Cambiando ilusiones

Siempre he pensado que los seres humanos, somos como cadáveres animados por ilusiones. Si nos quitaran todas las ilusiones no quedaría nada más que desgana. Y en el fondo, con más o menos palabras técnicas, eso es lo que es la depresión. Dejar de tener ilusiones.

Por eso, en cada ocasión en que una ilusión desaparezca, has de buscar lo que la sustituya. No puedes simplemente dejar que la ilusión se desvanezca y creer que la vida seguirá igual.

Y no hablo solamente de amor. En el amor, claro, también ocurre. Te ilusionas, y eso te hace sentir muy bien. Y cuando por algún motivo la ilusión desaparece, sientes un vacío y te cuesta encontrar las ganas para cualquier cosa.

Pero pasa también cuando vuelves de vacaciones. La ilusión por disfrutar del ocio se desvanece, y si te limitas a dejar pasivamente que lo haga, lo pagarás.  Por eso has de buscar un tu vida cotidiana, una o varias ilusiones que sustituyan a la que tenías.

Y pasa si has logrado una meta que te habías propuesto, o has conseguido un puesto que codiciabas. Desde el momento en que una ilusión se convierte en realidad, suele dejar de ser algo que te impulsa.

Somos responsables de nuestra propia felicidad. Y de que todas las piezas que hacen que seamos felices estén en su sitio.

Si vas en un coche y se pincha una rueda, sabes que no puedes evitar sustituirla por otra si quieres poder seguir conduciendo. Con las ilusiones pasa lo mismo. Si una ilusión muere, busca la que la sustituya.