Antonio tiene 103 años. Su salud es sorprendentemente buena. Ya no ve como antes, claro, pero es capaz de caminar tres manzanas hasta la plaza del pueblo. El reportero mira a Antonio sonriendo.
– Está usted hecho un chaval –dice el periodista-.
– Gracias hombre – contesta el anciano-. Con su edad, está acostumbrado a recibir halagos, y todos por el mismo motivo.
– ¿Qué ha hecho para llegar a 103 años con esta salud? El presentador sabe que no va a ganar el Pulitzer con esa pregunta, pero es consciente de que los espectadores desean conocer el secreto.
– Cada mañana me como una raja de sandía – responde ufano el entrevistado-.
No vemos el mundo. Solo escuchamos las historias que llegan a nuestros oídos. Casi siempre las mismas: Las de aquellos que sobreviven. Las historias de las personas que no se quedaron por el camino.
Pensamos que si un hombre vive 103 años comiendo cada mañana una raja de sandía es porque es muy bueno comer sandía. Y no vemos a las miles de personas que han muerto a los 40, a los 50, a los 60 comiendo miles de rajas de sandía. No existen. Como cuando en una película de aventuras el explorador llega junto al tesoro e ignora los esqueletos amontonados por el camino.
El sesgo del superviviente está por todos lados.
Todos los días tenemos miles de muestras del sesgo del superviviente. Leemos la vida del creador de Facebook y pensamos que todo lo que hizo en su vida le fue haciendo poco a poco multimillonario. Pero ignoramos a todos aquellos que hicieron lo mismo y que siguen pobres como ratas.
Pensamos en las empresas que han aplicado un principio y han tenido éxito. Y olvidamos a todas aquellas que haciendo lo mismo no llegaron a ningún lado.
Ejemplos del sesgo del superviviente.
Durante la segunda guerra mundial los bombarderos aliados eran derribados con una frecuencia preocupantemente alta por los alemanes. Para evitarlo, los ingenieros aliados buscaron qué puntos de la estructura de un avión se debían reforzar. No podían ser todos, al fin y al cabo un avión tiene que poder volar.
La mayoría pensaba que se debían reforzar los puntos del avión donde había más disparos ( alas, la parte del centro por debajo y la cola del avión. Pero el estadístico Abraham Wald defendió la opinión contraria. Si los aviones llegaban a las bases con disparos en esos lugares, es porque podían aguantar disparos ahí. Es precisamente en los lugares en los que no había disparos donde había que reforzar los aviones. Porque los aviones que recibían disparos allí no volvían a la base sino que se perdían. [i]
Los problemas del sesgo del superviviente.
Hay tres errores fundamentales a los que nos puede llevar el sesgo del superviviente.
Primero. Nos lleva a un optimismo excesivo. Como dice el autor David McRaney “el sesgo del superviviente lleva a tu cerebro a un estado de ignorancia en el que piensas que el éxito es más común de lo que realmente es y que por tanto debe ser fácil de obtener.”
¿Te ha pasado alguna vez que has leído el libro de un gran empresario y has pensado que podrías levantar un imperio en un par de años? Si te ha ocurrido, es que has sido víctima del sesgo del superviviente.
Si ves en tu ciudad tres restaurantes que están haciendo mucho dinero, es probable que pienses que es fácil montar un restaurante y que funcione muy bien. Pero ignoras todos los restaurantes que han fracasado y que ya no puedes ver. Como dijo el autor Nassim Taleb, “el cementerio de los restaurantes fracasados es muy silencioso”.
Segundo. Nos lleva a creer que quien tiene éxito tiene necesariamente alguna característica especial, cuando quizá se trata de mero azar. Como dice David McRaney “ el negocio de los consejos es un monopolio dirigido por los supervivientes. Cuando alguien se convierte en un no superviviente, o se le elimina completamente o su voz se silencia al cero”.
Cuando leas los consejos de algún triunfador, recuerda que estás leyendo a un superviviente. Siguiendo esos mismos pasos, muchas personas no llegaron a ningún lado.
Solo nos fijamos en los supervivientes. La historia la cuentan los ganadores. Y no siempre es la historia real.
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Tercero. Nos lleva a idealizar determinadas épocas o lugares. Los americanos dicen que el césped siempre parece más verde en la casa del vecino. No vemos la mala hierba de las otras casas. Pensamos que la literatura japonesa es maravillosa porque solo leemos en español los escritores punteros. Los malos escritores no nos llegan. Olvidamos a los caídos y vemos a los más destacados. Imaginamos el Renacimiento como una época en que solo vivían Leonardos y Rafaeles. Los ciudadanos vulgares sin creatividad quedaron sepultados por el polvo de la historia.
El sesgo del superviviente es uno de los muchos sesgos de nuestro pensamiento. Uno de los “fallos” que nuestra mente tiene a la hora de funcionar de manera lógica. Pero como todos los sesgos no es un “fallo” involuntario. Desde el punto de vista evolutivo tiene más lógica fijarnos en los que sobreviven. Para nosotros es más importante saber cómo hizo el que consiguió escapar del león, que pensar en todos los que no lo hicieron. Solo hemos de intentar que no nuble nuestro entendimiento.
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[i] Mangel, Marc; Samaniego, Francisco (June 1984). “Abraham Wald’s work on aircraft survivability”. Journal of the American Statistical Association 79 (386): 259–267. doi:10.2307/2288257.JSTOR 2288257. RVer en página del autor
No se me ocurre entrada más oportuna para el tema que he sacado hoy en alita de pollo, sobre el ‘maravilloso’ y ‘exitoso’ mundo de las startups, donde el sesgo del superviviente está fortisimamente ligado ^^
Ya me imaginaba que venía de ahí, pero en cuanto he leido la breve mención a Taleb, lo he confirmado. Yo también leí ahi este sesgo del superviviente, uno de tantos que se menciona en ese must read. Eso si, la historia de los bombardeos no me la conocía, bonita curiosidad!.
Dejo como sugerencia de tema para Entusiasmado (o para un podcast de Satori time), métodos para detectar sesgos propios…debemos caer en ellos decenas de veces por semana, aún conociéndolos!! Sería tremendamente útil poder instalarnos un software de alerta por sesgo…habrá que desarrollarlo.
Excelente post!! me ha encantado!! Gracias 😀
Gracias Esther.
Me ha gustado mucho esta entrada, sobre todo la frase que dices: “La historia la cuentan los ganadores. Y no siempre es la historia real.”
Un abrazo desde Asturias
Me dejas con cara de signo de interrogación y admiración pero al mismo tiempo feliz porque confirma algunas de mis hipótesis, besos, un abrazo y gracias por compartir