El otro día vi en un vídeo un consejo que me llamó la atención y que es aplicable a todo en la vida:la distinción entre aprender y entrenar.
El vídeo ( que era de bolsa) decía que no bastaba con saber cuándo comprar o vender una acción sino que había que entrenar la capacidad para aplicar ese conocimiento en el momento justo.
Eso me hizo reflexionar sobre la distinción entre el aprendizaje y el entrenamiento.
La necesidad del entrenamiento
En las actividades físicas o deportivas nadie duda de la necesidad del entrenamiento. No hay nadie que piense que puede ser cinturón negro de kárate leyendo libros. No hay nadie que crea que puede ganar unas olimpiadas de natación sin tirarse a la piscina por mucho que hayas leído todos los manuales existentes.
Sin embargo en las actividades intelectuales sí que existe muchas veces la creencia de que basta con adquirir conocimientos para mejorar el rendimiento.
Acumulamos conocimientos, sin practicar. Es infinito el número de libros que he leído en los que el autor prácticamente imploraba que se realizaran los ejercicios. Yo no los hacía y estoy seguro de que muchas otras personas tampoco.
¿Por qué aprendemos sin practicar?
Practicar es más incómodo que aprender.
Y además pensamos que no es necesaria la práctica.
¿Crees que puedes mejorar tu habilidad escribiendo simplemente leyendo manuales de cómo escribir ?
¿Crees que puedes hablar mejor inglés simplemente escuchando una radio?
Para todas las cosas se necesita práctica. Todo conocimiento que no se íntegra dentro de nuestra conducta es un conocimiento insuficientemente explotado.
Aprender planificar entrenar
Reflexionando sobre el tema, creo que no solamente hay dos etapas como decía en el vídeo de bolsa sino que en el caso de las actividades intelectuales hay tres etapas:
Aprender que es recibir el conocimiento de otras personas por cualquier vía. El aprendizaje es mucho mejor si es activo y debería siempre buscar integrar los conceptos aprendidos con los que ya teníamos.
Planificación consiste en determinar de qué manera podemos mejorar aplicando los nuevos conocimientos. No es algo general si no concreto. Son intenciones de implementación: “Si veo un adverbio acabado en -mente en lo que escribo lo cambiaré por otra palabra”, “después de lavarme los dientes, me pasaré la seda dental” . Pero no basta con la planificación. Si no convertimos ese plan en un hábito, no lo utilizaremos en el día a día. Así que es necesaria otra fase: el entrenamiento.
El entrenamiento nos permite convertir ese conocimiento planificado en costumbre. El entrenamiento trata la intención de implementación como un hábito. Como en cualquier hábito se necesita una gran regularidad en los momentos iniciales para romper la tendencia anterior. El entrenamiento usa la repetición y busca hacer inconsciente e inmediata la respuesta en diversas situaciones.
El mayor problema para el entrenamiento es la velocidad
El mayor enemigo del entrenamiento es la intención de adquirir un número excesivo de conocimientos superior al que podemos procesar.
A lo largo de mi vida he leído muchos libros y de muchos de ellos no recuerdo ni siquiera el título. ¿No habría sido mejor leer menos pero haber aplicado los principios? Seguro que sí.
Dicen que el conocimiento es poder. Pero lo que da poder no es el conocimiento sin más, lo que da poder es el conocimiento aplicado.
El conocimiento aplicado es muy superior al conocimiento no aplicado. Lo que aprendes y utilizas vale diez , cien o mil veces más que lo que aprendes y no utilizas nunca.
Espero que con este artículo hayas aprendido algo. La pregunta es: ¿ vas a planificar y a entrenar?