El río.
Si hay una metáfora acerca de la vida que ha sido usada muchas veces es la de un río.
“Nuestras vidas son como los ríos que van a dar a la mar,que es el morir” se decía en Las Coplas de Jorge Manrique.
Tenemos la sensación de que nuestra vida fluye en una sola dirección. Saliendo del pasando y yendo hacia el futuro. En un río puedes volver hacia atrás. No es fácil porque tienes en contra la corriente, pero puedes hacerlo. Y la mayoría de las veces en la vida puedes igualmente volver hacia atrás. No en el tiempo sino en las consecuencias.
Si salgo de casa y me olvido las llaves, puedo volver a casa y coger las llaves de nuevo.
Si no acabado un trabajo a la hora que me tocaba, puedo acabarlo un par de horas después.
Los rápidos.
Otras veces se puede volver hacia atrás pero cuesta más. Es como si en lugar de un río tranquilo estuviéramos en los rápidos de un río. Allí regresar requiere mucho más esfuerzo.
Pasa por ejemplo cuando discutimos con un amigo. Podemos reconciliarnos, pero eso no borra del todo lo que ha pasado. Siempre hay un resto que queda ahí. Un recuerdo que puede salir en un momento posterior.
Las cataratas.
He estado en las cataratas de Iguazú y en las del Niágara. Mucho más impresionantes las primeras por cierto. Pero hay una cosa común a las dos. Estando en la parte donde llega el agua que cae, eres consciente que nunca remontar la corriente hacia la parte de arriba.
Cuando en la vida hay una catarata, es como cuando un vaso se rompe. No puedes volver atrás. Hagas lo que hagas, no puedes volver al punto en el que te quedaste. Si fueras en un bote, cayeras por la catarata y sobrevivieras, podrías pasar el resto de tu vida intentando remar hacia atrás, y nunca jamás podrías volver donde estabas.
Has de saber reconocer aquellos puntos en la vida en que no hay marcha atrás. Aquellos lugares en los que hay una catarata. Y has de tener la fuerza mental para aceptar, que jamás podrás volver al lugar de donde viniste. Has de saber mirar delante de ti, y seguir navegando por la parte del río en la que estás ahora.
Me encantan estas comparaciones, además esta encaja perfectamente. La que más me ha sorprendido es la de los rápidos simplemente perfecta, aún recondiliandote,intentando arreglar el mal, siempre queda ese gesto, ese comentario, ese detalle…que te lo recuerda todo.
Solo puedo felicitarte, siempre es una gozada mirar esta página y encontrarse entradas interesantes, bien explicadas y sobre todo escritas con tanta verdad.
Enhorabuena
Muchas gracias Ismael. También para mí es una gozada entrar en los comentarios y ver unas palabras de ánimo. Un abrazo.