Llevo toda mi vida jugando al fútbol.
No a nivel profesional por supuesto. Ni a un aceptable nivel amateur. Juego al fútbol como una afición y se podría decir , siendo compasivo, que tengo “un amplio margen de mejora”.
Pero nunca nadie me enseñó a jugar al fútbol.
También me ha gustado siempre escribir. Desde que empecé en el colegio haciendo redacciones sobre lo que había hecho en mis vacaciones hasta ahora, he escrito muchas cosas. Y aunque muchas veces me han pedido que escribiera algo, nunca nadie me enseñó a escribir.
También disfruto, ni más ni menos que cualquiera, del sexo. ¿Alguien me ha enseñado? No, tampoco nunca me enseñó nadie.
Cuando tenía 16 años y temblaba al pensar en hablar con una chica, nadie me enseñó como debía hacerlo. Tampoco nadie me dijo como tendría que hacer cuando alguien que me gustaba me dijera que no, que no estaba interesada. Ni nadie me contó como se hace cuando piensas que has merecido más y te sientes decepcionado.
Nadie me contó cómo debía hacer para no venirme abajo cuando un amigo me traicionara o cómo aceptar que nunca iba a conseguir algo que quería.
Las personas más afortunadas han recibido de alguna persona importante unas cuantas frases de sabiduría. Frases que han tenido que aprender a interpretar e integrar en su realidad cotidiana. A veces, el mejor legado que una persona puede dejar a su hijo es una frase.
A lo largo de nuestra vida, nos han enseñado muchas cosas. Ríos de nuestro país, algo de historia, matemáticas, lengua, pero no nos han enseñado muchas cosas que son esenciales para nuestra vida. Esas las hemos tenido que aprender por ensayo y error. Probando y equivocándonos. Aprendiendo sobre la vida.
Es tarde. Pero no es demasiado tarde. Aún estamos a tiempo de aprender todo lo que nunca nos enseñaron. Necesitamos descubrir los caminos y encontrar nuestros maestros. Porque a diferencia de la lengua, las matemáticas o la geografía, en las cosas más importantes de la vida los profesores los hemos de buscar nosotros.
Leo tu última frase y pienso en una de las cosas más importantes de mi vida que son mis hijos, mi familia ( la que junto con mi pareja he creado). A ser padres no nos enseña nadie. Para mi es la tarea más difícil y la responsabilidad más grande que tengo. Puedes apoyarte en orientadores y en expertos en educación infantil pero es curioso, tiendes a repetir el modelo que tus padres aplicaron contigo inconscientemente. Porque tu personalidad fue forjándose desde la infancia y estarás siempre condicionado por el estilo de crianza que tus padres aplicaron contigo. Ellos no eran perfectos y cometieron errores contigo. Y todo eso ahí quedó dentro de ti. Y esos errores de tus padres ( unos más graves que otros) los cometes con tus hijos casi sin darte cuenta.Encontrar el maestro que te enseñe primero a conocerte a ti mismo y después a elegir de aquel legado paterno solo la parte buena, es sin duda la tarea más difícil con las que me he encontrado en mi vida.
Bonito y profundo post Iván.
Un abrazo
Hola me encanta tu comentario sobre tus viajes buscando tu felicidades sabes convidamos en lo mismo hago viajes buscando mi felicidad y aun no la e encontrado y tu la encontraste ?
Échamos en falta no haber recibido enseñanza de otros acerca de la vida, pero me hago otra pregunta: ¿Hace 25 años habíamos aplicado esos consejos o instrucciones en nuestras vidas? seguramente no, en la juventud todos somos rebeldes por naturaleza.
Esa es una cuestión interesante. Siempre echamos la culpa a lo que no nos han enseñado, y pocas veces a lo que no hemos aprendido.