“En dos ocasiones me han preguntado “Señor Babbage, si pones cifras erróneas en el ordenador ¿saldrán las respuestas correctas? No puedo comprender adecuadamente la clase de confusión de ideas que puede dar lugar a esa pregunta”. 

Charles Babbage. Pasajes de la vida de un filósofo. 

En informática hay un principio esencial: GIGO.  Según la wikipedia, significa que dado que los ordenadores operan por procesos lógicos,  si se les suministran datos inintencionados e incluso sin sentido ( “garbage in” basura dentro) los usarán y producirán resultados no deseados y a veces sin sentido ( “garbage out” basura fuera).

¿Cómo se puede aplicar ese principio a nuestra mente?

El inconsciente y el saco de manzanas. 

El otro día una lectora escribía en los comentarios de una entrada que no podía controlar lo que hacía su mente inconsciente.

Y es cierto. No tenemos un control directo sobre lo que emerge de nuestro inconsciente. Solemos querer que salgan cosas maravillosas de él, pero no nos molestamos en ocuparnos de que lo que entra sea igualmente maravilloso.

En mi opinión el subconsciente es como un saco de manzanas. Si metes en un saco manzanas buenas, cuando metas la mano para coger una manzana, la manzana que saques también será buena. Pero si metes manzanas malas, al meter la mano, la manzana que saques será mala.

Es tu responsabilidad que en ese saco entren solamente cosas que merecen la pena.

¿Cómo entran las cosas en nuestro inconsciente?

Básicamente en la mente las cosas entran o por lo que nosotros mismos hacemos o por lo que hacen los demás.

Por lo que nosotros hacemos, cuando nos hablamos a nosotros mismos, cuando nos detenemos en determinados pensamientos, o cuando interpretamos las cosas de una determinada manera.

Por lo que hacen los demás, cuando los escuchamos en persona o por algún medio, cuando los vemos por televisión, cuando leemos sus pensamientos.

Aunque creamos que no, todas esas cosas se van metiendo en nuestra mente inconsciente.

Controlar lo que entra en nuestra mente inconsciente.

Si quieres que salgan manzanas buenas del saco, has de meter manzanas buenas. E impedir que entren las malas.

Si metes en tu cabeza obras de literatura, es muy probable que tengas después ideas creativas. Si solo introduces cháchara intrascendente de programas de telebasura, no te debería extrañar que eso sea lo que luego sale.

El controlador

Nuestra mente tiene un controlador: el espíritu crítico. Él es el que determina lo que entra y lo que no. Cuando alguien te cuenta algo que no te crees, es tu espíritu crítico el que te está diciendo : “no te creas eso”.

El problema es que el espíritu crítico, cuando estás cansado, distraído o confiado, deja de funcionar como debería. Entonces es cuando entran en tu mente toda clase de manzanas podridas que resultan de lo más peligroso.

Especialmente importante es controlar lo que entra en nuestra mente cuando el espíritu crítico no está pendiente. Entonces todo entra sin filtro alguno, directamente a nuestro inconsciente.

Eso es lo que ocurre cuando a las dos de la mañana estás viendo en la tele el anuncio de un aparato para hacer abdominales. El primer minuto dices “¿quién se creerá esta gilipollez?” y después de un rato te empiezas a plantear si no sería buena idea comprarlo. Lo que ha ocurrido es que tu espíritu crítico ha bajado la guardia, aburrido de tanta repetición, y te ha dejado expuesto a los efectos del anuncio.

No puedes controlar las manzanas que salen de tu mente salvo de una manera, controlando las manzanas que han entrado previamente.

La cuestión es: ¿Lo estás haciendo?