Siempre he odiado la expresión “zona de confort” y más aún el consejo de “sal de tu zona de confort”.
Sé que es un consejo bienintencionado, sin embargo me parece tremedamente irónico impulsar a alguien a probar cosas nuevas cuando el propio “consejero” usa una fórmula repetida mil veces sin innovar en nada.
Si crees que alguien debe probar cosas nuevas, da ejemplo y trata de inducir a ello con una frase diferente.
Pero además de la ironía, es que creo que nadie debería salir de su zona de confort.
NO salgas de la zona de confort.
Vivimos en la época de los anuncios de personas que saltan en paracaídas y que se tiran en bicicleta por la muralla china. El que se queda en el sofá de su casa no da buena imagen en los anuncios.
Yo no creo que tengas que salir de la zona de confort. Si estás cómodo, ¿para qué moverte? Si un entorno te hace sentir bien ¿qué sentido tiene abandonarlo?
A mí eso me suena a consejo de los que se da a los demás. Y de los que no se aplican para uno mismo.
Todos los animales se pueden por el principio de la conservación de la energía. Si les basta con hacer 1, no van a hacer 2. Y si les basta con 0 no van a hacer 1.
Yo no quiero dejar de estar cómodo. Hay personas que disfrutan de la sensación de que se están esforzando y sufriendo. Yo no soy así. Yo quiero estar cómodo y bien.
Entonces ¿no deberías moverte? ¿deberías estar siempre igual?
Sal de la zona de desconfort.
Lo que ocurre es que normalmente llamamos “zona de confort” a lo que no es confortable. Lllamamos zona de confort a lo que deberíamos llamar zona de costumbre. No estamos cómodos, estamos incómodos. La costumbre no nos hace sentir cómodos.Nos hace como mucho evitar el miedo.
Si tienes un trabajo y estás satisfecho con él, olvida los consejos de todos los gurús que te dicen que tienes que salir de la zona de confort y trabajar para ti mismo. Al carajo con ese consejo. Sigue en tu trabajo y no te compliques la vida.
Pero si tu trabajo te incomoda. Si odias cada día que apareces por allí, entonces no estás en una zona de confort, entonces estás en una zona de desconfort a la que estás acostumbrado.
Incertidumbre sí pero.
Seamos realistas. A los seres humanos no nos gusta la incertidumbre. Para que nos aventuremos a entrar en una situación incierta tiene que darse una de estas dos razones:
- O bien estamos en una “zona de desconfort”, de mucho desconfort y entonces es mejor la incertidumbre de que el futuro pueda ser malo que el presente que ya sabemos seguro que es malo.
- O bien tenemos una promesa de recompensa tan grande que nos hace superar el miedo a la incertidumbre.
Quizá pienses que las distinciones que hago son meramente semánticas. Pero no es así. La diferencia con los que creen en la zona de confort es de concepto. Yo no creo en la bondad del cambio. Yo creo en la optimización de las condiciones.
Si algo funciona bien, no lo toques, salvo que estés convencido de que es probable de que saliendo tu situación puede ser mejor.
Y si algo no funciona bien, huye. Ya tendrás tiempo de hacer que algo funcione.
Es una interesante forma de verlo. Me gusta el punto de que esa zona puede ser de desconfort al que te has acostumbrado. Efectivamente suena mas realista.
La verdad a mí sí me gusta “sufrir” y “forzarme” en cuanto a mis capacidades o limitaciones pero coincido en que como consejo hacia otros, no hay cosa más trillada y plasta.
Que cada uno se ocupe de su propia “zona” digo yo 🙂
Saluditos.
Creo que el principio básico del comportamiento humano debería ser “No des el coñazo a los demás” jajaj. Gracias por tu aportación Kate.
Me voy a permitir discrepar haciendo algo que no sé si es correcto, pero me atrevo con una copia pega de un trozo del blog de mi amiga minimalista Mercè Gimeno del blog http://descubriendoelminimalismo.blogspot.com.es/2015/07/cuentos-para-luchar-en-mi-vida-no-le-he.html
Y pienso que a veces hay que salir de esa zona que pensamos que es de confort, pero que si verdaderamente lo es, no necesitamos salir, porque cambiar por cambiar…
La historia de la vaca
Un maestro deseaba enseñar a uno de sus discípulos por qué muchas personas viven atadas a la mediocridad y qué sucede cuando nos liberamos de las ataduras y comenzamos a utilizar nuestro verdadero potencial.
