Todas las teorías del mundo no sirven de nada si no nos sirven para aplicarlas en la práctica. Y se pueden entrenar, pero cuando realmente se ve su eficacia es cuando las usamos porque no nos queda otra.
El domingo pasado, tuve una metedura de pata literal. Estaba caminando por la piscina del bloque de la casa de mis padres, y no sabía si meterme en el agua o no, así que “decidí” meter una pierna en la piscina y dejar la otra fuera. Así que de pronto noté que uno de mis pies perdía apoyo. Mis piernas fueron cada una por su lado hasta que al final caí a la piscina.
Cuando salí tenía varias heridas en los pies y piernas, una contusión en las ingles y mucha dificultad para caminar. Al principio intenté hacerme el valiente y rechacé la ayuda pero después me di cuenta de que estaba bastante fastidiado. Aun así decidí esperar a la mañana siguiente para hacer control de daños. Visto lo visto, he hecho también una valoración de mis reacciones y de su conformidad a los principios que predico.
Principios aplicados
Primer principio aplicado: Ante todo mucha calma.
No es que sea exactamente el más valiente del mundo para el dolor físico. Pero el dolor no era en realidad demasiado fuerte en el momento del golpe. El alarmismo no sirve de nada, y mantener la cabeza fría ayuda a pensar. Por suerte lo conseguí.
Segundo principio aplicado: Pensar en lo bueno.
Mi reacción normal habría sido el pensar en la mala suerte de caerme y castigarme a mí mismo por no haber estado lo suficientemente atento. Esta vez no lo hice. En lugar de pensar en lo que podría haber ido mejor, pensé en lo que podría haber ido peor. Me podría haber golpeado con la cabeza al caer, o me podría haber dado el golpe en lugar de en las inglés en algún punto cercano ( ya te puedes imaginar cual). Supongo que más de una persona se ha quedado en el sitio de alguna forma así.
En cuanto al dolor, aunque me molestaba, imaginé el dolor que se podría experimentar cuando a alguno de los soldados de otras épocas se les amputaba una pierna sin anestesia en pleno campo de batalla. Es una manera de verlo un poco exagerada pero funcionó y no me sentí mal.
Supongo que lo más importante es que no cedí a la tentación de tener lástima de mi mismo.
Tercer principio aplicado: Aceptación de las situaciones que no puedes cambiar.
Cualquier pensamiento dedicado a lo bueno que sería que no me hubiera ocurrido la caída, es un clavo más en la cruz del sufrimiento, y no tiene ningún sentido. Hay que partir de las situaciones que existen e intentar obtener el mejor resultado de ellas. Como ayer tenía que viajar imperativamente, busqué unas muletas antiguas, use la posibilidad de ponerme la maleta de mochila, y pedí un taxi hasta la estación ( normalmente iría caminando, pero era demasiado esfuerzo).
Principios no aplicados
Hasta aquí lo positivo. Ahora me toca ver lo que no he hecho del todo bien. Sin ánimo de castigarme por ello, sino para aprender.
- Presencia. Es conveniente estar siempre con la mente en el lugar en el que te encuentras. Pero mucho más si además el lugar es un lugar potencialmente peligroso ( y después de un par de accidentes alrededor de piscinas estoy empezando a pensar que las piscinas lo son para mí).
- Después del accidente, debería haber tenido más precaución, e intentar estar en reposo para evitar males mayores. Como aunque me dolía podía caminar cojeando, ayer me moví más de lo deseable y supongo que eso no habrá ayudado a evitar que hoy me levantara con la pierna más hinchada.
- Aunque al principio llevé bien el dolor, cuando me hicieron una cura me asusté como un ciervo herido. He de estudiar más como sobreponerse al dolor físico. Y a superar fobias como que me toquen los dedos de los pies.
De cara al futuro:
Expectativas: según mi teoría de que la expectativa deseada y la tolerada, pienso que no será nada y que en un par de días estaré perfectamente. Eso es lo que espero que ocurra. Pero a la vez me preparo para la posibilidad de que no sea así y tenga que estar un tiempo caminando con muletas.
Cosas buenas: Obviamente se me ocurren muchísimos inconvenientes del hecho de tener que llevar unos días muletas o tener que cojear ( problemas para el trabajo, deportes, vacaciones) la mente nos lleva de por sí misma a todo lo negativo. Así que lo positivo me lo he de aportar yo. ¿Qué me puede aportar de bueno esto?. Y pensando se me ocurren las siguientes cosas.
1) Me será más fácil escribir artículos para el blog, y progresar en un par de libros que estoy escribiendo si no me puedo mover demasiado bien. Por suerte las manos las tengo perfectamente y puedo teclear para terror de mis lectores.
2) Me permitirá ( ya me lo está permitiendo) ser un poco más empático con las personas que tienen algún tipo de minusvalía física. Obviamente mi problema es temporal y no comparable pero los obstáculos en la ciudad se hacen mucho más evidentes cuando tienes cualquier dificultad por mínima que sea.
3) Con un poco de suerte me permitirá tener una vida más relajada durante unos días, sin correr de un sitio a otro.
Un saludo a todos.
Magistral análisis. Un gran modelo de afrontamiento de sucesos negativos. Un ejemplo de resilencia.
Este artículo deberías enmarcarlo. LIteralmente.
Muchas gracias homominimus. Al final será cierto eso de no hay mal que por bien no venga. Tu manera de afrontar el accidente que tuviste hace unos meses me inspiró mucho.
