El fundador de Ford Motor Company, en su libro mi vida y mi trabajo, habla sobre la importancia de dar valor antes de pedirlo:
“Dejé mi trabajo el 15 de agosto de 1899 y me metí en el negocio del automóvil…
La característica más sorprendente del negocio tal y como se llevaba a cabo era la gran atención que se prestaba a las finanzas y la poca atención al servicio. Me pareció que se estaba invirtiendo el proceso natural que consiste en que el dinero debe venir como resultado del trabajo y no antes del trabajo…
Mi idea era entonces y sigue siendo que si un hombre hacía bien su trabajo, el precio que obtendría por ese trabajo -los beneficios y todos los asuntos financieros- se cuidarían por sí mismos y que un negocio debería empezar con poco dinero y construirse a sí mismo a partir de sus ganancias.”
Fuente: Mi vida y obra. Henry Ford.
El valor y la recompensa
Normalmente hacemos las cosas para conseguir algo. Montamos un restaurante para ganar dinero, nos relacionamos con una persona que nos atrae para conseguir que sienta atracción con nosotros, hacemos un podcast para tener oyentes.
Nuestro objetivo es la recompensa, pero en muchas ocasiones, nos centramos tanto en lo que queremos conseguir, que olvidamos que para lograrlo es necesario que ofrezcamos algo a cambio. Ese algo es el valor.
Está bien fijar la vista en la meta, en las consecuencias positivas, pero tiene que ser una mirada para motivarse. La mirada diaria tiene que estar centrada en cómo ofrecer valor.
En el caso de un negocio, ofrecer valor es suministrar los mejores productos y servicios con una experiencia que sea totalmente satisfactoria.
En el caso de una relación personal, ofrecer valor es proporcionar emociones positivas y sentimientos favorables.
Si quieres conseguir algo de los demás ( y todos queremos conseguir algo de los demás), lo que has de hacer es ofrecer el mayor valor posible. Si te centras en eso, la recompensa acabará llegando sola.