“La peor decisión es la indecisión”
(Benjamin Franklin)
Nunca tuve una facilidad innata para tomar decisiones rápidas. Recuerdo en algunas ocasiones como una decisión aparentemente intrascendente como dónde ir de vacaciones se convertía en una especie de monstruo capaz de arrojar sombra sobre todas las cosas que hacía.
Iba de la solución A a la solución B , después a la C y de nuevo a la A. Quizá había un momento en el que parecía que una opción sería la elegida, pero al final se me ocurría algún motivo importante por el que sería un gran error dejar de elegir las otras opciones. Así entraba en lo que siempre he dado en llamar bucle, un giro eterno en el que no había más salida que acabar mareado y sin haber decidido nada.
En los momentos peores, la decisión no llegaba hasta el momento en que habían desaparecido las otras opciones ( por ejemplo si tenía que decidir entre dos vuelos uno de los dos ya no estaba disponible o lo estaba a un precio tan elevado que resultaba imposible de aceptar). Sin embargo no hay mal que cien años dure y al final he aprendido cómo tomar decisiones rápidamente.
¿Cómo solucionar el tema de las decisiones?
Para solucionar el tema de las decisiones es fundamental ,en mi opinión, darnos cuenta de que las decisiones casi siempre se toman a nivel instintivo, y que el razonamiento no pasa de ser una justificación a posteriori de lo que ya se había decidido anteriormente. No esperes nunca tener una certeza 100% de que algo es lo adecuado. Si realmente hubiera una solución que fuera 100% ideal, no se trataría realmente de una decisión, sería algo ya resuelto. Una decisión es un cruce de caminos, y siempre que hay un cruce de caminos hay un motivo para tomar uno o tomar otro.
¿Qué tipos de decisiones hay?
Es fundamental hacer una distinción entre las decisiones mínimas, las decisiones medias y las decisiones trascendentes.
Decisiones mínimas:
Son las decisiones cuyas consecuencias son ridículamente escasas. Por ejemplo escoger el menú en un restaurante, el sabor de un helado que has de comer, o si comprarás una camiseta en color azul o color verde. Son decisiones en las que un error no tiene ninguna consecuencia, así que la decisión ha de ser puramente por instinto.
Decisiones medias:
Aquí están la mayor parte de las decisiones que nos hacen pasar momentos complicados día a día. Son cuestiones que no son realmente importantes, pero que sí pueden tener una cierta trascendencia en nuestro bienestar, aunque normalmente mucho más pequeña de la que creemos que pueden tener.
Por ejemplo elegir si al hacer un viaje pediremos un día más en el trabajo para poder cuadrar más las vacaciones. O pensar si le diremos a nuestros padres que pasen unos días en nuestra casa ( aunque esta decisión es muy fácil: noooo). O si haremos o no una fiesta en nuestra casa.
Decisiones importantes:
Son aquellas que tienen unas consecuencias esenciales en nuestra vida , como decidir si cambiamos de residencia a otro lugar, o si pasamos de trabajar por cuenta ajena a trabajar por nuestra cuenta. Estas decisiones no se pueden tomar a la ligera, pero tampoco puedes esperar tener una seguridad total.
¿Cómo afrontar los tres tipos de decisiones?
Para las decisiones mínimas: es muy recomendable la regla de @homominimus de 30 segundos para tomar una decisión en el menú. Es algo que aplico sistemáticamente y funciona. Al fin y al cabo se trata de decidir entre una lasagna y un pastel de puerros, no estás buscando pareja.
Una vez tomada la decisión no des marcha atrás, ya está tomada. Quizá te ayude también el tener un criterio general para las microdecisiones. Así puedes establecer un criterio para elegir el menú de que si pides un segundo plato rotundo ( por ejemplo carne) el primer plato ha de ser muy ligero ( por ejemplo una ensalada).
Estas microdecisiones son una especie de campo de pruebas en el que con un riesgo muy limitado puedes ir aumentando la práctica para cuando vengan momentos en los que tengas que tomar decisiones más complicadas.
Para las decisiones medias y máximas, el sistema ideal en mi opinión es el que expondré a continuación.
Sistema entusiasmado de toma de decisiones medias y máximas.
- Determina qué decisión que tienes que adoptar. Cómo a veces las decisiones conllevan otras decisiones posteriores, lo mejor es que fracciones ( recuerda el “divide y vencerás”) todo conjunto de decisiones en una sola decisión. Así por ejemplo si he de decidir si dejo el trabajo y me monto por mi cuenta , eso sería una decisión. El determinar cómo, dónde y con quién me monto por mi cuenta sería una decisión diferente.
- Establece el objetivo que pretendes con la decisión. No es lo mismo que quieras adoptar la solución que te producirá más paz mental, que la solución que te generará más ingresos. Saber tus fines te facilitará conocer el camino.
- Plantea las alternativas existentes. A veces existe la alternativa de no hacer nada. Si es así trátala como una alternativa más. También a veces hay alternativas que sabes que no tienen ninguna posibilidad. Es mejor que las elimines para poder mirar las otras alternativas con más claridad.
