Tienes claro lo que buscas en la vida, lo vas logrando, pero en algún momento te encuentras con que alguna de las cosas que quieres choca con otra que también deseas, ¿cómo puedes solucionarlo?
Hasta ahora en la búsqueda de la confianza. Repaso. Sáltalo si has seguido las entradas de esta serie hasta aquí.
Para encontrar la confianza considero que hay de partir de lo que queremos conseguir. Son nuestros valores, o de una forma más concreta nuestro yo ideal. Lo que queremos llegar a ser.
Para facilitar el seguir diariamente los progresos he propuesto la idea de un diario en google calendar.
Una de las ventajas de tener claro nuestro yo ideal es poder conectar cualquier acción por pequeña que sea con ese yo ideal. Eso nos da unas raíces firmes y fuertes ante cualquier problema, nos aporta seguridad, y le da sentido a todo lo que hacemos.
Para conseguir esa conexión, creo que lo mejor es usar sistemas que convierten ese yo ideal en una serie de reglas atemporales, y objetivos con un tiempo determinado para cumplir metas concretas.
He decidido comprobar las situaciones que me causan inseguridad, y recogerlas en un cuaderno de tormentas.
Encrucijadas.
Antiguamente, se pensaba que los cruces de caminos tenían un poder mágico. Allí es donde se ajusticiaba a los criminales, y se creía que sus espíritus vagaban por allí atormentando a los caminantes.
Y de alguna manera, tenían razón. Las encrucijadas son el lugar donde más nos atormentamos.
Podemos imaginar el cumplimiento de las diversas partes de nuestro yo ideal con un camino. En la mayor parte de las ocasiones, nos basta con seguir el mismo camino para llegar a todos los aspectos de nuestro yo ideal.
Normalmente no hay contradicciones entre nuestros diversos valores. Todo lo que queremos conseguir en nuestro yo ideal está alineado. Si yo quiero ser un buen padre, una persona que está en forma, un profesional ejemplar, y un creador literario, el hecho de comerme una manzana y mejorar mi salud, no va a entrar en conflicto con ninguno de esos otros objetivos. E incluso muchos puede favorecerlos.
Es como si fuéramos por un camino en el que todos los indicadores de destino apuntaran en la misma dirección. Y entonces, la vida puede ser dura, pero es clara y tranquila.
Por desgracia no siempre es así. En muchas ocasiones se plantea algún conflicto entre alguno de nuestros valores. Es como si en el camino nos encontráramos una encrucijada en la que tenemos que decidir para donde vamos. No podemos tomar ambos caminos a la vez.
Encrucijadas frecuentes.
Una encrucijada muy frecuente es la que hay entre la familia y el trabajo. En muchas ocasiones, el estar pendiente del trabajo hace que estés menos pendiente de la familia. Si por necesidades del trabajo tienes que estar en una reunión de última hora en el mismo momento en que tu hijo hace su función escolar, estás ante una encrucijada.
Pero hay más encrucijadas. Por ejemplo un autor que sepa que al público le gusta más que sus novelas sean de una determinada forma, pero que siente que no es así como a él le gusta escribir. Eso plantea una encrucijada entre éxito y autenticidad.
Otra encrucijada frecuente es entre la honestidad y la aceptación. Si alguien te pregunta qué le parece su coche nuevo, y piensas que es horrible, tienes que decidirte entre una cosa y otra.
Resolviendo las encrucijadas.
Lo que tengo más claro es que no hay ninguna solución perfecta para las encrucijadas. Tienes que ser tú quien decida el orden de prioridades en caso de conflicto. Tienes que ser tú el que se prepare para el choque de valores.
En todo caso la solución de la encrucijada no ha de ser la misma para cada vez que choquen dos valores. Eso es casi imposible. Lo importante es determinar la linea roja. La linea que decide hasta que punto impera un valor y hasta que punto impera el otro.
Por ejemplo entre el trabajo y la familia, podría determinar que la linea es que atenderé todas las necesidades del trabajo a diario y hasta las 8 de la noche, pero que no atenderé ningún requerimiento fuera de esa hora.
