Tienes que pagar la luz. Tienes que hacer ese trabajo tan pesado. Te vienen a visitar tus suegros el fin de semana. El ordenador no te funciona bien y el coche, el coche tienes que llevarlo a revisar. Seguro que te hacen pagar una pasta. Bufff, te estás empezando a poner de mala leche.
Somos buscadores de problemas.
Nuestro cerebro está preparado para solucionar problemas. Eso es lo que nos ha hecho sobrevivir. Está hecho para fijarse en por qué no conseguiste cazar el mamut la otra vez. En por qué el jefe de la tribu te ha mirado con mala cara. En por qué esa fruta no sabe rica.
Y no es mala idea. Para sobrevivir es mucho mejor buscar las cosas que no funcionan y solucionarlas.
Casi todos nuestros problemas como seres humanos derivan de que tenemos un cerebro preparado para una época con problemas diferentes.
— Ivan Entusiasmado (@Entusiasmadocom) July 2, 2015
Lo de buscar los problemas está muy bien para algunas cosas. Te ayuda a ser mejor cazador, a que no te coman los tigres, a que no te maten a palos. Pero no te ayuda a ser feliz. En realidad a la naturaleza no le importa un carajo que seas feliz. La naturaleza lo que quiere es que sobrevivas , te reproduzcas y tu estirpe salga adelante. La felicidad no es un objetivo de la naturaleza ni de nuestros genes.
La felicidad es una zanahoria con la que nuestros genes nos hacen cumplir sus objetivos. — Ivan Entusiasmado (@Entusiasmadocom) July 2, 2015
Y ¿cómo consiguen los genes que sobrevivas, te reproduzcas y tu estirpe salga adelante?
Los genes nos llevan de un lugar a otro con pequeñas zanahorias de felicidad. Vamos como los muñecos de los juegos del movil, desplazándonos siempre hacia delante buscando la siguiente fruta que nos de unos cuantos puntos. Si tuviéramos toda la felicidad que necesitamos, no tendríamos interés en movernos. Nos quedaríamos quietos como los adictos en los fumaderos de opio de China.
Los genes ( la naturaleza) necesitan que estemos hambrientos ( “stay hungry stay foolish”) deseosos de encontrar un poco de felicidad más.
Y los genes necesitan que nos fijemos en lo negativo. Porque de ahí nacen los peligros. Ahora no hay demasiados peligros para nuestra supervivencia ni la supervivencia de nuestros hijos, pero en el momento en que se comenzó a formar el cerebro humano sí los había. El peligro no era olvidarte del cumpleaños de tu pareja, el peligro era encontrarte con un tigre con hambre.
Tenemos una tendencia a ser negativos porque es una buena estrategia para mantenernos vivos. ( lo que se llama el “sesgo de la negatividad”) Imagina que tuvieras un hijo y lo mandaras a la edad de piedra ¿qué le dirías? ¿disfruta del paisaje?, o ¿ten cuidado con los tigres de los dientes de sable? Estoy insistiendo demasiado en los tigres. Y además ahora con dientes de sable. Bueno pues imagínate un jaguar. Un cocodrilo. Lo más parecido que puedes encontrar a un cocodrilo hoy en día es un polo de Lacoste. Ya no es necesario ser tan negativo. Pero nuestra programación genética todavía no se ha actualizado.
Somos seres con un software desactualizado. Con un cerebro que sigue en la versión 3.0 desde hace miles de años. Y podemos morirnos si esperamos que los programadores saquen una nueva versión. Como los foros de usuarios de programas que han dejado de ser actualizados, necesitamos crear nosotros mismos la actualización que la empresa va a tardar milenios ( literalmente ) en sacar.
¿Qué podemos hacer para superar nuestra programación genética?
Los planes de nuestros genes y nuestros planes.
Nuestra mente está configurada para conseguir que cumplamos los objetivos de nuestros genes. Y los objetivos de nuestros genes son que sobrevivamos, nos reproduzcamos y cuidemos de nuestra descendencia.
Pero somos un animal listo. Mucho más listo que todos los demás. Existen muchos casos en que burlamos los deseos de nuestros genes. Queremos acostarnos con alguien sin tener hijos y usamos un preservativo. El plan de los genes es que sintamos deseo sexual y acabemos teniendo un niño. Pero usamos el preservativo para librarnos de la tiranía de los genes y disfrutar del sexo recreativo. O del sexo por amor, pero sin descendencia.
Hacer lo que dictan los genes es ir a favor de corriente. Puedes ir contra la corriente, pero has de ser muy listo. ¿Has visto alguna vez a una persona ir en piragüa bajando un río? ¿Y subiendo el río? Es mucho más difícil subir, pero lo puedes hacer si aprovechas las corrientes que se forman detrás de las piedras.
¿Entonces cómo podemos vencer la tendencia a la negatividad de nuestros genes?
