Con la edad, nuestra mente va perdiendo facultades. Por desgracia no podemos impedirlo, pero sí podemos limitarlo.

En varios estudios se ha demostrado que la educación, las enfermedades crónicas, y el ejercicio físico influyen en nuestras capacidades mentales al hacernos mayores.

Ahora, en un estudio publicado en la revista Neurobiology se ha tratado de determinar la influencia del trabajo que desempeñamos en el deterioro de nuestra mente.

El trabajo no libera, pero puede disminuir la decadencia intelectual.

En el estudio se examinó a más de mil personas de más de 75 años ( con 83 de media) durante ocho años, descubriendo demencia senil en 359 sujetos.

Las personas que habían pasado su vida en trabajos más exigentes intelectualmente mostraron un mejor funcionamiento cognitivo al inicio del estudio y un declive menor en sus habilidades a lo largo del tiempo.

Según los investigadores, desempeñar trabajos exigentes intelectualmente puede ayudar a las personas a crear una “reserva” de facultades mentales, que serían ser útiles más tarde.

Es lo mismo que pasa con la educación. Cuanto más usas el cerebro más se fortalece, más conexiones se crean entre sus diversas partes, y más difícil es que después decaiga.

Consecuencias prácticas.

Si tienes un trabajo que sea exigente intelectualmente, alégrate. Estás ahorrando para tu mente de anciano.

Si tienes un trabajo que no sea demasiado exigente intelectualmente, intenta complementarlo con algún hobby que sí te exija ese esfuerzo. Da igual que hagas crucigramas o sudokus, o que estudies algo nuevo. Lo importante es que tu cabeza siempre esté funcionando.

En muchas ocasiones hacemos ejercicio físico para mantener bien nuestro cuerpo. Y está muy bien. Pero no hemos de olvidar también hacer ejercicio mental para que nuestro cerebro se mantenga en plena forma.