Después de los políticos, nadie recibe tantos menosprecios como el Ego. Desde hace unos años parece como si no hubiera más enemigo para la felicidad que ese. Todo está dirigido a hacer desaparecer el ego.
Y es verdad que el ego muchas veces es negativo. El ego nos hace no aceptar las críticas, nos hace no movernos por temor a lo que pueda pasar, nos hace ser ( que curioso) egoístas.
Pero el ego también nos hace conseguir cosas buenas.
Hace un rato estaba leyendo un post de Esplingo.com sobre los retos y los límites, y las personas que son capaces de atravesar todo un océano solas, o con un par de personas más, sobre una precaria barca.
¿Qué es lo que hace que esas personas sean capaces de llegar tan lejos?
En los últimos días me he aficionado a una serie ( “Surviving the cut”) en la que se explican los durísimos procedimientos de selección de las tropas de élite americanas. Y todas se caracterizan por lo mismo. Hacen que los aspirantes atraviesen situaciones extremas, en que sin dormir, sin comer apenas, han de estar horas y horas haciendo pesadísimos ejercicios, aguantando la respiración, realizando maniobras.
Tipos duros como pocos se vienen abajo, y abandonan. Solo quedan los más resistentes, pero aún los que quedan, pasan por muchísimas fases en las que creen que no son capaces de más.
¿Qué es lo que hace que sigan adelante?
Por lo que ellos dicen es el deseo de conseguir la pertenencia a ese exclusivo cuerpo de élite. ¿No es ese deseo ego? Si les bastara con ser una persona más, no harían ese esfuerzo. Si lo hacen, es porque desean tener una distinción que otros no tienen. Porque su ego está hambriento de reconocimiento.
Es el ego el que hizo que se creara Facebook. Es el ego el que está detrás de Amazon, de Microsoft, de Apple. Es el ego el que llevó a Livingstone a explorar África, y a Amudsen al polo. Es el ego el que hizo que Hillary escalara el Everest. Es el ego y el deseo de hacer lo que otras personas no habían hecho lo que está detrás de todos los grandes logros.
El ego tiene su lado positivo. Muy positivo. A veces pensamos que las emociones son solo un obstáculo para conseguir nuestra paz. Y no es así. Las emociones tienen una función. Y esa emoción con tan mala prensa, el ego, tiene la función fundamental de hacerte progresar.
No esperes sin embargo que casi nadie te diga eso. Puede que lo escuches de algún soldado realizando unas pruebas de un cuerpo de élite. Pero es muy difícil que los escuches de un deportista o un empresario famoso. Esas personas suelen tener más estudiado su discurso. Y a nadie le gusta oír hablar de ego.
Pero ya va siendo hora de que alguien hable del lado positivo del ego.
Con respecto al ego, en mi humilde opinión creo que te confundes. En esos casos que comentas de personas exitosas, no es el ego quien las motiva y acompaña sino sus ganas de crecimiento personal, que son cosas muy distintas. El ego no hace que te superes y te enfrentes, a lo que sea, muy al contrario te aisla y te merma la autoestima.
Estoy muy de acuerdo con lo que dices Iván. Lo que pasa es que la palabra ego tiene una connotación negativa y por eso evitamos usarla para mencionar lo que en muchas ocasiones nos impulsa a actuar.
El ego, si lo canalizamos adecuadamente es muy positivo. Pero yo creo que si vamos por la vida anteponiendo nuestro ego a todo lo demás, nos convertimos en unos tiranos de cuidado.
Eso sí: creo que es difícil que alguien ( y menos un personaje público) reconozca que detrás de muchas de sus acciones y logros está simplemente eso: el ego.
Para mí es una fuerza poderosísima que procuro vigilar de cerca
Admito que en parte es un intento de provocar. De intentar que nos demos cuenta de que no son los motivos tan puros como parece. Quizá el problema es la palabra ego. El intento de mejorar, ¿es o no es ego? Yo creo que en una gran medida sí.
Según la Real Academia de la lengua española, el ego, coloquialmente hablando, es el exceso de autoestima.
Bien. Si lo entendemos así, el intento de mejorar puede estar motivado por ese exceso de autoestima. Por ejemplo: si yo practico karate y quiero mejorar y entreno para ganar un campeonato mundial porque creo que puedo conseguirlo, pues perfecto. Mi ego me hace intentarlo. Pero detrás, puede que exista en mí la motivación de donar el premio que me den en metálico a una asociación que lucha contra el cáncer por ejemplo. Y gano y lo hago. Ahí tenemos el lado positivo del ego. Pero sí únicamente quiero competir porque odio a mi rival y quiero machacarlo públicamente perdería esa parte positiva del ego.
En cualquier caso, creo que no deberíamos tener un exceso de autoestima sino querernos en su justa medida y eso lo conseguimos intentando conocernos bien a nosotros mismos, con humildad aceptando críticas e intentando no actuar solo por puro ego sino enfocándonos también en beneficiar a otros.
Vaya post profundo. A veces me lías eh?
Bueno creo que ha quedado más o menos clara mi opinión no?
Saludos
Sí Diana, aunque yo no estoy muy de acuerdo con la RAE. El ego no es normalmente exceso de autoestima, sino justo lo contrario. Deseo de estima. Es ese hambre de ser estimados el que ruge y nos hace hacer cosas que no haríamos normalmente.
Escogí esa definición de ego porque creo que es la que en el lenguaje corriente y coloquial utilizamos. Y normalmente decimos que una persona tiene ego cuando tiene muchísimo aprecio por una misma.
Entiendo lo que quieres decir aunque yo al deseo de estima no lo llame ego. No sé si el deseo de estima y el exceso de autoestima suelen ir de la mano. Quizás estemos hablando de lo mismo.
Yo creo que es una cuestión de términos y que en el fondo ambos pensamos lo mismo.