La batalla de Gettysburg
La batalla de Gettysburg fue la batalla más importante de la Guerra de Secesión americana, una cruenta guerra civil que se desarrolló entre los años 1861 y 1865. Tras tres días de intensisimos combates con más de 8000 muertos, el General Meade consiguió la victoria para el norte. El ejército sureño de Robert E lee estaba en retirada en una situación muy comprometida, al norte del río Potomac y sin poder atravesarlo a causa de una inundación, lo que lo dejaba aislado de sus líneas de avituallamiento.
El general norteño Meade tenía por tanto al famoso general del sur Lee acorralado. Parecía el momento adecuado para dar el golpe final a la Guerra de Secesión. Sin embargo el general Meade no ataco a las tropas del Sur. Esperó y eso le dio el tiempo a General Lee para poder cruzar el río y poner sus tropas a salvo, prolongando la guerra durante dos años más.
Cuando, Lincoln, el presidente de la Unión ( el norte) , se enteró de lo que había ocurrido, sintió una gran decepción. Se lo comunicó al General Henry W. Halleck, quien envió un telegrama a Meade:
“No necesito decirle que la huida del ejército de Lee sin otra batalla ha creado una gran insatisfacción en la mente del presidente, y se requerirá una búsqueda activa y enérgica de su parte para eliminar la impresión de que no ha sido lo suficientemente activa hasta ahora.”
Está telegrama molestó mucho al general Meade que se sintió dolido y pidió ser relevado del cargo. Al oír esto Lincoln se enfureció todavía más, y escribió una incendiaria carta al general Meade. Esa carta concluía así:
“Una vez más, mi querido general, no creo que usted aprecie la magnitud de la desgracia involucrada en la fuga de Lee. Estaba al alcance de su mano, y si lo hubiéramos atrapado, en relación con nuestros otros éxitos recientes, habría terminado la guerra. Tal como está, la guerra se prolongará indefinidamente. Si no pudieron atacar a Lee el lunes pasado, ¿cómo podrían hacerlo al sur del río, cuando pueden llevar consigo muy poco más de dos tercios de la fuerza que tenían entonces? Sería irrazonable esperar, y no espero que pueda hacer mucho ahora. Su oportunidad de oro se ha ido, y estoy inmensamente afligido por ello”.
El método Lincoln para gestionar la rabia
Lincoln nunca envío esa carta. A su muerte fue encontrada entre sus papeles con la nota “no firmada y no enviada” y el general Meade nunca llego a saber acerca de su existencia de esa carta. El general Hallek envío otro telegrama en que clarificaba el anterior y rechazaba la renuncia de Meade.
Viéndolo con perspectiva, generar un conflicto con Meade habría sido totalmente inconveniente para el Ejército del Norte que tras la batalla de Gettysburg tenía una posición muy preponderante en la guerra. Muy probablemente Lincoln con hizo muy bien en no enviar esa carta.
Una sana costumbre: el método Lincoln
El escribir una carta y no enviarla no fue un suceso aislado en la vida de Lincoln. En su libro Abraham Lincoln: The Prairie Years & the War Years, Carl Sandburg escribió que cuando las cosas se ponían demasiado difíciles para Lincoln, “podía escribir una carta enfadada, con nombres duros y epítetos calientes, y luego tirarla a la estufa. Aconsejó que a veces era una ayuda escribir una carta caliente y luego quemarla”.
Lincoln no solo usaba ese método, sino que lo recomendaba a otras personas.
En Leadership: In Turbulent Times, la autora Doris Kearns Goodwin escribe:
“Una noche, Lincoln escuchó cómo [el Secretario de Guerra Edwin] Stanton se enfurecía contra uno de los generales. Me gustaría decirle lo que pienso de él”, dijo Stanton. ¿Por qué no lo hace? sugirió Lincoln. Escríbalo todo’. Cuando Stanton terminó la carta, regresó y se la leyó al presidente. “Es una maravilla”, dijo Lincoln. ‘Ahora, Stanton, ¿qué va a hacer al respecto?’ ‘¡Enviarla, por supuesto!’ ‘Yo no lo haría’, dijo el presidente. ‘Tírelo a la papelera’. Pero he tardado dos días en escribirlo”. Sí, sí, y le hizo mucho bien. Ahora se siente mejor. Eso es todo lo que hace falta. Tírelo en la cesta”. Y después de algunas quejas adicionales, Stanton lo hizo”.
La rabia
La rabia es un sentimiento natural. Todos sabemos que es malo excederse con la rabia, pero también sería malo no sentir rabia en ningún caso, porque eso podría motivar que otras personas abusan de nosotros.
Lo que hay que hacer con la rabia no es eliminarla sino controlarla. No dejar que ella de termine lo que hacemos, si no cabalgar la cuando nos interese.
La rabia y el ego
El problema de la rabia es que te hace atacar directamente al ego de otras personas. Y eso no es una buena estrategia si tienes que volver a tratar con alguien. El método Lincoln te permite gestionar la rabia sin pisotear el ego de otras personas y dejar que ello te produzca un coste muy elevado
Muy cierto: escribir en un papel el motivo de la rabia, es la mejor idea, casi de inmediato después de leer lo escrito te das cuenta que lo que haz escrito es innecesario y a veces ridiculo y hasta estupido