Ya lo sospechaba hace tiempo. No es que esté mal que la gente se preocupe por los animales, pero creo que se nos ha ido un poco de las manos.
Entiendo que la gente le incomode ver animales sintiendo dolor. Lo que no entiendo es que incomode más ver animales sufriendo que personas.
También entiendo que el dolor de los niños nos afecte mucho más, pero me parece que lo estamos llevando demasiado lejos. Incluso cuando hay un atentado terrorista no es solo que se recalce el número de niños que han sido víctimas, sino que parece que se destacan tanto que se llega a olvidar a los adultos.
Sobre este tema se ha realizado recientemente una investigación que trata de descubrir si las personas se sienten más afectadas emocionalmente por los informes de sufrimiento de animales que por el sufrimiento humano.
Doscientos cincuenta y seis estudiantes universitarios en una importante universidad del noreste de Estados Unidos pidieron que indicaran su grado de empatía hacia un adulto o niño humano brutalmente golpeado frente a un perro o cachorro adulto, como se describe en un informe ficticio.
La hipótesis de los investigadores fue que la vulnerabilidad de las víctimas, determinada por su edad y no por la especie, determinaría los niveles de angustia y preocupación de los participantes por ellas.
¿Cuál fue el resultado? Lo más determinante para la preocupación por el dolor ajeno fue la edad y no para la especie. También se encontró más empatía con niños humanos, cachorros y perros adultos que con humanos adultos. La edad influye en la empatía hacia las víctimas humanas, pero no para las víctimas perros.
Además, las participantes femeninas fueron significativamente más empáticas con todas las víctimas que sus contrapartes masculinas.
¿De verdad es esto normal y sano? Quizá hemos de recuperar la empatía por los seres humanos.
Fuente: http://booksandjournals.brillonline.com/content/journals/10.1163/15685306-12341440
yo creo que, más que el género o la edad, influye la percepción que tenemos sobre la capacidad de comprensión y de “hacer el mal”. Me explico: cuando alguien pega a un animal, además del dolor que éste pueda sufrir, también le sumamos que el animal “no entiende” por qué le pegan. Lo mismo sucede con niños, más cuanto más joven es. Con los adultos este factor no está: un adulto (en general) sabe por qué le pegan, lo que por supuesto no quiere decir que esté bien.
El otro factor es que, con los adultos, siempre queda ese resquemor de: ¿se lo tendrá merecido? ¿habrá hecho algo malo? y eso reduce la sensibilidad hacia la personal. Algo que no suele suceder con niños o animales a los que se les presupone que son buenos.
En fin, que es más cuestión de impresiones que de realidad.
Conozco animales que son mucho mejor persona que las personas. Un perro jamas me traicionaria como se traicionan las personas dia a dia. No creo que se nos haya ido de las manos porque en cierta medida es cuestión de afinidad: declaro que de le las especies animales el ser humano es la que menos me gusta y la única que me decepciona. Somos un cancer para el planeta, y creemos que somos la especie dominante. Tal vez lo que se nos ha ido de las manos es el antropocentrismo.