Estaba en el tren viendo con bastante indiferencia una película de surf. Una en la que el marido de la madre ( que no es el padre pero quiere al hijo como si lo fuera)  enseña al hijo a surfear, para que se enfrente a una gran ola que vendrá dentro de poco tiempo.

Sólo con ver un par de escenas ya puedo  imaginar, deja vu, de que trata la película. La típica película de procesos de aprendizaje  El niño irá aprendiendo poco a poco hasta que consiga enfrentarse a la gran ola ( imagino que casi seguro con éxito). Historia de conseguir los propios sueño, moraleja “Si te empeñas lo consigues” . Un poco irritante por lo previsible pero que al menos tiene la ventaja frente a otras películas semejantes de que subraya la importancia del esfuerzo.

El proceso de aprendizaje en las películas.

He dejado de ver la película ( estoy escribiendo el post) y he empezado a pensar en la relación que tiene con películas como Karate Kid, u otras semejantes.

Sea cual sea la temática, el esquema es el mismo:

–          Personaje sin características especiales para un determinado logro. Incluso personaje con características totalmente inadecuadas para ello.

–          Un deseo ferviente de conseguir la meta propuesta.

–          Un paciente pero normalmente duro mentor que indica el camino.

–          Obstáculos que se cruzan en el camino del aspirante a triunfador.

–          Tropiezo con dichos obstáculos.

–          Desmoralización, incluso pensamientos de abandono.

–          Renovación del deseo, con un nuevo motivo para estar motivado.

–          Superación de los obstáculos.

–          Triunfo.

–          Despedida y cierre.

El problema del esquema del aprendizaje de las películas.

Mirando lo que reflejan esas películas se podría decir que triunfar es algo bastante complicado, pero bastante previsible. Sin embargo hay una trampa que las películas no recogen. Las películas hablan de las dificultades para avanzar. Y no niego que pueda ser duro, pero no lo es tanto.

¿Sabes lo que es duro? Lo realmente duro y de lo que no te hablan las películas es de cuando has llegado a un determinado nivel, y de pronto experimentas un retroceso. No es dejar de avanzar, sino el momento en que no eres capaz de llegar al nivel al que ya habías llegado anteriormente.

Ese momento es el peor, porque es cuando te planteas, si realmente lo que has hecho sirve para algo. Y no te voy a decir que sí, que sirve para algo. A veces sirve para algo y a veces no. A veces te das cuenta de que has hecho tu castillo de arena en el lugar equivocado, y la mejor estrategia es cambiarlo a otro lugar.

No siempre tienes que vivir la disminución de resultados. Algunas pocas personas afortunadas consiguen hacer todo el recorrido del tirón, sin retrocesos. Sin embargo lo más probable es que tengas que enfrentarte en algún momento a esa situación.

Entonces es cuando has de ser realmente fuerte, acallar tu ego herido y seguir adelante. Te costará más llegar a la meta, pero cuando lo hagas, ( porque tarde o temprano lo harás sea la meta inicial o sea otra meta a la que hayas cambiado) entonces tu mirada tendrá un brillo diferente. No será la mirada del triunfador que ha luchado por llegar. Será la mirada del triunfador que ha estado en el infierno y ha vuelto.