En la entrada anterior, os hablaba del método que un chino llamado Jin Jiang, utiliza para superar sus problemas de asumir el rechazo. Su método consiste en realizar peticiones a la gente de lo más extrañas ( que le dejen jugar al fútbol en el patio de una casa, que le dejen conducir un coche de policía) para habituarse el rechazo.
Sin embargo mi teoría es que el método de Jiang no es un método para practicar el rechazo, sino un método para practicar el valor. ¿Por qué?. Ahora veréis.
Valor , rechazo y expectativas.
Creo que muchas veces confundimos cómo entrenar una cosa y cómo entrenar otra. La confusión en este caso, viene de que el rechazo nos asusta, y como nos asusta, intentamos evitar las situaciones que nos producen la posibilidad de un rechazo. Por ello para realizar algo que implique la posibilidad de ser rechazado se necesita valor.
Hasta ahí todo esta claro, hay una conexión entre ambos elementos. Sin embargo a mayor posibilidad de rechazo no aumenta el valor necesario.
El dolor causado por el rechazo es mayor cuanto mayor es la expectativa de éxito.
¿Por qué?. Porque no nos duelen las cosas que ya hemos aceptado. Lo que pensamos que es imposible conseguir no nos molesta cuando no lo conseguimos. Pero si pensamos que algo sí lo vamos a conseguir entonces nos molesta mucho.
Imagina que un chico le pedirle una cita a su vecina, que es una chica bastante normal. Y por otro lado
El valor necesario es mayor cuanto menor es la expectativa de éxito.
¿Por qué? porque si pensamos que no vamos a conseguir algo, nos imaginamos que no lo conseguimos. Y es difícil actuar cuando tienes esa expectativa. Sin embargo cuando la expectativa que tienes de que las cosas salgan bien es mucho más fácil actuar.
Aquí podéis ver un gráfico explicativo ( sin acentos por”imperativo tecnológico” del programa de realización de diagramas)
Y no digo que la expectativa de éxito sea el único factor que influye en el valor necesario o en el dolor de rechazo. Hay más factores y en otro momento los analizaré. Pero considero que es importante considerar como influye la expectativa de éxito en esos dos casos.
¿Pedir una cita a Angelina Jolie o a tu vecina?
Veamos un sencillo ejemplo. Imagina que Antonio ( es un nombre ficticio) quiere pedir una cita a una chica. Ha pensado en dos opciones bastante dispares. Por un lado la opción más factible es pedirle la cita a María ( otro nombre ficticio) que es su vecina, y que es una chica normal y corriente. Por otro siempre ha querido pedirle una cita a Angelina Jolie ( que no es un nombre ficticio aunque puede que tenga partes de su cuerpo ficticias, y que, por si alguien no lo sabe, tiene como pareja a Brad Pitt, que es bastante más atractivo que Antonio). Imaginemos que Antonio que es cámara de cine, tiene acceso a hablar en algún descanso con la buena ( en el sentido de bondad) de Angelina.
Para Antonio requiere más valor pedir una cita a Angelina que a María. La expectativa de éxito es ( !oh sorpresa!) mayor en el caso de María. Fíjate que hablo de expectativas. Podría ser que María sienta una repulsión total, pero bien disimulada por Antonio, y que a Angelina le gusten los “machos ibéricos”. Pero la expectativa de Antonio es esa.
Sin embargo el hecho de que Angelina le rechace le causa menos dolor a Antonio que el rechazo de María. Porque daba por hecho que Angelina era imposible y pensaba que la cita con María era al menos relativamente factible.
El método del rechazo de Jiang.
Por lo dicho anteriormente, en mi opinión, el método de Jiang es un método que es mejor para mejorar el valor, de lo que es para mejorar tu reacción ante el rechazo.
No sé si tendría valor para pedir a alguien que me dejara jugar al fútbol en su patio de atrás. Pero lo que sí sé, es que si lo hiciera no me dolería demasiado, ni consideraría que mi autoestima sufre por ello. Al fin y al cabo sería bastante difícil que nadie me hubiera dicho que sí.
