En inglés existe una expresión que me gusta mucho: “bag of tricks”, bolsa de trucos. Es una expresión que viene a indicar la existencia de los muchos recursos que se pueden tener para solucionar un problema.
Yo casi me puedo imaginar un mago que ante una situación determinada mira dentro de su bolsa mágica y piensa “ummm.. ¿qué puedo usar aquí?”.
Retraso en el aeropuerto
El domingo tenía que volver de viaje desde Bulgaria, donde había ido con motivo de la boda de un amigo ( estoy tentado de poner aquí alguna broma sobre mi amigo para ver si luego me lo comenta y así comprobar si me lee jejeje, pero no seré malvado) .
El viaje de vuelta ya implicaba una larga escala en la capital de más de 7 horas ( sin poder dejar la maleta porque no hay consigna en ese aeropuerto). Pero además el avión tuvo un retraso de 6 horas más. Eso me dio oportunidad de probar mi paciencia, de lamentar no haber cargado mis aparatos electrónicos y de comprobar que en las situaciones en las que hay un enemigo común ( la compañía aérea en este caso) la gente tiende a unirse y hasta a ofrecerse galletas ( bueno no todo el mundo).
Con el retraso no pude llegar a casa hasta más allá de las tres y media de la mañana, y como tenía que trabajar el lunes, no dormí más que cuatro horas. El lunes por la mañana sabría que me encontraría muy cansado. Decidí tomarme un café ( lo que hago solo cuando tengo mucho sueño) pero sabía que tampoco eso me despejaría del todo. Así que decidí utilizar una estrategia que he incluido en el repertorio hace poco tiempo. Una ducha fría de 3 minutos. Después de la ducha y el café, me sentí mucho mejor y fui capaz de trabajar adecuadamente durante la mañana.
La ducha fría
La ducha fría es un recurso que he adquirido en un experimento del blog tecnologíasdelyo.com. En ese blog se propone el reto de ducharse con agua fría durante un mes, en duchas de cinco minutos, de manera ininterrumpida. De manera que si dejas de hacerlo un día has de empezar de nuevo. Yo me apunté al reto aunque con 3 minutos en lugar de 5, y durante más de un mes ( con la excepción de un día en que estaba lesionado y no me pude duchar por causas de fuerza mayor) mantuve esa rutina.
Después de ese reto me he acostumbrado bastante a las duchas de agua fría, y aunque no planeo seguir duchándome con agua fría constantemente, si digamos que he incluido esa posibilidad entre las posibilidades disponibles. Evidentemente me había dado duchas de agua fría ( la mayoría involuntarias) mucho antes de ese reto. Y evidentemente también sabía de algunos de sus beneficios. La cuestión es que lo que antes no era una opción, ahora ha pasado a serlo. Eso es lo que para mí supone meter una habilidad en la bolsa de trucos.
Bolsa de trucos
Hay miles de habilidades que tenemos. Y muchísimos miles más que podemos aprender. Y cuando digo aprenderlas no me refiero a conocerlas o a saber realizarlas, sino a ser capaces de sacarlas de la bolsa en un momento determinado. Yo , antes de ese reto, podría haberme dado una ducha, pero nunca habría considerado la posibilidad de hacerlo.
Lo mismo se puede decir de muchas otras habilidades. Recuerdo una tarde hace muchos años, en la que tuve que soportar una larga conversación de varias personas que hablaban francés. No hablaba ni una palabra, así que estuve en una situación bastante incómoda durante unas horas. Cómo me molestó sentirme así, decidí aprender francés. Y aunque no es mi idioma preferido ahora, al menos, puedo estar seguro de que no me quedaría fuera de la conversación, si me encontrara en una situación igual. El francés – a un nivel sencillo ha pasado por tanto a formar parte de mi bolsa de trucos.
Sin embargo soy consciente de que he dedicado demasiadas horas a aprender cosas que no he llegado a aprender del todo. Y que no he llegado a incluir esas habilidades en mi bolsa de trucos.
¿Ha sido inútil ? No lo creo. Creo que el aprender es para mi un placer en sí mismo, y que además creas campos que están ahí, y que en algún momento puedes llegar a conectar con otros diferentes. Todo lo que aprendes es alimento para tu creatividad. Sin embargo lo ideal, en mi opinión, es aprender las cosas, de manera que pasen a formar parte de lo que tú eres y de lo que eres capaz de hacer. O en una palabra, que pasen a estar dentro de tu bolsa de trucos.
Utilidad de la bolsa de trucos.
