El otro día vi a una mujer con una camiseta blanca que ponía eso “be a warrior not a worrier”.
No lo había escuchado nunca, pero me gustó la fuerza de la frase.
Sé un guerrero, no alguien que se preocupa.
A todos nos gustaría ser guerreros. Guerreros de armadura reluciente o damas con la espada en la mano. Gente que no piensa en los problemas, sino que los resuelve.
En otros tiempos más duros era más fácil. Los peligros eran inmediatos y urgentes. Te encontrabas un asaltante de caminos y no tenías nada que pensar, solo podías actuar. Sacabas la espada o sacabas la bolsa de monedas, pero no había tiempo para agobiarte mientras intentas dormir.
Ahora los peligros son más difusos y menos inmediatos. No es un lobo que te salta en mitad del bosque, sino un gerente que te hace la vida imposible. No es una horda de bárbaros que asalta la ciudad, sino tu empresa que está empezando a despedir a gente.
Te encuentras ante el problema y no puedes luchar. Lo único que puedes hacer es preocuparte.
O quizá no.
Quizá no tienes por que pasarte el tiempo preocupado. Puedes preocuparte un rato, sí, pero después dejarte de lamentos y lanzarte a la batalla. Quizá no a la batalla en sí misma, pero sí a la preparación de la batalla.
Quizá no puedes tomar la espada y lanzarte contra el gerente. Pero sí puedes pensar en qué puedes hacer, y una vez que lo tengas claro tomar todas las medidas que puedas.
No preocuparte, sino luchar. No ser un worrier sino un warrior.
Y quizá con un poco de suerte puedas estar de acuerdo con lo que decía Bruce Lee
“No reces por una vida fácil. Reza por la fuerza para soportar una vida dura. “