Para descubrirlo, tenemos que ir al cuarto oscuro.
El cuarto oscuro de la atención.
Ya te lo decían en el colegio. Tienes que prestar atención. Pero tienes que prestar atención a las cosas adecuadas.
No hay nada tan importante como la atención ( Bueno el corazón. Y quizá los pulmones, y el estómago.. bueno ya me entiendes, me gusta un poco exagerar) La atención es la que mueve los sentimientos. Solo provoca tus sentimientos aquello a lo que prestas atención. Puedes ir en el metro y una persona te está enseñando el dedo del medio, pero mientras no tengas la atención puesta en él, no cambia cómo te sientes. Eso sí, como le prestes atención…
La atención es como una linterna que se mueve por un inmenso cuarto oscuro. En cada momento solo parecen existir los objetos iluminados por la linterna. Y solo por el lado por el que los iluminas. Puedes iluminar las cosas negativas o las positivas. Y las puedes iluminar de manera que se vea su lado más negativo o su lado más positivo.
Perder un vuelo , por ejemplo, tiene muchos lados negativos. Puedes poner tu atención en ellos. Te retrasas en llegar a tu destino, tienes que esperar, se le crea una molestia a la persona que te iba a recoger, quizá no llegues a tiempo de tomar el autobús. Pero también puedes poner tu atención en lo positivo. Puedes comer en ese momento, puedes explorar un poco lo que hay en el aeropuerto, puedes seguir un rato conectado a internet. Sí, es algo mínimo, pero existen siempre casi siempre lados positivos.
Que tú ilumines un lugar u otro con la linterna no cambia las cosas. Las cosas son como son. Lo que cambia es tu manera de mirarlas, y cómo te sientes.
Parece bastante sensato elegir mirar el lado positivo. Quizá no siempre pero sí la mayoría de las veces ( al menos 3 veces por cada vez que mires el lado negativo según algún estudio)
Pero ahora te estarás preguntando ¿Cómo dejar de ser negativo si estás preparado para buscar problemas?
La atención y las preguntas.
Acabo de hacer una pregunta: ¿Cómo dejar de ser negativo si estás preparado para buscar problemas? Y solo con esa pregunta tu mente ha empezado a pensar en la manera de conseguirlo. La pregunta señala un camino y la atención lo sigue.
Controlamos la atención por las preguntas que nos hacemos. Lo que pasa es que en la mayor parte de las ocasiones no somos conscientes de las preguntas que nos hacemos, porque las hacemos de manera oculta.
Hay una pregunta que nos hacemos casi cada vez que pasa algo.
¿Qué es lo malo de esto?
No nos damos cuenta, pero nos hacemos esa pregunta constantemente. Perdemos el autobús y nos preguntamos: “¿qué es lo malo de esto?” No eres consciente de ello, pero ocurre. Y preguntarte eso es enfocar tu atención al rincón donde están las cosas negativas. Piensas : “Tenía que estar a tiempo en el trabajo”, “ahora no vendrá otro autobús en 20 minutos”, “hace calor”. No verás nada bueno. No hay ninguna respuesta buena a la pregunta de “¿qué es lo malo de esto?”
Así que no hay que cambiar las respuestas, sino cambiar las preguntas. Sobre todo las preguntas por defecto, las que nos hacemos sin ser siquiera conscientes de que nos estamos preguntando algo.
Qué ocurriría si cambiaras esa pregunta por otra. Si cada vez que te pasa algo pensaras “¿qué es lo bueno de esto?”.
Qué pasaría si cada día te preguntaras : “¿Cuáles son los motivos por los que eres feliz?”
Somos felices porque tenemos costumbres que nos hacen felices. Somos infelices porque tenemos costumbres que nos hacen infelices.
— Ivan Entusiasmado (@Entusiasmadocom) July 2, 2015
Cambia tus preguntas y cambiarás tu estado de ánimo.
Tenía un compañero en clase al que le gustaba su poderosa voz. Para hacerlo siempre repetía la misma frase, dándoselas de interesante: “Me alegro de que me haga esa pregunta”.
Yo también quiero alegrarme de las preguntas que me hago.
Te propongo dos cosas, dos intenciones de implementación.
Todas las mañanas pregúntate: “¿Por qué eres feliz?
Cada vez que ocurra algo que no esperabas pregúntate
“¿Cómo voy a hacer que esto sea positivo?”
Y si eres incapaz de encontrar una respuesta a esa pregunta usa otra
“¿Cómo voy a hacer que esto sea lo menos malo posible?”
Ahora que has leído esta entrada puedes empezar a practicar. Dime: ¿por qué eres feliz?.
Por que tengo todo lo que necesito y voy camino de tener sólo lo que necesito donde lo quiero.
Gracias Iván, una gran entrada, enorme.
Si, muy buena entrada, en verdad.
Muchas Gracias!