Leyes de la simplicidad:
Creo que la compañía de tanto minimalista me está empezando a producir daños colaterales. Ahora todo lo veo desordenado, excesivo, barroco. O quizá es que en realidad todo a mi alrededor está desordenado, es excesivo y es barroco. Sea como sea el otro día di con un libro que me resulta muy interesante para conseguir el propósito de simplificar. : “Las leyes de la simplicidad” de John Maeda, un muy interesante volumen de más de 500 páginas ( es broma, obviamente, no lo de que es interesante sino lo de las páginas.).
Aunque estoy convencido de que los más interesados en el minimalismo ya lo conocerán, seguro que hay otras muchas personas que lo desconocían. Y además puede que los que ya lo conozcan lo quieran repasar. Se refiere en parte a conductas de las personas y en otra a como se diseñan los productos, pero de una u otra forma resulta bastante interesante.
En ese libro se contienen 10 reglas esenciales para simplificar y 3 claves para utilizarlas en la tecnología. Las reglas 1 a 3 son las básicas, las 4 a 6 las intermedias, y las 7 a 9 las avanzadas, siendo la décima, la ley final que une a todas las demás y las ata en la oscuridad.
1.Reducir . La manera más simple de conseguir simplicidad es mediante la reducción racional.
¿Quién lo diría? Si hay menos cosas, todo es más sencillo. Sin embargo ni siquiera esto es tan fácil como parece. Se trata de un equilibrio entre:
¿Cómo lo puedes hacer de sencillo?———————-¿Cuán complejo ha de ser?.
Eso se consigue, primero quitando todo lo que no es importante.
Y después usando tres medios.
Encoger: las cosas más pequeñas generan menos expectativas en nosotros. Por eso todo está hecho actualmente para parecer más pequeño, como las pantallas de LCD finísimas que además están montadas sobre estructuras también finas e incluso transparentes.
Esconder: es la técnica de la navaja suiza. Las utilidades que se están usando están visibles. Las que no se usan, están escondidas en algún lado. Es lo que pasa en los menus de los blogs cuando se esconden bajo algunas opciones muchas más.
Incorporar valor: Si hacemos algo más pequeño y escondemos sus funciones, podría parecer que es capaz de hacer menos cosas. Así que ha de quedar claro el valor real que aporta o conseguir que se le asocie un valor aunque realmente no lo tenga ( como ocurre en muchas ocasiones con el marketing).
2. Organización: hace que un sistema de muchos parezca de menos.
Agrupar en una forma de reducir, al menos de que todo parezca reducirse.
Para ello propone las acciones de :
Clasificar en grupos coherentes.
Dar un nombre a cada uno de los grupos.
Integrar los diferentes grupos.
Priorizar los que sean más importantes.
Aunque considera que vale cualquier otro sistema que sirva para realizar una organización adecuada.
3. Los ahorros en tiempo parecen simplicidad.
Aquí el autor propone usar los mismos tres medios que en la primera ley.
Encoger. A veces se puede ahorrar tiempo, por ejemplo limitando las opciones. Eso ocurre en Amazon cuando te sugiere los libros que te pueden interesar, o en el ipod shuffle cuando las canciones son meramente por azar y no tienes que escogerlas.
Esconder. Si se esconde que pasa el tiempo, parece que todo es más sencillo. Un ejemplo son las barras de descarga. Al darnos sensación de avance, parece que el tiempo no ha pasado tan rápidamente.
Incorporar: cómo cuando se incorpora el tiempo a la experiencia. Así los semáforos que dicen cuanto queda para el verde.
Hasta aquí las 3 primeras reglas de la simplicidad, las reglas básicas. En una próxima entrada veremos las reglas intermedias y avanzadas.
Para mí fue un alivio descubrir que había una forma de vida llamada “simplicidad voluntaria”, porque antes no sabía qué era lo que me pasaba, porque no había conseguido encajar en los moldes de vida en vigor y tampoco en el minimalismo (claro, en esto tampoco encajo a la perfección, soy una persona no una pieza de puzzle, pero me entiendo mejor).
Hablando de reducir, acabo de librarme de un montón de cosas que guardaba, con un criterio de selección muy salvaje: si no sé con exactitud lo que hay en esta caja/blosa/carpeta, se va fuera (lo importante siempre sabes donde está). Un montón de tiempo ahorrado (el de la seleción) y muchos más trastos eliminados de lo que habría eliminado si hubiera revisado (siempre cae algún indulto con tintes emocionales a la hora de revisar lo que se va a eliminar). Cayeron cajas y cajas de libros, por ejemplo, porque no recordaba qué libros exactamente había en ellas, ni qué autores.
Lo mismo se puede hacer con la eliminación de actividades: si no sabes exactamente lo que te aporta o si no estás completamente seguro de que forma parte de tu plan vital, se va fuera, llore quien llore y se moleste quien se moleste. De pronto el día resulta que sí da para casi todo.
Para mí eliminar es esencial en esto de la simplicidad. Es el paso más importante.
A ver cuáles son las siguientes reglas (aunque a mi las reglas como concepto no me gusten nada).
A mí también me parece que casi todo está desordenado y sobran cosas. Me tengo que contener en algunas ocasiones en casas ajenas para no decir algo como “Oye, ¿tú quieres que te tire todo lo que tienes por aquí y que seguro que no sirve y te simplifique la casa y de paso la vida?”.
Ayer regresé a Málaga después de estar un mes en casa de mis suegros; ellos tienen un piso muy recargado, con vitrinas llenas de figuritas y con cada rincón ocupado con algún mueble o algún adorno. Al entrar a mi piso me pareció amplio, luminoso, como si entrara a la habitación de un hotel moderno de esos que tienen estética minimalista.
Saludos
Un mes en casa de tus suegros… Buff, eso es un reto. Deberías comprarte una camiseta que pusiera ” Yo he estado un mes en casa de mis suegros” , y la gente te miraría al pasar con admiración y diría, que huevos tiene ese tío. Lo de la reducción del número de cosas en la casa me acaba de dar la idea para un post. Un saludo Luis José y disfruta de la vuelta a tu casa.