Leí hace tiempo ( o quizá lo escuché) que “todos los animales son más hermosos al atardecer”. Me gustó esa frase. Hay algo en el atardecer que produce una magia especial. Ese toque naranja combinado con la sensación de que el tiempo pasa, nunca tan perceptible como en el momento en el que la luz nos indica el cambio casi cada minuto. Una sensación de algo que se va, que se aleja, y que ya nunca será igual.
Quizá el amanecer sea igual. No soy muy de amaneceres, y las pocas veces que he visto amanecer ha sido con la mirada ebria del que lleva toda la noche de fiesta, y no con los ojos limpios del que se ha despertado para ver el espectáculo.
Pero no, no creo que el amanecer sea igual. En el amanecer las cosas crecen, avanzan, brillan más. Y eso puede ser inspirador, no lo niego, pero carece de la belleza amarga del atardecer. La verdadera belleza siempre ha de tener un toque de leve ( como mínimo leve) amargura.
No me cuesta imaginar momentos hermosos bajo la luz inquieta del ocaso. Miradas cansadas sobre ciudades extrañas. Miradas sorprendidas sobre paisajes inesperados. Miradas brillantes sobre chicas cuyo nombre se desea repetir a todas horas.
Y ¿por qué esa atracción del atardecer?
El atardecer es un momento diferente, especial, distinto de las largas horas parecidas del día, y las largas horas idénticas de la noche. Quizá el atardecer haciéndonos conscientes de su marcha, nos hace conscientes de su valor. Quizá siempre hemos sabido que todas las cosas que valen de verdad, se tienen que acabar en algún momento.
Es curioso porque pensándolo, puede ser algo tremendamente poético o por el contrario un efecto derivado, como un satélite olvidado que cae del cielo, de la ley de los rendimientos decrecientes. Cuanto más tenemos de una cosa, menos valor le damos. Cuanto menos tenemos de ella, más las valoramos.
Quizá la mirada del ser humano es capaz de transformar las cosas.
No lo sé, me gustaría simplemente sentarme en un rincón tranquilo, y sin pensar, ver como atardece.
¡¡¡¡ IMPRESIONANTE!!!! te puedes quedar un buen rato mirando la foto sin pestañear.
Pienso que parte del embrujo del atarceder está en el hecho de la pérdida segura ,hagamos lo que hagamos el sol se marchará.Cosa que no pasa al amanecer que tendremos sol muchas mas horas.
De todas formas,pienso que el atardecer tiene el recorrido justo para que lo esperes con ilusión pero sin ansia al dia siguiente, lo disfrutes con intensidad sin empacharte,y lo eches de menos.
Muy buena idea la de no pensar y contemplar tranquilo el atardecer….. me apunto 🙂
Sí, lo que se va a ir se valora siempre más que lo que viene. En eso y en todo creo yo Isara.
Quizás nos encanta porque es el término de algo unido a la certeza de que en verdad no va a terminar nada…Excelente post.
Hermosa frase Mario.
Quien descubre el amanecer descubre lo que realmente hay para despertar. Tomar el cafe con uno mismo descubrir la maravilla de descubrir, eso es vivir el amanecer…