Imagina que un grupo de hombres primitivos desea cazar un mamut. Para ello tendrá que responder dos tipos de preguntas:
1) El primer tipo son preguntas como: ¿Qué es un mamut?, ¿dónde suelen estar los mamuts?, ¿dónde se ha visto recientemente un mamut?, ¿cómo es la zona donde está el mamut?, ¿cómo reacciona el mamut cuando es atacado?, ¿qué ocurre si te embiste un mamut?, ¿y si te muerde?, ¿ es efectiva una lanza contra el mamut?, ¿a qué distancia penetra una flecha bajo el pelo y la piel de un mamut?
Este tipo de preguntas son preguntas de cómo es el mundo.
2) Pero hay un segundo tipo de preguntas como: ¿Cómo puedo llegar hasta donde está el mamut?, ¿cómo nos distribuiremos para atacar el mamut?, ¿qué haremos si el mamut echa a correr? , ¿y si nos ataca?, ¿ qué pasará si alguien resulta herido?, ¿cómo podemos rematar al mamut?, ¿cómo traeremos el cuerpo del mamut hasta aquí?.
Ese tipo de preguntas son preguntas de cómo he de actuar en relación al mundo.
Cómo es el mundo y como he de actuar en él.
Las preguntas de cómo es el mundo tratan de descubrir como es la realidad entendida en sentido más amplio. La realidad incluye obviamente las cosas y los lugares, pero incluye también entre otras muchas los animales, el cuerpo, la mente, el comportamiento de las personas y las dinámicas de los grupos .
La gran mayoría de las cosas que aprendemos en el colegio o en la universidad se refieren a cómo es el mundo.
Las ciencias naturales explican cómo es el mundo físico.
La lengua explica cómo funciona el idioma.
La psicología explica cómo funciona nuestra mente y por qué nos comportamos como lo hacemos.
Las preguntas acerca de cómo actuar en el mundo son más prácticas. Y son las que solemos buscar por nuestra cuenta al margen de la educación formal.
¿Cómo organizar tus tareas para que no te abrumen?
¿Cómo olvidar a una persona a la que quieres?
¿Cómo escribir mejor?
¿Cómo reparar una persiana? ( se nota que tengo una persiana rota).
Incluso las preguntas más complicadas de la vida se pueden incluir en una de esas categorías.
¿Quién soy? es una pregunta de cómo es el mundo.
¿Qué hace que las personas sean felices? es una pregunta de cómo es el mundo.
¿Cómo puedo estar más presente? es una pregunta de cómo actuar en el mundo.
Cuando la pregunta es de cómo actuar en el mundo, suele requerir formular algunas preguntas previas de cómo es el mundo.
Por ejemplo:
¿Cómo puedo convencer a Alberto de que venga conmigo de viaje?
puede remitirme fácilmente a ¿cómo es Alberto? o ¿qué le gusta a Alberto?
Las respuestas de los libros.
Los libros también pueden ser de dos tipos como ya decía Mortimer Adler en cómo leer un libro: los libros que tratan de decirte cómo son las cosas, y los que te dicen cómo has de actuar. Los primeros se podrían llamar de forma genérica tratados, y los segundos manuales.
Sin embargo, cualquier libro que aspire a recoger una materia de manera completa ha de incluir ambas partes. Normalmente lo hace dividiéndose en dos: Una primera parte que explica cómo son las cosas, y otra parte que explica cómo actuar.
Si por ejemplo leemos un libro básico sobre ajedrez, aunque sea muy práctico, posiblemente empezará definiendo lo que es el juego del ajedrez, el tablero y las funciones de las piezas. Hecho eso, será cuando empezará a recomendarte las diferentes opciones para conseguir vencer a tu adversario.
Y lo mismo que he dicho de los libros es aplicable a cualquier otro tipo de medio que transmita conocimiento.
No es que haya un tipo de conocimiento bueno y otro malo. Es muy difícil saber cómo actuar sin saber cómo son las cosas. Y es inútil acumular conocimiento si no hacemos nada con él.
Hay un motivo por el que no he querido hablar de teoría y práctica, y es porque esa división la tenemos muy metida en la cabeza, y creemos que la teoría es solo teoría y que no tiene nada que ver con cómo se hacen las cosas en realidad.
Hasta aquí de hecho esta entrada es puramente de cómo es el mundo. Pero se quedaría un poco coja si no dedujera de ello alguna consecuencia para tu vida ordinaria. Sacaré dos.
La primera conclusión, como casi siempre, es ser consciente de ello. Ser consciente de cuándo necesitas una información de cómo son las cosas y cuándo necesitas una información de cómo hacer algo.
La segunda es que la finalidad última de todo conocimiento es derivar de él información práctica para tu vida. Hay excepciones claro. Como conocer la historia de la guerra del Peloponeso por el mero placer de descubrirla. Pero muchas veces buscamos información con la finalidad de obtener una guía de actuación. Escuchamos un podcast , leemos un libro, o vemos un vídeo y después dejamos la información dormir el sueño eterno de los justos. Eso es como si después de molestarnos en hacer un zumo de naranja, lo dejáramos en el vaso sin beberlo.
Cada vez que descubras algo nuevo del mundo, de las cosas, de las personas, pregúntante: ¿Qué he aprendido de cómo es el mundo? ¿Qué puedo cambiar de mi forma de actuar con esta información?