La lotería de Babilonia: lo quieras o no estás jugando.

La lotería en Babilonia
La lotería de Babilonia no funciona solo con dinero

¿Qué es la lotería de Babilonia?

Hay cuentos malos, cuentos regulares, cuentos buenos, cuentos famosísimos y cuentos que a pesar de ser de un autor muy famoso no tienen la repercusión que su genio merece, cuentos que una vez leídos no puedes quitar de tu memoria.

Uno de esos cuentos es La lotería de Babilonia de Jorge Luis Borges.

En ese fascinante cuento, de lectura imprescindible, Borges habla de como comienza la lotería en Babilonia siendo un mero juego para ganar dinero, y como en poco tiempo, la gente se cansa de jugar.

“Alguien ensayó una reforma: la interpolación de unas pocas suertes adversas en el censo
de números favorables. Mediante esa reforma, los compradores de rectángulos
numerados corrían el doble albur de ganar una suma y de pagar una multa a veces
cuantiosa. Ese leve peligro (por cada treinta números favorables había un número aciago)
despertó, como es natural, el interés del público”.

Se incluyen junto a los premios, multas, pero como la gente no paga las multas se les condena a prisión por más o menos días según la multa impuesta. Después se olvidan las multas y se empiezan a imponer ( dado que nadie pagaba) la pena de prisión directamente.

Al igual que las penas ya no estaban representadas por cantidades de dinero, también los premios dejaron de ser en dinero.

“Era incoherente que los números faustos se computaran en redondas monedas
y los infaustos en días y noches de cárcel.”

Todos querían participar en la lotería, de manera que la lotería babilónica se acaba convirtiendo en forzosa.

“Todo hombre libre
automáticamente participaba en los sorteos sagrados, que se efectuaban en los
laberintos del dios cada sesenta noches y que determinaban su destino hasta el otro
ejercicio”.

Las consecuencias de la lotería pasaron a ser cada vez más fuertes, tanto en lo bueno como en lo malo.

“Una jugada feliz podía motivar su elevación al concilio de magos o la prisión de un enemigo (notorio o íntimo) o el encontrar, en la pacífica tiniebla del cuarto, la mujer que empieza a inquietarnos o que no esperábamos rever; una jugada adversa: la mutilación, la variada infamia, la muerte.”

Y la lotería de Babilonia en un paso esencial, pasa a ser secreta.

“En muchos casos, el conocimiento de que ciertas felicidades eran simple fábrica del azar,  
hubiera aminorado su virtud; para eludir ese inconveniente, los agentes de la Compañía
usaban de las sugestiones y de la magia. Sus pasos, sus manejos, eran secretos.”

Al final del cuento, se hace el planteamiento de hasta donde llego el poder de la Compañía de la Lotería de Babilonia.

“Ese funcionamiento silencioso, comparable al de Dios, provoca toda suerte de conjeturas. Alguna abominablemente insinúa que hace ya siglos que no existe la Compañía y que el sacro desorden de nuestras vidas es puramente hereditario, tradicional; otra la juzga eterna y enseña que perdurará hasta la
última noche, cuando el último dios anonade el mundo (…)”

Reflexión sobre la lotería de Babilonia.

Los cuentos malos no cuentan nada, los cuentos buenos cuentan una historia, los cuentos geniales cuentan una historia que es toda la Historia, y que habla de ti y de mí, sin hablar de nosotros.

La lotería de Babilonia es un cuento extremadamente profundo. Un cuento que habla del azar y de la injusticia del mundo.

Hay una tendencia en todos nosotros a pensar ( quizá por influencia de las religiones) que todo lo que ocurre en nuestras vidas ocurre por algo. Que hasta el mayor de los males depende de la voluntad de un Ser Superior que tiene unos planes que justifican todo lo que ocurre.

Ningún dolor es mayor que el de pensar que algo terrible ha ocurrido sin ninguna causa, sin ninguna justificación, sin ningún designio.  Si alguien muere en una batalla lo primero que se dice es que su muerte no ha sido en vano, que sirve para algo, que responde a un plan superior.

Y sin duda es pensar que las cosas ocurren por algo es un pensamiento que conforta, pero a la vez es un pensamiento que genera mucho dolor. ¿Cómo entender que esté en algún plan que ocurran cosas tan terribles como ocurren en ocasiones? Pensar que algo ocurre por algo es también tener que encontrar el motivo de que sea así. Y eso puede ser muy complicado, puede dejarnos en un estado de constante frustración buscando una respuesta que no llega.

Sin embargo si aceptamos que las cosas simplemente son, que no hay ningún plan detrás de ellas, el dolor inicial puede ser mayor, pero después es solo cuestión de aceptarlo, no hay preguntas en bucle que queden sin cerrar.

Y esto es independiente de tu creencia sobre la existencia de Dios aunque esté relacionado. Aún creyendo en Dios puedes creer que Dios no se dedica a determinar como discurrirá cada vida. Aún sin creer en Dios puedes creer que todo obedece a un plan del universo o del Cosmos.

Quizá todo es cuestión de que siempre buscamos no tener que asumir nuestra soledad. Qué como un hijo que acude a la protección de su padre deseamos encontrar un motivo para creer que no todo depende de nosotros.

No lo sé. Quizá simplemente es complicado aceptar que estamos jugando a la lotería de Babilonia.

 

 

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