Para impartir su lección, había decidido visitar los lugares más pobres y desolados de la provincia y encontrar la más humilde de todas las viviendas.
La elegida casucha parecía a punto de derrumbarse. El improvisado techo dejaba filtrar el agua y había desperdicios por todas partes. Sin embargo, allí vivían ocho personas y en medio de este estado de escasez, contaban con una posesión poco común en tales circunstancias: una vaca. Flacucha y con escasa leche pero que producía el poco alimento de algún valor nutricional para ellos. Era lo único que los separaba de la miseria total.
Allí pasaron la noche el maestro y su novato y al día siguiente, muy temprano y sin despertar a nadie, se dispusieron a continuar su camino. Antes de emprender la marcha, el maestro le dijo a su discípulo:“Es hora de que aprendas la lección que has venido a aprender”.
Sin que el joven pudiese hacer nada para evitarlo, el anciano sacó una daga y degolló a la vaca ante los ojos del joven.
– Maestro, dijo el joven: “¿Qué has hecho? ¿Qué lección es ésta? ¡Has dejado a esta familia en la ruina total!
Haciendo caso omiso a los interrogantes, el anciano se dispuso a continuar la marcha mientras el joven era confrontado por la nefasta idea de que, sin la vaca, aquella familia seguramente moriría de hambre.
Un año más tarde, decidieron regresar. Pero en su lugar, encontraron una casa grande y bonita. Primeramente el joven pensó que la muerte de la vaca había sido un golpe demasiado fuerte, que aquella familia había tenido que abandonar el lugar y ahora, otra con mayores posesiones había construido una mejor vivienda.
Cual sería su sorpresa cuando del interior salió el mismo hombre que un año atrás.
– ¿Cómo es posible? Preguntó el joven.
– Hace un año fuimos testigos de la profunda pobreza en que ustedes se encontraban. ¿Qué ocurrió durante este año para que todo esto cambiara?
Ignorante del hecho de que el discípulo y su maestro habían sido los causantes de la muerte de su vaca, el hombre relató como el mismo día de su partida algún maleante envidioso había degollado salvajemente al animal.
El hombre explicó como su primera reacción ante la muerte de la vaca había sido de desesperación y angustia. Sin embargo, poco después decidimos que a menos que hiciéramos algo, muy probablemente, nuestra propia supervivencia estaría en peligro. Así que decidimos limpiar algo del terreno de la parte de atrás de la casucha, conseguimos algunas semillas y decidimos sembrar legumbres con las que alimentarnos.
Después, comenzamos a vender algunos vegetales que sobraban. Con este dinero compramos más semillas y comenzamos a vender ya en el puesto del mercado. Así pudimos tener dinero suficiente para arreglar nuestra casa. De esta manera, poco a poco, este año nos ha traído una vida nueva.
El maestro, que había permanecido en silencio, llamó al joven y le preguntó:
– ¿Tú crees que si esta familia aún tuviese su vaca, estaría hoy como se encuentra?
– Seguramente no, respondió el joven.
– ¿Ves? Su vaca, a parte de ser su única posesión, era también la cadena que los mantenía atados a una vida de mediocridad y miseria. Al no contar más con la falsa seguridad que les proveía el sentirse poseedores de algo, debieron tomar la decisión de buscar algo más.
La misma vaca que para sus vecinos era una bendición, les había dado la sensación de poseer algo de valor y no estar en la miseria total, cuando verdaderamente sí estaban en ella.
Así es cuando tienes poco. Lo poco que tienes se convierte en un castigo, ya que no te permite buscar más. No eres feliz con ello, pero no eres totalmente miserable. Estás frustrado con la vida que llevas, mas no lo suficiente como para querer cambiarla.
Cuando tienes un trabajo que odias, que no suple tus necesidades y no te trae satisfacción, es fácil tomar la decisión de dejarlo. No obstante, cuando tienes un trabajo del cual no te gusta y no te hace feliz pero suple tus necesidades básicas y te ofrece cierta comodidad, es fácil conformarte con lo que tienes.