Jajajaja… Esta entrada me ha resultado hilarante… propia de una película del hipocondríaco más universal: Woody Allen. Y lo lamento porque veo que no saliste muy bien parado… pero te tengo que escribir lo que el texto me inspira.
Con respecto al 1er Ppio: creo que ese “mantener la calma” obedece más a la vergüenza de caernos delante de público que a un acto meditado… Y como está aún caliente y no hay dolor, mayor motivo para “escapar” cuanto antes de la situación.
El 2º ppio. suena a conversación de hipocondríaco (hablando consigo mismo a una velocidad de vértigo e intentando convencerse de lo que podía haber pasado…)
En los ppios. no aplicados veo mucha incongruencia: Entiendes una piscina como un lugar “potencialmente peligroso”, te asusta una cura, tienes fobias con respecto a los pies, y en vez de parar, reposar y “aceptar una situación que no puedes cambiar” (ppio. 3), te mueves y te provocas más desaguisado… (Fallo de aplicación)
El futuro: bien que aproveches para hacer cosas que habitualmente comprimes en poco tiempo, pero me temo que estar unos días perjudicado no va a aumentar tu sensibilidad hacia los discapacitados. Quizá durante un par de días, pero todo pasa y se olvida… (por desgracia) Aunque está bien que pienses que esto te va a hacer mejor persona:)
(Ah! Y como publiques más frecuentemente, va a ser imposible seguirte el ritmo!)
Saludos.
Vayamos por partes:
En el primer punto sí tienes toda la razón. La primera reacción es huir, salir de allí como sea. Sobre todo considerando que el accidente no ha sido por hacer un mortal hacia detrás sino por mero despiste.
En el segundo no lo sé. Puede que fuera intentar convencerme. Pero si me intento convencer y lo consigo, entonces ¿en qué se diferencia de encontrar lo positivo?
En cuanto al punto tercero sí hay cierta incongruencia. Supongo que inicialmente en caliente, todo parece menos grave. Y es al enfriar cuando empieza a doler más.
En cuanto al futuro es cierto que no me dará una perspectiva perpetua sobre esa situación. Pero también es cierto que se trata de buscar cosas positivas y a veces eso exige traer alguna por los pelos.
Gracias por tu comentario. Te perdonaré que me compares con Woody Allen. Algún parecido tengo, jejeje.
Pd: En cuanto a lo de las publicaciones, estoy probando a publicar todos o casi todos los días. Cuando no lo haces le ves muchas ventajas. Cuando lo haces, le ves también los inconvenientes. No sé, supongo que en Agosto publicaré menos, y luego veré a ver.
Miss, veo que no has comprendido nada. En fin.
No te equivoques ni prejuzgues, Homo Minimus. Cada uno entiende en función de muchas variables, y ahora mismo trato de tomarme la vida con bastante humor y (poca) filosofía…
Desde luego amigo Ivan “que has tenido mala pata”.
Es totalmente acertado el positivar todo lo negativo que nos suceda -pues detrás de todo hay una razón que a nuestra razón se le oculta- pasado mañana -es un decir- verás que el acontecimiento ha tenido consecuencias positivas.
Un saludo y a cuidarse, dando tiempo al cuerpo a sanarse a su ritmo.
Muchas gracias amigo. El tiempo es un buen médico y uno malo a la vez, cura a todos, y a todos nos acaba matando. Un abrazo.
Yo estoy ojiplático (O_O) porque…¡no sabía que eras negro!.
Fuera bromas, buen artículo Iván, yo no suelo pensar tanto ni antes ni después de mis porrazos y te aseguro que tengo un historial que le ganaría a Mel Gibson en arma letal.
Saludos y a mejorar compañero!
Sí, ya he leído en tu blog. Lo de recibir palizas ( y seguro que darlas) es para ti como para mí comer leche con cereales. Yo después puede que haya pensado, pero antes, ya ves que no. Un saludo.
Si lo dices así parece que formo parte de la mafia o que soy un pandillero y nada más lejos de la realidad. Soy un tipo muy tranquilo que en épocas pasadas se metió en líos pero más por insensatez y poca cabeza que por agresividad.
Cuando hablaba de porrazos me refería a golpes, caídas…etc, no a peleas. Te puedo asegurar que eso no va conmigo.
Me alegro. Ya me siento más libre para volver a llevarte la contraria aquí o en tu blog. Jejeje. Un saludo.
siento lo de tu pie,pero a veces este tipo de sucesos es bueno vivirlos para ir probando y comprobando de qué forma somos capaces de salir de situaciones desagradables fortuitas que nos pueden pasar en cualquier momento y situación de nuestra vida,para aprender y rectificar.Digamos que son como entrenos 🙂
lo que no nos va matando nos va haciendo más fuertes.
Ha sido una prueba superada.
La indecisión no nos lleva a ninguna parte y necesitamos la concentración de los cinco sentidos para ver cúal es el mejor camino a seguir en un estado de indecisión.
La próxima vez que te acerques al borde de una piscina tendrás muy claro lo que hacer y lo que no hacer 🙂
Gracias por tu apoyo. Lo que sí es seguro es que tendré cuidado cuando me acerque a una piscina. De hecho los dos accidentes más graves que he tenido en los últimos años ( este y un “shock térmico) se han producido al lado de una piscina. Menos mal que por lo menos no hay medusas :). Un saludo.