- Mira las consecuencias negativas y positivas seguras y posibles de cada decisión y las probabilidades de que ocurran.
- Imagina como sería el elegir cada una de las opciones, y como te sentirías.
- Ahora es el momento de tomar una decisión. Has de saltar a la piscina. Date un tiempo determinado para tomar la decisión, y olvídate de los argumentos por un rato. Piensa en otra cosa o entretente. Y cuando llegue el momento ( puedes haber preparado una alarma para ello) toma la decisión en favor de lo que sientas que es lo adecuado. Es el momento de los sentimientos. Recuerda que como dice homominimus en el artículo citado, la cuestión es encontrar una solución lo suficientemente buena. Si esperamos encontrar la solución perfecta nos puede pasar lo mismo que si esperamos a la pareja perfecta o al trabajo perfecto. Que no lleguemos a ninguna conclusión.
- Haz algo que haga esa decisión irreversible, como comunicar a un amigo cual es la opción que has adoptado, o dar un paso que no tenga vuelta atrás. El momento de dudar ya ha pasado. Mirar atrás es un error, es como la gente que se ponía a pensar en si se había equivocado en el examen una vez que lo había hecho. La decisión ya está tomada.
- Felicítate por tu capacidad para tomar decisiones. Has sido decisivo y eso es más importante aún que la decisión que tomes. Ser decisivo es una característica importante para ti y atractiva para los demás, así que salga como salga la decisión has ganado.
- Nunca lamentes una decisión tomada. Ni pienses “debería haber… “. Las personas más efectivas saben que no es posible acertar siempre y que cuando uno toma una decisión ha de asumir el riesgo de equivocarse. Son los “riesgos asumidos” y aceptarlos distingue a los valientes de los quejumbrosos.
A partir de ahora empieza a decidir pronto, y sé una de las personas conocidas por tener poder de decisión. ¿O aún no te has decidido a tenerlo?
Relacionado con esto de la toma de decisiones y de la intuición recomiendo el libro “Inteligencia Intuitiva” de Malcolm Gladwell.
En el ámbito de la seducción y concretamente en la capacidad de abordar a mujeres para los que están bloqueados y se sienten incapaces está la llamada “regla de los tres segundos” que consiste en que, cuando ves a una chica que te gusta, no debes tardar más de tres segundos en acercarte y saludarla.
Esto se plantea para eliminar cualquier tipo de duda o inseguridad no dando tiempo a que los pensamientos negativos hagan su efecto. Se trata básicamente de “no pensar” porque lo que nos decimos es lo que nos bloquea.
Buen post.
Saludos!
El libro lo he leído y me gusta mucho. Además incide en algo interesante: las decisiones que se toman de manera intuitiva suelen ser mejores que las que se toman de una manera demasiado reflexiva. Pero en realidad a veces la reflexión es solo la manera de distraerte para que te des cuenta de cuales son las cosas que realmente quieres.
La regla de los 3 segundos es interesante, aunque en realidad ahí no hay decisión entre alternativas, sino paso a la acción de una decisión que ya estaba tomada. Porque esa es otra cuestión, cuando has decidido algo aun has de ser capaz de hacerlo.
Un saludo Aprenvida y gracias por tu comentario.
Me parece excelente el articulo, sobre todo en el mundo saturado de cosas que hacer y que pensar con el minimo de tiempo que tenemos, estoy segura que a muchos les sera de provecho al igual que ami, gracias.
Gracias Elizabeth. Hoy en día hasta para elegir la salsa de la ensalada hay que tomar decisiones, así que hay que buscar una manera de simplificar si no queremos que eso nos ahogue. Un saludo.
Me parece muy buena la clasificación.
Yo en las decisiones mínimas soy totalmente intuitiva creo,voy buscando y mirando hasta que de repente doy con aquello que encaja totalmente en mi gusto y entonces no tengo ninguna duda.
En las decisiones medias,yo creo que cuando tengo la opción escogida,me gusta conocer otros puntos de vista ,digamos que yo pongo la parte intuitiva por buscar aquello que más me gusta o que me hace sentir mejor,pero necesito también la parte racional de otras opiniones,para ver de qué manera puede encajar todo mejor.
En las decisiones máximas creo que hay que utilizar sólo raciocinio para dar con la opción correcta,seguir todos los pasos que mencionas y tener muy claros los pros y los contras,y como bien dices no arrepentirnos de la decisión tomada,el que no hace nada seguro que no se equivoca,pero tampoco acierta.
Eres una fuente inagotable de ideas magníficas y propuestas geniales, así da gusto.
Gracias Isara. Es muy importante lo de no arrepentirse de las decisiones tomadas. Porque creo que muchas veces nos torturamos a nosotros mismos. Y ya sabemos que todo es muy fácil una vez que ya ha ocurrido. Así que aquí se podría aplicar perfectamente lo de la compasión con uno mismo. Un saludo.