¿Te imaginas lo que podría haber sido el desembarco de Normandía si los soldados que llegaron a las playas de Francia no hubieran tenido claro lo que hacer desde el primer momento? Eso es lo que te puede pasar a ti si dedicas un tiempo a una actividad, pero no sabes por dónde empezar.
Durante mucho tiempo me ha pasado que he decidido dedicar un tiempo a algo, por ejemplo, dedicar unas horas a arreglar las páginas web. Sin embargo, no hacía ninguna previsión concreta sobre lo que tenía que hacer al llegar la hora. Ante la falta de planificación, empezaba a dudar por dónde empezar. Y cuando me he dado cuenta, había pasado la mayor parte del tiempo que tenía previsto dedicar a esa actividad.
Sin embargo, vi en YouTube un vídeo que hablaba de la importancia de dedicar una hora todos los días a hacer siempre la misma cosa. Decía que una de las ventajas es, aparte de que te haces un experto en esa cosa, que al tener claro lo que hacer desde el principio esa hora era una hora aprovechada íntegramente y eso es muy cierto.
Da igual que dediques una hora a la actividad que sea, da igual que sea la misma actividad o que sea de actividades diferentes. Lo que sí es importante es que si quieres hacer algo en serio, reserves un tiempo concreto para ello en tu horario y lo planifiques de una manera concreta, sabiendo con exactitud lo que vas a hacer.
Así, por ejemplo, en lugar de decir voy a estudiar un poco de inglés por la tarde, es mucho mejor decir voy a estudiar una hora de inglés de 5 a 6 y la voy a dedicar hoy martes, a aprender el uso del apóstrofe.
Esas instrucciones son como un plan de desembarco que te permitirá no quedar expuesto a la artillería enemiga mientras estás haciendo algo productivo.