En la entrada anterior hablé de cómo ser como el fuego y usar todo lo que la vida nos lanza para brillar con más fuerza.
No se trata de creer que todo es maravilloso. Ese no es el tipo de positividad que yo propongo. Se trata de elegir, entre todas las miradas posibles, aquella que sin separarse de la realidad, nos permita ser lo más felices que podamos.
Hoy he encontrado en redes sociales una imagen que resume muy bien esto:
Un árbol deja caer flores. ¿Es una maldición o una bendición? Depende de la mirada, y depende de las circunstancias.
En la imagen a los paseantes no les importa que el suelo quede lleno de flores, no es el suelo que está delante de su casa. Ellos solo reciben la parte positiva. Para ellos es fácil mirar la caída de las hojas con buenos ojos.
La señora recibe la parte negativa. La entrada de la casa se le llena de flores. Este es el mejor ejemplo de cómo aplicar la mirada positiva, porque la señora si puede escoger entre dos miradas:
- Pensar que tiene la entrada de la casa sucia, aunque sea de hojas bonitas. Con este pensamiento es muy probable que no se sienta muy bien.
- Pensar que tiene la entrada de la casa llena de hojas de un color precioso, aunque tenga que barrerlas. Con este pensamiento, es muy fácil que se sienta bien.
Como ves, no se trata de negar la realidad. No se trata de decir que no hay que limpiar las hojas. Eso sería engañarse. Esa sería una positividad absurda.
Se trata de priorizar. De poner delante lo positivo y poner detrás lo negativo.
A veces será más fácil y a veces será más difícil. Casi todas las situaciones tienen una parte buena y una parte mala, pero a veces la parte buena es muy pequeña y a veces es muy grande.
Pero ¿cómo se prioriza?
En mi opinión lo esencial es definir la situación por la parte positiva. Y digo definir la situación y no poner la atención, porque la atención puedes necesitar ponerla en lo negativo. Puedo tener que limpiar las hojas del árbol, y estar pendiente de la limpieza, pero definir la situación como “un inconveniente de disfrutar la caída de hojas de colores”. O definir la situación como “la maldición de limpiar otra vez las hojas del árbol”.
Es la definición de la situación lo que marca la diferencia. Define las situaciones por los elementos positivos en lugar de definirlas por los negativos y estarás un poco más cerca de la felicidad.