Al poco de leer el caso de Jiang, hace unas semanas, me acerqué en la playa ( cuando aún no me había lesionado la pierna) a unos chicos que estaban jugando al voleibol. Eran 3 contra 2, y yo sólo uno, así que consideré que era prácticamente seguro que me dejarían jugar. Se lo pedí y me dijeron que no podían dejarme jugar con ellos porque ya iban a acabar. Puede que fuera verdad, puede que fuera mentira, pero aunque Jiang tenga mucho más valor, dudo que el rechazo en ninguna de sus aventuras le haya hecho sentir tan mal.
Lo entiendo con el ejemplo del matrimonio Pitt-Jolie,pero me lo planteo de otra forma con el partido de voley.Estoy de acuerdo en que el dolor por el rechazo es mayor pq das por hecho que te dirían que sí, y das por cumplida tu expectativa.Pero,y si hubiesen sido 5 chicas (y voy a rizar más el rizo) jugando a voley en top-less? Imagino que habrías necesitado más valor para preguntar si te dejaban jugar,y por otro lado también creo que tu expectativa de entrar en el juego también podría ser mayor pq podrías perfectamente pensar que seguramente tendrías la misma o más altura que ellas y la misma o más fuerza que ellas para hacer un juego perfecto en red, o no lo planteo bien?
Un saludo.
En realidad el que luego vaya a jugar mejor o peor, no influye, tal y como yo lo planteo en la expectativa de éxito. Porque el éxito lo limito al hecho de que me dejen participar. Y si fueran las 5 chicas en top less, mi expectativa de participar sería menor. Pensaría que no van a querer que juegue y el rechazo me dolería menos.
Otra cosa sería plantear el éxito en el partido, pero aquí yo lo centro en el éxito en que acepten que juegue.
No es mala idea la de las 5 chicas jajaja. Un saludo.
Duele lo mismo, es la frustración de no conseguir lo querías, es algo infantil.
No desees o necesites, lo que te puedan quitar -o negar que viene a ser lo mismo- si no quieres ser frustrado.
Un saludo
Es cierto que puede ser infantil. Lo que yo no creo Avalon, es que duela lo mismo. Creo que cuanto más esperas que funcione más duele. Un saludo.
Cuando decides iniciar algo, y más de ese estilo, piensas que tienes posibilidades, de lo contrario serías un iluso total…
La frustración de no conseguir a la guapa es muy grande, pues pensaba que tenía posibilidades, pues de lo contrario ni lo intentas…
En cambio la frustración del rechazo de María, no es por que tenía más posibilidades, es por la constatación de no ser atractivo ni para -la para él inferior- María…
Puedes pensar que no tienes posibilidades y hacerlo como Jiang, para entrenar. O puedes pensar que tienes posibilidades, pero menos que con tu vecina.
Hay, eso también es cierto, un elemento de reflexión sobre la propia valía, que es ese que muy bien indicas tú. Comparar tu fracaso al fracaso que habrían tenido otros en la misma situación.
Un saludo Avalon.
…es la reflexión sobre la pregunta ¿Duele más el rechazo de Angelina Jolie o de tu vecina? Obviando el resto de la argumentación, solo la pregunta.
Un saludo.
El experimento que relatas me ha recordado a un compañero de cuadrilla que tenía hace algunas décadas atrás.
Le llamábamos “el folla pavas” por su constante entrenamiento contra el rechazo como del oriental que mencionas -dudo que fuese su inspiración pues era, y creo que sigue siéndolo, bastante inculto- pero voy a la historia:
Estábamos trabajando -con el mono puesto- y no había señorita o señora que estuviese a su alcance que no le pidiese relaciones sexuales…
Le recriminaba yo su actitud invasiva y acosadora, aunque no tenía mal talante en su propuesta, es más, era hasta cortés…
Si nunca te hacen caso… ¿por qué insistes?
Por si acaso, el no ya lo tengo de antemano…pero el día que acierte…
“El no está asegurado” decía un amigo mío. En realidad a ese amigo tuyo, el rechazo no le dolía nada. Primero porque lo que pedía era demasiado, como para pensar que se lo iban a dar sin más. Y segundo porque estaba ya “desensibilizado”. La cantidad de rechazos recibidos era propia del “chino”. Y no le importaba nada.
Aunque por otro lado si le llamabais el “folla pavas” algún sí sacaría, jejeje.