Hablabamos en el post anterior del peligro de volver una y otra ver al mismo lugar, de la dificultad de encontrar un centro de gravedad y de conseguir no cambiar la manera de mirar nuestros objetivos según el momento.
¿Cómo podemos conseguir encontrar una cierta estabilidad en nuestros deseos y objetivos?
Para conseguir esa estabilidad lo más importante es comenzar por hacer un listado de las virtudes o hábitos que consideramos necesario tener. Es lo más parecido a la lista de propósitos que inevitablemente hacemos cada nuevo año, en cuanto a las cosas que nos gustaría hacer, y que lamentablemente se repiten al llegar el año siguiente por no haberse realizado conforme a lo deseado.
Sin embargo es un primer paso importante, porque al margen de las dificultades que existen para conseguir algo, lo más necesario es precisamente saber dónde queremos dirigirnos.
Hay un refrán que siempre me ha llamado la atención:
«Cuando no sabemos a qué puerto nos dirigimos, todos los vientos son desfavorables» Séneca.
Así que lo primero, lo que ha de ser el primer paso, es determinar la lista de cosas que se quieren conseguir, una lista que puede sin duda retocarse, pero que ha de servir de base firme para el futuro y para los esfuerzos que hayamos de realizar. Esa lista en mi opinión debería tener dos partes, la parte más importante que es la relativa a las características que deseamos adquirir y otra que es la relativa a las cosas concretas que tenemos como objetivos.
Después ya iremos viendo como gestionar esa lista, pero si hay un día adecuado para hacer una lista así es en estas fechas..
Mis mejores deseos para el próximo año.