Eleanor Roosevelt dijo que las grandes mentes hablan sobre las ideas, las mentes vulgares hablan sobre los acontecimientos, y las mentes pequeñas discuten sobre la gente.
¿Tenía razón? ¿Hay algo de verdad en que los asuntos se enfocan de manera diferente por las personas poderosas y por las que no lo son? ¿Consideramos más poderosos a los que hablan de cosas más generales?
El lenguaje de los poderosos.
Según estudios anteriores el poder lleva a pensar de una manera más abstracta (e.g., Smith & Trope, 2006). Por eso podríamos plantearnos si la gente espera que las personas con más poder hablen de una manera más abstracta. Y como consecuencia de ello si las personas podrían inferir que quienes usan un lenguaje más abstracto tienen más poder.
Y eso es precisamente lo que resulta de un estudio publicado en el “Journal of Personality and Social Psychology” ( Waslak y otros 2014) En una gran variedad de contextos y de materias, los participantes consideraron más poderosas a las personas que usaron un lenguaje más abstracto frente a los que usaban un lenguaje más concreto.
Para los autores del estudio el lenguaje abstracto hace que la gente parezca más poderosa por dos motivos:
-refleja una tendencia a juzgar
-refleja una tendencia a pensar de una manera abstracta.
Si lo pensamos es lógico.
Una persona con poder tiende a juzgar. Por un lado tiene que hacerlo a diferencia de uno que tenga menos poder y por tanto no tenga que tomar decisiones. Por el otro es más difícil que se vea rechazada por sus juicios.
Y además una persona con poder, tiene que pensar de manera más abstracta. La persona que lleva el carro del correo en la compañía puede permitirse pensar de una manera muy concreta. El presidente de la compañía está obligado a pensar de forma abstracta para tratar todos los asuntos que pueda necesitar la empresa.
¿Por qué es importante aprender a hablar como los poderosos?
Según estudios anteriores, las personas que exhiben comportamientos propios de personas poderosas son tratadas en una manera que les permite conseguir efectivamente dicho poder (Ridgeway, Berger, & Smith, 1985; Smith & Galinsky, 2010). Y cómo hemos visto el poder nos hace ser más felices porque tenemos más sensación de autenticidad , además de que a mayor nivel de poder menos estrés.
La próxima vez que hables de algo, recuerda hablar de ideas. Queremos que todos sientan que eres poderoso.
No creo que tenga nada que ver el poder con saber hablar con perspectivas bien generales de las cosas. Conozco a gente muy humilde y sencilla que es capaz de analizar los hechos desde una perspectiva más abierta y completa que muchos presidentes o políticos, personas poderosas entre las que abunda muchísimo el lenguaje falaz, lleno de descalificaciones personales, simplificaciones y otras muchas falacias.
Esto es como cuando se analiza en los mass media cualquier manifestación ciudadana. Siempre, sin excepción, centran TODO el debate en pequeños suecos y altercados que hayan podido ocurrir, en vez de intentar analizar las causas, consecuencias, motivos detrás de las protestas, valorar la respuesta que se le ha dado desde el Gobierno…en los medios de comunicación se ve con total claridad como son los primeros interesados en rebajar a lo más básico el debate, re¡precisamente para estimular entre los telespectadores la visión pequeña de mentes pequeñas.
Acerca de Jesús, se dijo: “Jamás ha hablado otro hombre así”
Sencillez y claridad
La gente instruida a menudo se expresa en un lenguaje que está muy por encima del nivel de sus oyentes. Ahora bien, ¿cómo podrán beneficiarse otras personas de lo que sabemos si no entienden lo que les decimos? Cuando Jesús enseñaba, nunca hablaba por encima del nivel de los demás. Imaginemos lo rico que podía haber sido su vocabulario. Sin embargo, a pesar de su vasto conocimiento, no pensaba en sí mismo, sino en sus oyentes. Sabía que en muchos casos eran “iletrados y del vulgo” (Hechos 4:13). A fin de sintonizar con ellos, empleó el lenguaje que la gente comprendía. Puede que las palabras fueran sencillas, pero las verdades que transmitían eran profundas.
Tomemos por ejemplo el Sermón del Monte, que se encuentra en Mateo 5:3–7:27. Es posible que Jesús tardara tan solo veinte minutos en pronunciarlo, pero sus enseñanzas son tan penetrantes que llegan a la misma raíz de cuestiones como el adulterio, el divorcio y el materialismo (Mateo 5:27-32; 6:19-34). Aun así, la forma de expresarse no es complicada ni pomposa. Prácticamente no hay una sola palabra difícil de comprender, ni siquiera para un niño. No sorprende que cuando Jesús terminó de hablar, aquella muchedumbre, entre la que quizá había muchos agricultores, pastores y pescadores, ‘quedara atónita por su modo de enseñar’ (Mateo 7:28).
Las frases claras y concisas que tan a menudo utilizó Jesús lograron que sus dichos fueran sencillos y, al mismo tiempo, tuvieran un hondo significado. De este modo, mucho antes de que se imprimieran libros, él imprimió su mensaje en la mente y el corazón de sus oyentes de manera imborrable. Observemos algunos ejemplos: “Nadie puede servir como esclavo a dos amos […]. No pueden ustedes servir como esclavos a Dios y a las Riquezas”. “Dejen de juzgar, para que no sean juzgados.” “Por sus frutos reconocerán a aquellos hombres.” “Las personas en salud no necesitan médico, pero los enfermizos sí.” “Todos los que toman la espada perecerán por la espada.” “Paguen a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios.” “Hay más felicidad en dar que en recibir.”* (Mateo 6:24; 7:1, 20; 9:12; 26:52; Marcos 12:17; Hechos 20:35.) Estos impactantes dichos nos vienen con facilidad a la memoria hasta este mismo día, casi dos mil años después de que Jesús los pronunciara.
“Todos daban testimonio favorable acerca de él y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que procedían de su boca.” (LUCAS 4:22.)
Estoy de acuerdo Verónica en la claridad. Uno ha de usar el lenguaje más adecuado a las personas a las que se dirige. Otra cosa es la abstracción, que es lo que menciona el artículo. Y si te fijas en esos ejemplos Jesús es muy abstracto. No se refiere a problemas concretos, sino a problemas genéricos de la humanidad, tan genéricos y abstractos que aún milenios después hay gente que vive según esas palabras. Un saludo y gracias por tu interesante aportación.
Hola me encanto tu artículo, me fascina el pensamiento abstracto pero todavía no llego al poder jeje. Sólo escribía para agradecert y felicitarte, me encanta tu blog
Muchas gracias Gaby.