“Las ideas valen cinco céntimos la docena. La gente que las implementa es la que no tiene precio”
Mary Kay Ash.
¿Son valiosas las ideas?
En realidad quería poner esa cita para empezar este post, y luego poder decir que no estoy de acuerdo.
Las ideas son valiosas, son muy valiosas.
Hay gente que no tendría una idea ni aunque estuviera sola durante 40 años en la Biblioteca de Alejandría. Y hay gente a la que las ideas se le caen de los bolsillos.
Pero hay una cosa que es cierta, las ideas no son necesarias.
Uno no necesita tener una idea original para llegar a algún lado. MacDonalds no tuvo la idea de vender hamburguesas. Ni siquiera tuvo la idea del nombre, sino que la compró. Puedes llegar muy lejos aplicando ideas de los demás. De hecho rara vez los pioneros de algo son los que llegan a consolidarse. Posiblemente nadie se acuerde ahora de Netscape. Aunque en su momento era el explorador líder indiscutible.
Sin embargo las ideas son positivas. Y un negocio se hace mucho más fácil si tienes una idea original. Aunque la idea no sea nada espectacular. Starbucks se fundó sobre la idea de crear un ambiente de bar italiano, y luego de recrear la comodidad de tomar un café en casa. No es una idea revolucionaria. No es algo por lo que nadie fuera a ganar el Nobel. Sin embargo con la implementación adecuada, una idea tan sencilla puede producir resultados maravillosos.
¿Qué es una idea?
Para mí una idea es esto.
¿Un huevo?
Sí, una idea es como un huevo. En sí misma no es gran cosa. Pero con el apoyo suficiente puede convertirse en una gallina.
Vale, siempre me puedes decir que te puedes comer el huevo.
Así que te daré otra metáfora.
Una idea es como la plataforma de lanzamiento de un cohete. Por sí misma, la plataforma no sirve para nada, pero con si tienes el cohete, sirve de base para que el cohete pueda lanzarse y llegar lejos.
¿Para qué sirven las ideas?
En mi opinión sirven para dos cosas:
– Para relacionarse con otras ideas.
– Para conseguir un resultado.
La relación entre ideas está bien. Pero sigue siendo algo que se produce en un mundo etéreo. Para que realmente sirvan de algo tangible las ideas las has de llevar al mundo real. Y eso lo puedes hacer de varias maneras.
Creando un producto.
Generando una acción o incluso un proyecto.
Convirtiendo la idea en una regla o en un sistema, o en un modelo de acción.
La idea es un punto en mitad de un camino. Mientras no la apliques no habrás recorrido el camino completo.
Irónicamente esta entrada contiene una idea. Una idea que tampoco llegará a servir de nada si no la transformas en algo efectivo.