Es como una tendencia compulsiva.

Estás haciendo una cosa en el navegador, y sin darte cuenta, estás pulsando el icono del correo. La bandeja está normalmente llena de cosas sin interés, pero en alguna ocasión hay algún mail que sí estabas esperando. Premio. El circuito de las recompensas variables está activado.

Usamos el correo electrónico como si fuera una máquina tragaperras. Abrimos el correo como quien tira de la palanca, más por costumbre que por esperar recibir algo que merezca la pena. Y sabemos que es un vicio, pero como todos los vicios es extremadamente complicado de extirpar.

Mirar el email a todas horas te estresa.

Supongo que siempre lo habíamos sospechado, pero ahora un estudio de la Universidad de British Columbia lo convierte en oficial: Mirar el email constantemente aumenta nuestro nivel de estrés.

Para descubrirlo se pidió a algunos de los 124 participantes que miraran el correo tan solo 3 veces diarias. Al resto se les pidió que lo hicieran tan frecuentemente como pudieran. Y durante ese tiempo se les fue haciendo tests para comprobar el nivel de estrés.

El resultado no es demasiado sorprendente: Los que consultaban el mail menos veces tenían menos estrés.

Dejar de mirar el email constantemente no es sencillo. Según los autores del estudio, a la mayor parte de los participantes les costó mucho mirar el mail solo 3 veces al día.

7 ideas para mirar menos tu email.

De nada sirve leer que mirar el email nos estresa si no tomamos alguna medida para mirarlo menos. La fuerza de voluntad está bien, pero por sí sola no es suficiente. Hemos de tomar medidas que nos faciliten no mirarlo tanto. Aquí van 7 ideas:

– Convéncete de que no pasa nada si no respondes de inmediato. El primer obstáculo para dejar de consultar el mail, es la creencia inconsciente de que si no lo hacemos puede ocurrir un desastre. Salvo que tu trabajo te exija estar disponible a todas horas no es necesario que respondas a los correos a los diez minutos de recibirlos.

– Establece unas horas fijas para mirar el correo. Algunos autores no recomiendan hacerlo a primera hora de la mañana, porque eso te pone en modo reactivo. Quizá a última hora de la noche te pueda generar inquietud para dormir. Puede ser que sobre las 12.00, después de comer y en la merienda serían 3 buenos momentos para consultarlo.

– Acostumbra a tus contactos a las “respuestas no inmediatas”. Al principio eso será más difícil, pero poco a poco se irán dando cuenta de que te tomas un tiempo para responder y cambiarán sus expectativas.

– Elimina los accesos directos al correo. Cuanto más difícil te sea abrirlo, menos lo mirarás.

– Examina las ocasiones en que miras el correo. Intenta descubrir qué ocurre antes de que abras el correo. Qué estás pensando o qué sientes. Al conocer el camino que te lleva a esa conducta, será más fácil desviarte de ese camino.

– Anota en una hoja cada vez que miras el correo. Eso te permitirá dos cosas, por un lado llevar un control y conocer mejor tus hábitos, y por otro hará más incómodo mirar el correo.

– Recompénsate por cada día que no mires el correo más de tres veces.