Ayer estaba viendo en la televisión un documental sobre los escaladores del parque nacional estadounidense de Yosemite. Muy interesante, aunque no recuerdo el nombre. Escalando en Yosemite o algo parecido.
Después de contar todas las hazañas de los escaladores, así como las dificultades incluyendo multas heridas y hasta muerte el documental terminaba con una cita del escritor “beat” Jack Kerouac. La cita era está:
Y eso me hizo pensar. No en escalar una montaña vidente mente, que me parecen actividad hermosa pero extremadamente peligrosa, sino en el hecho de cómo conseguir un equilibrio entre una vida tranquila y una vida llena de aventuras.
Muchas veces se suele decir que vivas como si tu día fuera a ser el último. No soy partidario de esepensamiento, porque si tuviera ese pensamiento #maria los dientes, no me preocuparía por ningún tipo de enfermedad que pudiera tener, ni por la dieta, ni haría ejercicio, me haría ningún otra clase de actividad, como trabajar, que produzca rendimientos a largo plazo pero un sufrimiento a corto plazo.
Yo soy de esas personas que nunca se comería el postre primero. De esas personas que que esperarían en el famoso experimento de los malvaviscos, en que se ofrecía un niño un malvavisco y en el caso de que aguantarán hasta que volviera el investigador sin comerlo le ofrecían dos.
No creo que exista mucho riesgo de quede que me dé por escalar montañas, pero es cierto que quizá muchas veces he ido justo en el sentido contrario, y me he preocupado solamente por el mañana sin preocuparme por el hoy, y he caído en la rutina por comodidad sin pensar que todo el tiempo utilizado en actividades rutinarias se convertiría en tiempo fácilmente olvidable.
Por eso considero que es importante encontrar un equilibrio entre las dos cosas.