No, no te preocupes, no te voy a pedir que dejes de tener pensamientos impuros.
Durante mucho tiempo pensé que el tema de la atención plena o mindfulness consistía en dejar la mente en blanco.
Y nadie puede dejar la mente en blanco.
O quizá haya alguien que si puede, pero ¿quién querría tener una mente en la que no hay absolutamente nada?
La cuestión no es dejar la mente en blanco.
La cuestión es superar los pensamientos que se refieran a cosas diferentes a las que estamos haciendo.
Cómo veía la mindfulness y como la veo.
Así más o menos veía como era tener una mente limpia. Creía que tenía que buscar todos los pensamientos y exterminarlos.
Con el tiempo he llegado más bien a la idea, de que no hay que luchar contra los pensamientos, sino intentar reconducir los pensamientos que no tengan que ver con lo que estamos haciendo a pensamientos que sí tengan que ver con lo que estamos haciendo.
Cómo conseguir que desaparezcan los pensamientos sobre otras cuestiones.
Uno de los principales problemas que tenemos es que tratamos de resolver mil cosas a la vez. Estamos hablando con alguien por teléfono y pensamos en hacer la maleta, hacemos la maleta y pensamos en cómo lo pasaremos en el viaje, estamos en el viaje y pensamos qué estará pasando en el trabajo.
Por eso es importante tener una lista de tareas diarias que nos permita olvidarnos temporalmente de las cosas que nos rondan la cabeza.
Si tenemos claras las 4, 6, u 8 cosas que hemos de hacer durante el día, es más fácil que no estemos dándole vueltas en la cabeza a qué es lo que tenemos que hacer. Sin embargo una de las cuestiones principales de la lista diaria de cosas es no ir incluyendo cosas nuevas. La lista diaria es de las cosas que deseamos hacer en el día. Quizá necesitamos otra lista, la lista de las cosas que estamos a punto de hacer, y a esa me referiré en la entrada de mañana.