La mentira , lo queramos o no, forma parte esencial de nuestras vidas. A todos nos han mentido en muchas ocasiones, y (lo confesemos o no) todos hemos mentido.
¿Qué nos lleva a mentir?
Dan Ariely, en su libro “La honesta verdad sobre la deshonestidad”, nos lo explica.
La honesta verdad sobre la deshonestidad.
Tenemos la costumbre de pensar que hay personas muy honestas y personas muy poco honestas. Para Ariely no es así. Hay un número muy pequeño de personas totalmente deshonestas, y un número bastante más grande de personas levemente deshonestas. Sobre un total de 30000 personas que participaron en diversos experimentos, Ariely estima en solo 12 el número de “grandes mentirosos”, y en 18000 el total de personas “levemente deshonestas”. Eso significa que ,de cada dos personas, una al menos es levemente deshonesta.
En el interior de cada persona hay un conflicto entre dos deseos. El deseo de tener una buena imagen de nosotros mismos, y el deseo de obtener el mayor beneficio a cualquier precio. ¿Hay alguna manera de conseguir un beneficio extra sin sentirnos mal por ello? Sí la hay, y es mediante la racionalización. Lo que hacemos es encontrar una justificación que nos permita salvar nuestra propia imagen. Es lo que ocurre por ejemplo cuando un empleado coge dinero de la caja del trabajo diciendo que lo devolverá, convirtiéndose por arte de magia de ladrón en prestatario.Todo lo que nos permita encontrar un motivo que nos haga ver nuestra acción deshonesta como menos condenable, nos facilitará cometer esa acción .
Factores que hacen que resulte más fácil mentir.
En sus investigaciones Ariely ha descubierto algunas circunstancias que afectan a la frecuencia con la que mentimos:
1. Engañar para recibir un premio consistente en fichas, es más fácil que engañar para recibir dinero. Como tenemos el robo ( o el hurto) más identificado con el dinero, es más fácil engañarnos pensando que no robamos si no actuamos directamente sobre el dinero metálico. Siguiendo la misma lógica , muy posiblemente también sea más fácil defraudar unas cifras en una cuenta electrónica que robar dinero efectivo.
2. Tener la fuerza de voluntad disminuída por un ejercicio previo hace más probable que mintamos. Ser honestos es un ejercicio de autocontrol. Cuando no tenemos energía, es más fácil mentir.
3. Ver a otras personas que están mintiendo hace más fácil que nosotros mismos mintamos también. Yo solo he copiado una vez en clase, y fue un día en el que todo el mundo estaba copiando de una manera descarada. Por un lado el que los demás también hagan trampa nos hace sentir menos mal con nosotros mismos . Por otro lado pensar que si no mentimos nos veríamos en una situación peor a la que en justicia nos correspondería es un buen argumento para defender el mentir.
4. Llevar ropa falsificada hace más fácil mentir. De alguna manera cuando llevas ropa falsificada estás engañando. Estás haciendo que otras personas crean que tienes un poder adquisitivo que no tienes. Cuando ya has mentido en algo, es más fácil que vuelvas a mentir en otra cosa.
5. Cuando tienes tu confianza inflada artificialmente, es más fácil mentir. Tienes un concepto más favorable de ti mismo así que quizá es más fácil soportar algo que empeore tu imagen. Es imposible no acordarse de la famosa película “el lobo de Wall Street”.
6. El que alguien te recuerde normas morales hace más difícil que engañes. Después de leer los diez mandamientos, los sujetos de una investigación engañaron menos. ¿Por qué? Quizá el aumento de las expectativas de lo que es la conducta adecuada haga más complicado engañar.
7. El efecto “al demonio con ello”. Cuando una persona ha cometido pequeños engaños muchas veces, puede ser que se acostumbre a verse como una persona que engaña y se sienta a gusto con ello. Para evitar esta última situación es por lo que Ariely defiende todos los mecanismos que permiten que una persona limpie su conciencia. Es un efecto semejante al que produce la confesión en el catolicismo al limpiar los pecados. Al “empezar de nuevo” es más difícil que mandar todo al demonio y convertirse en alguien totalmente deshonesto.
Para resumir, podríamos decir que Ariely cree que gran parte de la deshonestidad depende de las circunstancias. Y que hemos de conseguir crear un entorno en el que mentir sea más complicado y decir la verdad más sencillo.
Muy interesante, haría la pregunta obligada, y los que no mienten y sólo ocultan información es lo mismo?