En el caso de la honestidad puedo determinar que no voy a decir algo contrario a lo que pienso, pero que tampoco diré nada que pueda producir un malestar a la otra persona.
Objetivo para la semana.
Mi objetivo para la semana es descubrir los puntos en que hay encrucijadas. Y determinar la respuesta para esos puntos. Una respuesta que sea lo más exacta posible para poder solucionar todo lo que se plantee.
Se me amontonan las tareas…
Salvo mi cuaderno de tormentas que está a rebosar, no he hecho el resto de “deberes”. Mi yo ideal está incompleto, no he definido sistemas ni objetivos ni ná! Tengo mil tareas empezadas sin acabar. Mi neurona no funciona estos días….
Y encima tú vas y sacas el libro!
Lo tengo. Ahí. En mi ebook diciéndome: léeme, léeme.
Mañana me he cogido día sabático para pensar y ordenar ideas. Pasadomañana entro en modo acción. Espero…
Lo del yo ideal es mucho más fácil de lo que parece Diana. En serio. Podrías empezar por definir solo 5 o 6 cosas y luego añadir por el camino. O solo una, y luego ya veremos. Y con el libro igual, poco a poco. Ante todo mucha calma.
Sí, Pepito Grillo. Mucha calma. Tienes razón. Hay que ir poco a poco.
Dando pequeños pasos como la ventrílocua esa…:)´
Bueno.
Por fin.
Ha llegado el momento que llevo esperando desde que tú, Iván, me metiste en este ¨lío”.
Tengo definido mi yo ideal. Ha sido fácil. Me he dado cuenta de que solamente necesitaba una mañana PARA MI SOLA. 5 campos. 5 ideales. Además los he ordenado así, según prioridades: Madre, Esposa, Hija, Amiga y Trabajadora. Tengo mis particulares sistemas definidos también. Mi cuaderno de tormentas lleno de notas sobre las situaciones que he identificado me generan inseguridad. Lo fui alimentando la semana pasada. Me he propuesto un objetivo. Sólo uno. Muy importante y crucial ( que me lo reservo para mí porque es difícil de explicar). Tiene fecha. Si cumplo ese objetivo sé ( vamos, estoy convencida) que mi autoconfianza en ese campo sube de 4 a 9 de un plumazo.
Alguna de las encrucijadas que citas ya las pasé. Familia-trabajo. Buff! Me costó renunciar a mejores puestos por mis hijos. Pero lo hice. Y no me arrepiento. Al contrario. Resolver una de esas encrucijadas que cuentas es fuente de satisfacción y te hace salir reforzado.
He descubierto algo muy curioso también que igual te suena a broma y es un cóctel con tres ingredientes que me está ayudando a ser mejor. Uno: la meditación guiada de Homominimus. Todos los días. Me ayuda a relativizar. Dos: seguir tu blog y aplicar ( a mi manera, lo sé) tus sugerencias. Y el tercero y no por ello menos importante: leer de vez en cuando un post de Carochin ( me suben el ánimo!, importante también para el entusiasmo ¿no?).
Bueno tengo ya todos los recursos que necesito para avanzar. Ahora solo depende de mi. Ya iremos hablando.
Gracias Iván por compartir tus pensamientos en público ( esto lo anoto en mi otro cuaderno, el de agradecimientos). Puedes sentirte orgulloso de ti mismo ( yo lo estaría)
Un abrazo
Diana
Creo que es un buen cóctel, y los otros dos blogs que mencionas Homominimus y Carochin, son blogs muy interesantes que además son de amigos :), así que me alegro mucho por ellos y por ti.
Pero en la dirección correcta.
No he hecho nada, estoy en zona de confort, pero empezando nuevos planes, emocionada, pero feliz, eres inspirador y me motivan tus escritos, ya soy tu fan
Muchas gracias Gaby. No es fácil arrancar nada, quizá puedas ir dando pequeños pasos.
Estoy ahora mismo en un gran conflicto… Pienso si aceptar una pareja en mi vida o seguir el camino sola, tantos años sola me han acomodado a esta situacion…tendré que escuchar mi corazón…
Quizá eso lo puedes decidir con un poco de tiempo.