Curso relaciones sociales 7. Práctica emociones negativas.

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Durante esta semana he estado considerando el efecto de las emociones negativas a que me referí en el capítulo 7 del curso de relaciones sociales y la solución a las mismas. 

Un interesante caso práctico ha sido estudiando mi reacción a un suceso no deseado.

1. En un primer momento mi reacción fue no aceptar el resultado contrario a mis intereses. Fue una reacción involuntaria, porque había olvidado la práctica del curso y había perdido la presencia en el momento.  Cuando algo ha ocurrido, todo el tiempo que pase hasta que aceptes una situación es tiempo de sufrimiento gratuito. Tarde o temprano lo has de aceptar. Así que mejor aceptarlo antes.

2. Posteriormente es necesario pasar por el sentimiento que corresponda, en este caso una cierta decepción. Muchas veces se habla de la importancia de estar presente durante el sentimiento negativo e integrarse en él. Sin embargo creo que es esencial, ser capaz de separarse de ese sentimiento y darse cuenta de que el sentimiento no eres tú.  

Más que ser uno con el sentimiento yo creo que sería recomendable adoptar la posición de un observador que mira el sentimiento con una cierta distancia, como el que contempla un oso rugir en su jaula. Obviamente no es nada fácil, aunque quizá pueda ser más sencillo cuando llevemos algo de tiempo con el sentimiento y haya remitido un poco. 

3. Lo que creo que sí es fundamental es la reinterpretación. Si nos quedamos en sentir lo negativo solamente, no nos encontraremos del todo bien. Es necesario buscar la manera de realinear nuestros pensamientos de forma que no veamos el sentimiento de manera tan negativa.

Plantéate las siguientes preguntas:

¿Es posible que ese suceso no sea tan negativo como pensabas?

¿Es posible que ese suceso pudiera tener algún efecto positivo?

¿Es posible que los efectos sean más limitados de lo que pensabas?

A veces una idea absurda es mejor que ninguna idea. Hay pensamientos que te pueden parecer un consuelo tonto, pero que de alguna manera contribuyen a que te sientas mejor. Hay mucho de verdad en lo de  “no hay mal que por bien no venga”. Se trata tan solo de descubrir el bien, por mínimo que sea que te pueda poner de mejor humor.

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