¿Alguna vez has sentido que tu sensibilidad te condenaba a sufrir más en la vida? Esa es la paradoja de la que nos habla el filósofo John McMurray en su libro Reason and Emotion, razón y emoción. Mcmurray dice lo siguiente:
En nuestra imaginación estamos seguros de que sería maravilloso vivir con una plena y rica conciencia del mundo. Pero en la práctica la sensibilidad duele. No es posible desarrollar la capacidad de ver la belleza sin desarrollar también la capacidad de ver la fealdad. Ya que son la misma capacidad. La capacidad para la alegría es también la capacidad para el dolor. Pronto descubrimos que cualquier aumento en nuestra sensibilidad a lo que es hermoso en El Mundo también aumenta nuestra capacidad para ser heridos. Ese es el dilema en el que la vida nos ha colocado. Debemos elegir entre una vida que es delgada y estrecha, no creativa y mecánica, con la seguridad de que incluso si no es muy emocionante, no será insoportablemente dolorosa. Y una vida en la que el aumento de su plenitud y creatividad trae un vasto aumento en él deleite, pero también en el dolor y en el sufrimiento.