No creo que haya muchas dudas en esta página del poder del entusiasmo y de que me parece un elemento fundamental para todos los campos de la vida. Y posiblemente de manera intuitiva todos consideramos que el entusiasmo es muy positivo para nosotros mismos y como nos perciben los demás.
Sin embargo no es frecuente ver pruebas de los efectos del entusiasmo. Por suerte en su libro ” The Tell: The Little Clues That Reveal Big Truths about Who We Are” Stephen Ceci nos ofrece un experimento sobre los efectos del entusiasmo.
El profesor Ceci hizo una prueba en los dos semestres en que se divide su clase anual. En los dos semestres utilizó exactamente los mismos materiales, el mismo libro, las mismas conferencias, las mismas diapositivas, videos y transparencias, tuvo las mismas horas de oficina, puso los mismos tipos de exámenes, tuvo la misma política de calificación. Incluso escuchó sus clases gradabas de las lecturas de otoño y las intentó memorizar para realizarlas en el semestre de primavera. También busco que el tipo de alumnos fuera igual.
En resumen hizo todo exactamente igual en los dos semestres, con una diferencia. En el segundo semestre dio las clases moviendo las manos y modulando su voz.
¿Cuál fue el resultado?
El resultado fue que los alumnos valoraron más las clases del segundo semestre. Eso no resulta demasiado sorprendente. Pero lo sorprendente es que no solamente valoraron mejor la actuación del profesor sino que también valoraron mejor otras cosas como lo que habían aprendido, la claridad de las metas, la justicia en las calificaciones, la calidad de los textos y en general la impresión del curso.
¿Qué quiere decir eso?
Lo que quiere decir es que el entusiasmo produce un efecto que no solamente es directo en cuanto a la persona de la que emana el entusiasmo, sino que también es indirecto, y se extiende a toda la situación.
Haz la prueba. Hagas lo que hagas hoy o mañana, haz exactamente lo mismo pero con un extra de entusiasmo y descubre los efectos que se producen a tu alrededor.