Cuanto mayor sea tu bolsa de trucos, más serán las situaciones de las que puedes salir triunfante. Mayor será tu creatividad y más poderosas las soluciones a toda clase de problemas.
Me gusta mucho más tu expresión, “bolsa de trucos”, que otra anglosajona de significado similar, pero menos expresiva: “hacks”.
La versatilidad, la creatividad, y la diversión propia y de los que te rodean deben mucho a esa bolsa de trucos.
Gracias por la referencia a TECNOlogías del YO.
El blog merece la referencia. Tu lucha a favor de la voluntad, y de la verdadera valentía, es una lucha que ha de llegar al mayor número de gente posible.
Me gusta la idea de la bolsa de trucos. Me ilusiona el pensar que me puedo asomar a una bolsa imaginaria y rebuscar en ella algo que me puede venir bien en el momento que lo necesito. Será más divertido llenarla visualizando la situación…
He leído el experimento de la ducha en el blog que referencias y me surgen dudas: Concluir el experimento “convierte” al sujeto en alguien con mayor fuerza de voluntad, ya que ha sido capaz de superarse, y, por lo tanto, es capaz de generar expectativas más positivas sobre su persona y mayor probabilidad de superarse en otras situaciones. Hasta aquí, perfecto, muy útil y recomendable. Pero, se necesita partir de una mínima fuerza de voluntad para conseguirlo. Es decir, esto no vale para, justo aquellas personas sin voluntad que son las más interesadas en adquirir esta virtud, ¿no? Me falta ese “algo” intrínseco que vive el que lo experimenta para no dejarlo al tercer día. ¿Qué motiva a seguir el cuarto día cuando los tres primeros sólo se ha obtenido sufrimiento? Y no vale contestar “motivación intrínseca”, que es lo que contestaría el que se levanta según suena el despertador, el que se enfrenta a la situación complicada según aparece o aquel que, sin dudarlo, alza la mano para preguntar al conferenciante en una sala que comparte con cien personas… Porque la micro-zanahoria motivacional sirve para impulsarte y dar el salto el cuarto día, pero ¿cómo mantenerse para continuar y superar un nuevo día?
Me imagino la situación de prepararte para una maratón sin haber corrido antes. Empiezas corriendo pocos minutos y, aún así, te agotas… Y al día siguiente sólo recuerdas lo lento que pasa el tiempo, el cansancio, el dolor de piernas, la falta de respiración, el flato… La micro-zanahoria podría ser: “venga, aprovecho para empezar a correr ahora con esta canción que me encanta, me da energía y va a durar unos minutos”, pero, ¿qué hace que continúes cuando la canción termina y estás sufriendo?
Saludos,
Miss
Es interesante lo que planteas Miss. Y quizá en ese sentido yo parto con ventaja. Porque soy testarudo y orgulloso y si digo que hago algo, suele ser bastante difícil que deje de hacerlo. Pero es evidente que se produce una especie de paradoja como en el tema de la autoestima y las fichas del poker que comenté en otro artículo.
Es como levantar pesas. Si no tienes músculo no puedes levantar pesas, pero si no levantas pesas no puedes tener músculo. La cuestión entonces es buscar el ejercicio que produzca un aumento, aunque sea mínimo de la musculatura, que a su vez permita realizar un ejercicio un poco superior.
Pero es innegable que por mínimo que sea el incremento de la dificultad siempre hay una zona de sufrimiento. Quizá lo que ocurre es que hemos de darnos cuenta de que para conseguir cualquier cosa en esta vida, es necesario estar dispuesto a atravesar esa zona durante un tiempo.
Y quizá el ejercicio de la ducha fría, requiere una voluntad que esté ya suficientemente ejercitada, y que haya pasado por otros ejercicios anteriores.
Un saludo.
El truco no esta en la bolsa, si no en el contenido. Cuando comprendemos cual es el mensaje que queremos dar, podemos comprender lo que nos depara la vida. No hay trucos magicos ni viajes cosmicos, todo es mente, todo es mental. Hay que estar despierto para ver la realidad. Y la realidad no esta en otros si no el que observa y que interpreta por la observacion plena y consciente. Quien abre los ojos a la realidad de viajar puede volver a conocer la verdad que nace desde el momento que despierta el subconsciente y luego pasa a ser consciente. ¿Determinamos lo que vemos o determinamos lo que observamos?, todo es consciencia.. No hay que dar la vuelta como los cangrejos hacia atras para saber lo que vivimos, y como deseamos vivir