Las redes sociales están llenas de mensajes diciéndote que tienes que ser auténtico. Todo eso está muy bien, pero ¿cómo lo consigues?

Peter Sage, al que ya he mencionado en algún otra entrada, tiene una idea.

Un truco para ser más auténtico.

Muchas veces en una situación estamos pensando una cosa pero nuestros actos están demostrando otra. Quizá estamos haciendo como que escuchamos a alguien pero no tenemos ningún interés en lo que nos cuenta. Quizá estamos enfadados y simulamos no estarlo.

Cuando nuestros actos no están alineados con nuestros pensamientos perdemos mucha fuerza. Y las personas de manera inconsciente lo notan.

Para evitarlo, imagina que tuvieras sobre tu cabeza una pantalla de televisión, y que esa pantalla de televisión mostrara a todas las personas que tienes delante lo que estás pensando.

¿Te comportarías de manera diferente? ¿Serías más auténtico?

La liberación de ser auténtico.

Cuando te imaginas la pantalla sobre tu cabeza, tu perspectiva cambia mucho. Te empiezas a hacer consciente de todas las veces que no estás plenamente en el momento actual. Y de todas las veces en que escondes tus verdaderos sentimientos.

Quizá estás escuchando una charla y no tienes interés en ella. ¿Cómo evitar que la persona que habla vea que no te interesa sobre esa pantalla imaginaria? Tienes dos opciones, o abandonas el lugar ( ya que no te interesa) o haces un esfuerzo para que te interese. En cualquiera de los dos casos saldrás ganando.

Lo mismo ocurre en las relaciones con las personas. Muchas veces no puedes mostrar a otra persona lo que piensas. No convendría que tu jefe supiera que le odias, o que tu cuñado fuera consciente de tu opinión sobre él.

Sin embargo, ese tipo de situaciones deberían ser la excepción. Evita pasar tu tiempo con personas de las que tengas una opinión negativa. O aún mejor,  haz un esfuerzo por intentar entender a esa persona, por conocer sus motivaciones y saber porqué hace lo que hace. Quizá después de eso, no habría ningún problema en mostrar lo que piensas.