Muchos de nosotros también tenemos vacas en nuestra vida. Ideas, excusas y justificaciones que nos mantienen atados a la mediocridad, dándonos un falso sentido de estar bien cuando frente a nosotros se encuentra un mundo de oportunidades por descubrir.
Un abrazo amigo Ivan y perdoname si te incomodo…
Yo creo que estamos de acuerdo en una cosa. Si realmente estás bien, no necesitas ir a ningún lado. Pero hay veces en que no estás bien, aunque te engañas para pensar que es así. O por miedo o por comodidad. Tu mismo hablas de “falso sentido de estar bien”, así que no estás bien. Y no estando bien no se trata de zona de confort, si no de zona de desconfort que asumimos por rutina. Un saludo y gracias por comentar.
De acuerdo en eso, el problema es que el ser humano tiene un sistema de supervivencia automático que se le dispara en momentos de crisis y le engaña como un placebo, haciéndole soportar lo no soportable desde el punto de vista de la dignidad, e incluso de la conveniencia, y ese “mecanismo automático” tiene prioridades (a veces absurdas) como la de que en caso de falta de riego sanguíneo al cerebro, no tiene inconveniente en quitarle ese riego al resto del cuerpo, en un intento (que sabemos baldío) de prolongar la supervivencia del cerebro, o la de privar de alimento al resto del cuerpo y “comerse” literalmente hasta los propios huesos en ese proceso.
Por eso mismo es necesario “una patada en el culo” para sacarte de esa zona, pues por ti mismo a veces no puedes y en este caso es el degüello de la vaca (en el sentido metafórico)
En eso también estamos de acuerdo. El problema es que no siempre hay un maestro cerca. Y además no basta con degollar la vaca. En el cuento queda muy bien, pero en la realidad, la gran mayoría de las familias acabarían igual pero sin vaca. Hay que dar una patada en el culo, pero en el culo adecuado. Un abrazo.
Genial 🙂
¡Por un artículo que me respalda de lo que yo pienso!
Tengo un blog y he escrito un artículo criticando la teoría de sal de tu zona de confort (muchas críticas he recibido, como era de esperar) y me he lanzado a google a buscar a alguien que pensase como yo. La verdad que me ha costado unas búsquedas, no te creas.
En muchos aspectos coincidimos, aunque cada uno lo ha explicado a su manera.
Creo que no gustan estos artículos porque son realistas. La incertidumbre tiene un coste muy alto a nivel emocional y los fracasos no son gratis.
Te invito a que te pases por mi blog y me des tu opinión.
Sonsoles.
Hay personas que encuentran la felicidad y luchan cada día para mantenerse felices. Son personas afortunadas que adquieren habilidades y hacen parecer que su vida es fácil porque su capacidad les permite disfrutar de su vida, su familia y su trabajo, incluso buscan siempre solucionar los problemas que se presentan en lugar de estarse quejando todo el tiempo, y eso hace parecer que nunca tienen problemas. Están felices con lo que tienen, como cuando se encuentra a la mujer o hombre adecuado y vives con el o ella por el resto de tu vida. De igual forma puedes encontrar el trabajo o nivel económico ideal para ti y vivir así hasta tus últimos días. En el entorno de estas personas hay otro tipo de personas, que insisten continuamente en que salgas de “tu zona de confort” y critican una y otra vez tu forma de vida. Al observar este tipo de personas te das cuenta de lo inestable que es su vida, están separados, divorciados, con deudas, y sin metas claras por las cuales luchar, y aún así creen que pueden recomendarte salir de tu “zona de confort”. Las personas que realmente son positivas, emprendedoras, y tienen la iniciativa de buscar nuevas cosas tienen metas claras y en algún punto de su vida se detienen a disfrutar de su éxito, y saben distinguir lo que realmente es importante en esta vida.Si eres de las personas que continuamente buscas salir de tu “zona de confort” y con ello encuentras el éxito, el equilibrio emocional y la felicidad mis respetos y admiración, por otro lado si solo eres de las personas inestables que recomiendas a los demás que salgan de su zona de confort pero en tu propia vida no existe el equilibrio ni felicidad plena deberías ocuparte en primer lugar de su propia existencia.