No es la gran muralla china. Es solo una rampa. Una pequeña rampa acolchada. Cualquiera podría subirse ahí. Bueno cualquiera no. Él no acaba de conseguirlo. Pero es normal: tiene tan solo dos años.
En ese momento no hay nada más para mi hijo que la rampa de subida al parque infantil. El resto del mundo ha desaparecido de su atención y de su mirada, que mira al destino que ahora mismo parece inalcanzable. Pero él mira con decisión, como aceptando un reto invisible.
Lo intenta una vez, pero tras subir un poco, cae por la pendiente. La caída le sorprende y está tentado de llorar, pero mirándome sonreír, olvida el llanto y vuelve a la carga.
Dos, tres, cinco veces vuelve a caer. Pero inmediatamente después de cada caída viene un nuevo intento.
No sé cuántas veces lo ha intentado ya. Estoy concentrado leyendo un libro y me he olvidado de sus aventuras. Entonces escucho un grito de victoria. Mi hijo ha subido la rampa y me mira desde allí. No creo que hubiera más triunfo en la mirada de Edmund Hillary cuando coronó el Everest.
La mirada de un niño
Hoy en día esta de moda pensar idealizar todo lo que hacen los niños es bueno. Todo lo que suene a primitivo es bueno. Todo lo que suene a madurez y a civilización es negativo y malvado.
Yo no pienso así. Somos más eficientes y productivos que los niños. Creamos obras de arte más valiosas. Soportamos mejor los contratiempos. Escondemos mejor nuestro egoísmo.
Pero los niños nos superan en algunas cosas. Por ejemplo en su manera de reaccionar ante los obstáculos.
Mirar los obstáculos como un niño
Ramit Sethi, un famoso autor y conferenciante americano afirma que tenemos que afrontar los obstáculos como lo hace un niño pequeño.
¿Cómo afronta un niño pequeño los obstáculos?
1.No tiene miedo a fracasar.
El niño quiere tener éxito. Está deseando tener éxito. No busca fracasar ni alardear de sus fracasos. Pero el miedo al fracaso no le limita. No piensa “no voy a poder subir esa rampa”. Se lanza e intenta hacerlo.
Es verdad que si el niño fracasa puede enfadarse, pero será poco tiempo. Enseguida volverá a la carga para intentarlo con mayor energía.
2.No cae en el diálogo interno negativo.
La falta de manejo del idioma es en esto una bendición para el niño pequeño. No habla apenas, así que tampoco puede hablarse a sí mismo de manera negativa. No se puede decir “ eres un perdedor”, “eres un fracasado”, “nunca consigues las cosas que te propones”.
No puedes ( ni quieres) olvidar el idioma. No puedes desaprender a hablar. Así que tendrás que aprender a ignorar ese diálogo interno negativo, o conseguir que no se genere directamente.
3.Busca nuevas maneras de conseguir su objetivo.
Si un camino se cierra, siempre hay otro que se abre. Si estira la mano para alcanzar unas llaves y no llega, buscará la manera de acercar un objeto al que pueda subirse para llegar más lejos. Pero al final casi siempre lo consigue como sabemos bien los padres, que intentamos inútilmente alejar las cosas de sus manitas.
4.Cuando alcanza su objetivo lo celebran intensamente.
No es necesario pasarse horas celebrando algo. Es una celebración breve pero que les ilumina totalmente la cara. Cada vez que celebras un triunfo, aumentas tu motivación para superar el reto siguiente.
- Una vez alcanzado su objetivo, encuentra otro más complicado.
Hay un objetivo por alcanzar detrás de cada objetivo conseguido. La vida es eso, ir superando etapas y marcándose cada vez metas más importantes. Ir consiguiendo objetivos para acercarnos a lo que queremos ser.
Los niños tienen que aprender mucho de nosotros. Pero nosotros también tenemos que aprender de ellos. Sobre todo su mentalidad para afrontar los obstáculos.
Me ha parecido un hermoso contenido. Comparto el tema de la sobrevaloración de las cosas que hacen o dejan de hacer los niños en detrimento de las que hacemos los adultos. Me parece sumamente interesante la cuestión de transitar la vida de modo que lo bueno de cada etapa continúe con nosotros y que seamos capaces de adaptarnos sana y alegremente a los obstáculos. Ya que de eso se trata la vida, nuestra parada ante lo arbitrario, cómo enfrentamos eso que parece desestabilizarnos. Gracias Iván.
Muchas gracias por tu comentario Sandra.