La maldición del paraíso

“Si estando en el paraíso caminas mucho tiempo en una dirección, llegarás al extremo del paraíso. Allí hay una barandilla que se asoma al abismo. Muchas cosas se ven, pero hay algo que todas esas cosas tienen en común: Nada de lo que desde allí se ve es paraíso. “

Guía de viaje del paraíso. Libro Imaginario. 

 

Por: flickr.com/photos/gustty/7142812

Pretendemos hacer que el mundo sea más justo. Sin embargo, a veces el mundo es justo por sí mismo.

Hay ocasiones en que la vida se convierte en un paraíso.

Quizá has compartido unos días con una persona que te fascina y has sentido que el mundo desaparecía bajo tus pies. Que solo las nubes te rodeaban y que podrías vivir así mil años. Te has sentido radiante.

O quizá has estado en una playa de aguas transparentes en la que habrías podido quedarte siempre.

Pero la vida está hecha de cambio. Cambios grandes como cometas que desaparecen para siempre y cambios pequeños como nubes que pasan por el cielo tranquilo. A veces un solo cambio basta para sacarte del Paraíso. Unos pocos pasos que se alejan, y el Edén es solo un recuerdo en color sepia.

Una de las grandes justicias de la vida, es también una de sus grandes maldiciones: La maldición del paraíso. Si disfrutas del paraíso, todo lo demás te parecerá insuficiente. Si has sentido el brillo cegador de los colores imposibles, no podrás contentarte con los tonos ordinarios.

Por suerte, el efecto contrario también se produce. Cuando estés pasando por un infierno, deberías, como decía Winston Churchill seguir caminando. Al salir del infierno, todo te parecerá “no infierno”. Al que ha estado al borde de la muerte, todos los amaneceres le parecen hermosos.

La vida es cambio y contraste. El placer lleva la semilla del dolor en su vientre, como el dolor lleva la del placer. Subimos y bajamos como la hierba que mueve el viento. Cuanto más alto está el trampolín, más profunda será la piscina en que caeremos.

Podría decirte que has de respirar y olvidarte de los engaños del mundo. Podría decirte que has de estar al margen del Paraíso y del Infierno. Es la postura más sensata. Es el camino del que quiere ser uno con la brisa.

Pero yo creo en la tempestad y en el mar que brama contra las rocas. Yo creo en la risa que eleva el sol y ( a mi pesar) en el llanto que mueve la luna. Yo creo que hay que saber morir de dolor para aprender a vivir de placer.

Yo quiero estar en el paraíso, aunque cuando mire desde allí, todo el resto me parezca infierno.

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2 comentarios en «La maldición del paraíso»

  1. Es realmente muy hermoso lo que has escrito.
    Todos los amaneceres,atardeceres y anocheceres son hermosos.
    También pienso que es mejor estar en el paraíso y agarrarse a esa barandilla con todas nuestras fuerzas,y si tenemos que pasar por el infierno,intentar que sea de puntillas.Además en la vida real ya estamos todos los dias.
    Sugerencia:podrías trasladar al papel el libro imaginario,sin presión ni prisas,pero con urgencia y máxima prioridad 🙂

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