Un estudio muy reciente ha tratado de determinar si la cantidad de libros que los niños leen fuera de la escuela determina lo bien que leen, o es a la inversa.
Anteriores estudios sugirieron que cuánto más lee un niño mejor lee.
Este estudio usó una gran muestra de niños gemelos (N = 11,559) y 262 hermanos, todos inscritos en el Registro de Gemelos de los Países Bajos. Los niños fueron evaluados alrededor de los 7,5 años de edad. Las madres respondieron cuestionarios informando el tiempo que los niños dedicaban a actividades de lectura y lectura. Información adicional sobre la capacidad de lectura estuvo disponible a través de las calificaciones de los maestros y el rendimiento en las pruebas de lectura nacionales.
Resultados
La capacidad de lectura de los gemelos fue comparable a la de los hermanos y las normas nacionales, lo que demuestra que los resultados de los gemelos se pueden generalizar a la población. Se especificó un modelo de medición con dos variables latentes, Capacidad de lectura y Exposición de impresión, que correlacionaba .41. Los análisis de heredabilidad mostraron que Reading Ability era altamente heredable, mientras que las influencias genéticas y ambientales eran igualmente importantes para Print Exposure. Explotamos el hecho de que los dos constructos difieren en la arquitectura genética y la dirección ajustada de los modelos de causalidad. Los resultados respaldaron una relación causal que va desde la capacidad de lectura a la exposición de impresión.
Conclusiones
Hay una correlación moderada entre cuánto leen los niños y lo bien que lo hacen. Las diferencias individuales en cuánto leen los niños dependen menos de la genética que las diferencias individuales en la capacidad de lectura. Lo que leen los niños depende tanto de la genética como del entorno.
Por todo ello el estudio sugiere que es la capacidad de lectura de los niños lo que determina cuánto leen y no al revés.
Fuente: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jcpp.12910