¿Cuántas veces has estado sentado al lado de una persona con la que querías hablar y no te has atrevido a hacerlo?

Quizá era alguien que querías conocer. O era una persona con la que compartías un asiento en un autobús, en un tren, en un avión o en una sala de espera, y con quien te apetecía charlar un rato. Pero no hiciste nada. Pasó el tiempo y luego deseaste haber tenido el valor de comenzar a hablar.

Empezar una conversación no es tan sencillo como parecería. Como casi todo, tiene un ritmo determinado. Si sigues ese ritmo, todo es fácil, pero si no lo sigues, puede volverse una operación complicada.

Cómo empezar una conversación. 

1. Usa la ventana de tiempo adecuada.

Hay un momento determinado en el que puedes empezar la conversación con una persona. Y si ese momento pasa, todo se vuelve más difícil. En un tren, es mucho más fácil que hables con una persona cuando se está sentando y está en movimiento, que una vez se ha aposentado y se ha metido en la lectura de su libro, o aún peor, se ha puesto a escuchar música con los auriculares.

2. Haz un Comentario sobre el entorno.

El comentario puede ser de cualquier cosa que esté a vuestro alrededor. Lo bueno del entorno es que es el mismo para ti y para esa otra persona. Aunque seáis dos personas opuestas, el momento lo estáis compartiendo. Estáis viendo el mismo lugar, escuchando los mismos sonidos, y teniendo cerca a la misma gente.

3. Ábrete a la otra persona y comparte algo.  Mientras el comentario sobre el entorno es impersonal, lo que compartes es algo propio. Al hacerlo te estás abriendo a la otra persona y estás generando confianza. Eso hace más fácil que la otra persona quiera compartir algo contigo.

4. Pregunta. Tú ya has compartido algo, así que ahora es más fácil que la otra persona te cuente algo personal. Por eso puedes preguntar.

5. Continúa con la conversación usando comentarios o preguntas. Es bueno que haya un equilibrio. Si hay demasiados comentarios, la otra persona no puede hablar. Si hay demasiadas preguntas, puede parecer un interrogatorio.

6. Aprende a gestionar las pausas. De cuando en cuando, una conversación cae en el silencio. Eso puede pasar por dos motivos:

-Se ha agotado el tema de conversación. Si eso ocurre, es porque no cambiaste de tema en el momento en que tocaba. Pero no importa, inicia un tema nuevo. Puedes dejar algunos segundos de pausa, para mostrar que no estás incómodo con el silencio, pero sin pasarte, para que la otra persona no comience a hacer otra cosa. Y puedes poner una mayor energía, porque estás reviviendo algo que estaba casi muerto.

– La otra persona no quiere seguir hablando. No presupongas que ocurre esto. Pero tampoco estés ciego a los mensajes no verbales de la otra persona. Si notas que sus respuestas son siempre muy cortas, o que mira a la distancia, o que tiene su cuerpo girado como si quisiera alejarse, quizá es señal de que no quiere estar más tiempo conversando.

7. Al acabar felicítate por haber sido capaz de tener una conversación. Recuerda que hablar con extraños favorece tu felicidad.  Apunta además en tu libreta de notas, las cosas que has aprendido de la conversación. Quizá una frase afortunada o un problema que ha surgido y con el que no contabas.

Lo más importante de todos estos puntos, es el esquema que la experta en comunicación Carol Fleming recomienda y que hemos visto en los puntos 2 a 4.

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Ábrete 

Y pregunta. 

CAP. 

Si recuerdas eso, tus conversaciones serán mucho más fáciles.