Hasta hace una semana nunca había oído hablar del dilema de Jane Austen. Sin embargo en esta semana han sido ya dos ocasiones en que he oído mencionar a la autora de “Sense and Sensibility”.
En las novelas de Jane Austen, se repite la situación de una chica joven que trata de encontrar el matrimonio más ventajoso posible. El dilema de Jane Austen sería algo así como: “¿cómo puedo escoger el mejor marido posible?”
“Una mujer de veintisiete, dijo Marianne, después de parar un momento, no puede esperar sentir o inspirar afecto de nuevo”.
Austen desde luego se equivocaba totalmente. Todos podemos sentir e inspirar afecto tengamos la edad que tengamos.
Y aunque lo de Austen suene antiguo, es en realidad un problema que tenemos tanto los hombres como las mujeres.
¿Cómo escoger la mejor pareja posible matemáticamente?
Por un lado si escoges demasiado pronto, corres el riesgo de perder una oportunidad mejor que venga después. Si escoges muy tarde, quizá “se te pase el arroz” (como decimos en España ) y te quedes solo. Es un problema de elección entre muchas opciones pero con una peculiaridad, que no conoces al mismo tiempo todas las opciones posibles.
Quizá sería más fácil si en un punto determinado de tu vida, te dijeran vas a conocer a todas estas personas que están interesadas en ti. Y entonces, con todas las cartas sobre la mesa, pudieras elegir a voluntad con quien quieres estar.
Por desgracia no es así.
Muchos de los problemas de pareja no son porque no nos guste la persona con quien estamos, sino porque pensamos que podemos encontrar otra persona que nos guste aún más.
¿Cómo solucionar ese problema?
La solución matemática al dilema de Jane Austen.
Hannah Fry es matemática y tiene la respuesta.
A efectos de simplificar, Fry parte de la suposición de que tuvieras que elegir pareja entre los 15 y los 35 años y a los 35 años tuvieras que estar casado.
En esa situación, Fry dice que la solución matemáticamente más razonable, sería rechazar sistemáticamente a todas las personas que conozcas antes de que hayas tenido un 37% de las citas. Y después, aceptar a la primera persona que conozcas que mejore a las anteriores.
Evidentemente es solo un sistema que maximiza las posibilidades de encontrar la pareja perfecta. No es un sistema infalible. Quizá la persona ideal para ti estaba en el primer 37%. O quizá esté al final de todas las citas.
Parece un sistema lejano a la concepción del amor que nos venden las películas, pero Fry dice que hay especies de peces que lo siguen. Espera, ¿solo especies de peces? Según Fry, el sistema que tenemos los seres humanos no es muy diferente. Dedicamos unos años iniciales a descubrir y jugar, y llegados los veintitantos empezamos a buscar una pareja con la que tener algo más serio. Intentamos encontrar alguien compatible. ( Si quieres ver si eres compatible con otra persona, aquí puedes ver un test de compatibilidad)
Si quieres escuchar a Fry explicando su sistema, mira el segundo de los puntos de su conferencia. ( El tercero me lo dejo para otro post)
Después de todo, puede que no seamos tan románticos como creemos.