría de la empresa claro. No me quedan bien los sombreros tengo la cabeza demasiado grande.